¡Ay, mi gente! El dolarcito anda haciendo de las suyas, jugando al escondite con nosotros. Hace unas semanas, parecía que iba a quedarse quietito por ahí de los ¢500, hasta le hacíamos agua boca pensando en qué cosas podíamos comprarnos con eso. Pero resulta que este muchacho tiene otras ideas y se nos está escapando poquito a poco, dejándonos con la duda de si esto se va a poner peor o si es solo un piquiño de loca.
Y es que, según el Observatorio Económico y Social de la U., esto no es novedad. Dicen que esta bajada del dólar es normalcita a finales de año, pura temporada, pero los números hablan claro: hemos roto récords. El 4 de diciembre ya llegamos a los ¢488,06, ¡una cifra que ni en Monex se acordaban que existía! Y pa' remate, el Banco Central tuvo que meterle mano, comprar unos $114,9 millones, porque sino, dicen los expertos, el dolarcito se hubiera ido todavía más abajo. ¡Imagínense!
Ahora, la vaina es que si esto se arrastra, nos pueden salir royos. Los exportadores, esos que trabajan duro vendiendo nuestros productos afuera, están sudando la gota gorda. Porque si el colón está muy fuchi, sus productos les salen más caros a los extranjeros, y ahí pierden terreno con otros países. Imaginen la bronca, el mae se mata trabajando pa’ que luego el negocio se vaya al traste por culpa de un dólar rebelde. Los turistas tampoco se quedan exentos; aunque puedan aprovechar para gastar menos, los negocios que dependen de ellos sienten el pinchazo.
Pero ojo, no todo es tan negro. Para los importadores, pa’ nosotros los consumidores, y pa’ los que tienen deudas en dólares, esto es como encontrar billete en la calle. Podemos comprar más cosas, viajar más seguido, y pagar nuestras deudas con menos esfuerzo. ¡Parece mentira! Pero hay que tomarlo con pinzas, porque, como diría mi abuela, “todo lo bueno dura poco”.
Roxana Morales y Fernando Rodríguez, esos intelectuales de la U., explican que necesitamos ser más estrictos con cómo entran los dólares al país. Que hagan un control más detallado, investiguen de dónde viene todo ese dinero, pa' saber bien qué está pasando y poder manejar la situación con inteligencia. No andar pa'l tante, sino atacar la raíz del problema, ¡diay!
El Estado de la Nación también nos puso el dedo encima, advirtiendo que esta situación podría acabar afectando nuestro crecimiento económico. Lo que significa que podríamos tener problemas con el empleo, con la producción… En resumen, que si no tenemos cuidado, nos podemos encontrar en una situación bastante complicada. Como dicen por ahí, “el que no aprende de la historia, está condenado a repetirla”.
Y hablando de complicaciones, recuerden lo de los créditos en dólares. Si usted piensa adquirir uno ahora que el dólar está bajo, piense dos veces. Porque si el dólar decide cambiar de opinión y subir, su cuota mensual podría aumentar considerablemente, dejándole con el bolsillo agujereado. ¡No se confíe!, el dolarcito es como el clima, cambia rapidísimo. Un préstamo en dólares con la tasa fija parece tentador ahora, pero puede convertirse en un dolor de cabeza si la situación económica da un giro inesperado.
Así que, mi gente, analicemos la situación con calma y reflexionemos: ¿Estamos preparados para afrontar un posible repunte del dólar? ¿Qué medidas deberían tomar tanto el gobierno como el Banco Central para estabilizar la moneda y proteger nuestra economía? ¿Creen que el 'síndrome holandés' podría realmente impactar a Costa Rica?
Y es que, según el Observatorio Económico y Social de la U., esto no es novedad. Dicen que esta bajada del dólar es normalcita a finales de año, pura temporada, pero los números hablan claro: hemos roto récords. El 4 de diciembre ya llegamos a los ¢488,06, ¡una cifra que ni en Monex se acordaban que existía! Y pa' remate, el Banco Central tuvo que meterle mano, comprar unos $114,9 millones, porque sino, dicen los expertos, el dolarcito se hubiera ido todavía más abajo. ¡Imagínense!
Ahora, la vaina es que si esto se arrastra, nos pueden salir royos. Los exportadores, esos que trabajan duro vendiendo nuestros productos afuera, están sudando la gota gorda. Porque si el colón está muy fuchi, sus productos les salen más caros a los extranjeros, y ahí pierden terreno con otros países. Imaginen la bronca, el mae se mata trabajando pa’ que luego el negocio se vaya al traste por culpa de un dólar rebelde. Los turistas tampoco se quedan exentos; aunque puedan aprovechar para gastar menos, los negocios que dependen de ellos sienten el pinchazo.
Pero ojo, no todo es tan negro. Para los importadores, pa’ nosotros los consumidores, y pa’ los que tienen deudas en dólares, esto es como encontrar billete en la calle. Podemos comprar más cosas, viajar más seguido, y pagar nuestras deudas con menos esfuerzo. ¡Parece mentira! Pero hay que tomarlo con pinzas, porque, como diría mi abuela, “todo lo bueno dura poco”.
Roxana Morales y Fernando Rodríguez, esos intelectuales de la U., explican que necesitamos ser más estrictos con cómo entran los dólares al país. Que hagan un control más detallado, investiguen de dónde viene todo ese dinero, pa' saber bien qué está pasando y poder manejar la situación con inteligencia. No andar pa'l tante, sino atacar la raíz del problema, ¡diay!
El Estado de la Nación también nos puso el dedo encima, advirtiendo que esta situación podría acabar afectando nuestro crecimiento económico. Lo que significa que podríamos tener problemas con el empleo, con la producción… En resumen, que si no tenemos cuidado, nos podemos encontrar en una situación bastante complicada. Como dicen por ahí, “el que no aprende de la historia, está condenado a repetirla”.
Y hablando de complicaciones, recuerden lo de los créditos en dólares. Si usted piensa adquirir uno ahora que el dólar está bajo, piense dos veces. Porque si el dólar decide cambiar de opinión y subir, su cuota mensual podría aumentar considerablemente, dejándole con el bolsillo agujereado. ¡No se confíe!, el dolarcito es como el clima, cambia rapidísimo. Un préstamo en dólares con la tasa fija parece tentador ahora, pero puede convertirse en un dolor de cabeza si la situación económica da un giro inesperado.
Así que, mi gente, analicemos la situación con calma y reflexionemos: ¿Estamos preparados para afrontar un posible repunte del dólar? ¿Qué medidas deberían tomar tanto el gobierno como el Banco Central para estabilizar la moneda y proteger nuestra economía? ¿Creen que el 'síndrome holandés' podría realmente impactar a Costa Rica?