¡Ay, Dios mío! La bronca con la Caja Colorada nunca termina, ¿verdad, maes? Ahora resulta que los directivos de la CCSS se andan luciendo con unos “recesos” misteriosos durante las sesiones. Como si fueran a tomar café en el parque, pero en lugar de eso, ¡andan decidiendo cosas importantísimas lejos de nuestros ojos!
La jugada es simple: desde el 2023, dicen que las reuniones se transmiten en vivo, pero ‘excluyen’ esos momentos donde hablan de temas que, pa’ colmo, ¡son de nuestro interés!
Y ojo, porque no hablamos de cositas menores. Aquí estamos hablando de viajes lujosos –como el de la presidenta Mónica Taylor a Malasia, ¡con 13 lucas!,– salarios, la construcción de hospitales que parecen sacados de una película de terror, sistemas informáticos que dan más problemas que soluciones, y hasta el lío del caso Barrenador. Todo esto, ¿se imaginan?, se discute en esos recesos donde nadie sabe qué se diga.
¿Se dan cuenta del maje que está esto? Básicamente, están encontrando la forma de evadir la transparencia. Se juntan, se ponen a platicar, llegan a acuerdos listos para votar... y nosotros, los ciudadanos, quedamos viendo la tele, sin saber ni cómo se llegó a esas decisiones. ¡Es como un juego de cartas donde no te enseñan las reglas!
Un ejemplo claro fue lo del viaje de Mónica Taylor. Entre mociones, votos en contra y mucho rifirie, terminaron decidiendo no investigar a fondo si el permiso que le dio Chaves vía correo era legal. Y así, seguimos preguntándonos: ¿quién vigila a los que supuestamente nos protegen?
Luego tenemos el tema del ERP-SAP, que parece maldición. Después de tanto dinero invertido, sigue siendo un dolor de cabeza. Y entre mociones para revisar datos y recesos de “unos cinco minutitos”, que terminan durando más que un partido de fútbol, la cosa se pone más turbia. Con la exdirectiva Martha Rodríguez tratando de ponerle candela a la cosa y Juan Manuel Delgado pidiendo un receso “solo nosotros… y Laura”.
Y ni hablar del hospital de Cartago, brete que parece no tener fin. En medio de discusiones sobre quién se encarga del proyecto, decidieron pedir un “momentito” de diez minutos… ¡que se alargó casi media hora! Mientras tanto, nosotros, los patiños, seguíamos esperando que nos construyeran un hospital decente. Diay, qué situación...
Todo esto nos lleva a cuestionarnos: ¿hasta dónde llegará esta cultura del secreto dentro de la CCSS? ¿Será que necesitamos leyes más estrictas para garantizar la transparencia en la gestión de los recursos públicos? O tal vez, nos conformemos con seguir escuchando promesas y viendo cómo los directivos se toman sus ‘recesos’ a nuestra costa. ¿Ustedes creen que realmente podemos exigirles cuentas o es que estamos condenados a vivir en la oscuridad?
La jugada es simple: desde el 2023, dicen que las reuniones se transmiten en vivo, pero ‘excluyen’ esos momentos donde hablan de temas que, pa’ colmo, ¡son de nuestro interés!
Y ojo, porque no hablamos de cositas menores. Aquí estamos hablando de viajes lujosos –como el de la presidenta Mónica Taylor a Malasia, ¡con 13 lucas!,– salarios, la construcción de hospitales que parecen sacados de una película de terror, sistemas informáticos que dan más problemas que soluciones, y hasta el lío del caso Barrenador. Todo esto, ¿se imaginan?, se discute en esos recesos donde nadie sabe qué se diga.
¿Se dan cuenta del maje que está esto? Básicamente, están encontrando la forma de evadir la transparencia. Se juntan, se ponen a platicar, llegan a acuerdos listos para votar... y nosotros, los ciudadanos, quedamos viendo la tele, sin saber ni cómo se llegó a esas decisiones. ¡Es como un juego de cartas donde no te enseñan las reglas!
Un ejemplo claro fue lo del viaje de Mónica Taylor. Entre mociones, votos en contra y mucho rifirie, terminaron decidiendo no investigar a fondo si el permiso que le dio Chaves vía correo era legal. Y así, seguimos preguntándonos: ¿quién vigila a los que supuestamente nos protegen?
Luego tenemos el tema del ERP-SAP, que parece maldición. Después de tanto dinero invertido, sigue siendo un dolor de cabeza. Y entre mociones para revisar datos y recesos de “unos cinco minutitos”, que terminan durando más que un partido de fútbol, la cosa se pone más turbia. Con la exdirectiva Martha Rodríguez tratando de ponerle candela a la cosa y Juan Manuel Delgado pidiendo un receso “solo nosotros… y Laura”.
Y ni hablar del hospital de Cartago, brete que parece no tener fin. En medio de discusiones sobre quién se encarga del proyecto, decidieron pedir un “momentito” de diez minutos… ¡que se alargó casi media hora! Mientras tanto, nosotros, los patiños, seguíamos esperando que nos construyeran un hospital decente. Diay, qué situación...
Todo esto nos lleva a cuestionarnos: ¿hasta dónde llegará esta cultura del secreto dentro de la CCSS? ¿Será que necesitamos leyes más estrictas para garantizar la transparencia en la gestión de los recursos públicos? O tal vez, nos conformemos con seguir escuchando promesas y viendo cómo los directivos se toman sus ‘recesos’ a nuestra costa. ¿Ustedes creen que realmente podemos exigirles cuentas o es que estamos condenados a vivir en la oscuridad?