Ay, mi armiño, quién diría que íbamos a estar entrevistando a uno de los cabecillas del cibercrimen más buscados del planeta. Después de tantísimos artículos y documentales, llegó el momento de sentarnos a platicar con Vyacheslav Penchukov, alias 'Tank'. Imagínate la movida: ir a Colorado, a una prisión, y encontrarte cara a cara con un tipo que causó dolores de cabeza a las fuerzas policiales de medio mundo. ¡Un verdadero tochazo!
Penchukov, originario de Ucrania, escaló posiciones en el submundo digital no precisamente por su virtuosismo técnico –aunque también tenía –, sino por su don de gentes, dicen. Un mae que hacía amigos facilísimo. Se rumorea que esa habilidad para conectar con la gente fue clave para esquivar a la poli por tanto tiempo. Estuvo en la lista de los más buscados del FBI por casi una década, liderando pandillas distintas en distintos momentos de la historia del cibercrimen global. Una vara rara, hablando con alguien de ese calibre, responsable de tanto lío económico.
La entrevista, que fue parte de la serie de podcasts Cyber Hack: Evil Corp, fue exclusiva, la primera que Penchukov le da a alguien. Nos abrió las puertas a cómo funcionan esas bandas de ciberdelincuentes, qué andan pensando esos hackers y nos soltó unos datos jugosos sobre los que todavía andan sueltos, incluyendo al presunto líder del grupo ruso Evil Corp, ese que anda causando revolución con sus ataques y que ya tiene sanciones pegadas de varios países. ¡Un cartel!
La historia de cómo lo agarraron es digna de película. En 2022, en Suiza, la poli lo atrapó en medio de la calle, frente a sus propios hijos. Dice que fue un exceso: francotiradores en el techo, esposas, bolsa en la cabeza… ¡imagínate el susto de los chamacos! Él, con razón, siente rencor por el trato que le dieron. Sus miles de víctimas alrededor del mundo, probablemente tendrían otra opinión, considerando que Penchukov y sus compinches les robaron millones de dólares.
Al principio de los años 2000, él y la tristemente célebre banda Jabber Zeus se lucieron con tecnologías innovadoras para vaciar cuentas bancarias de pymes, municipios e incluso organizaciones benéficas. ¡Qué despiche! Las víctimas veían cómo sus ahorros se esfumaban, cómo sus negocios se hundían. Solo en Reino Unido, más de 600 sufrieron pérdidas millonarias. Luego, entre 2018 y 2022, Penchukov le puso pañuelo a cosas más grandes, sumándose al negocio del ransomware, atacando corporaciones internacionales e inclusive hospitales.
Pero lo curioso es que, estando ahí metido en la cárcel, Penchukov se mantiene de muy buen ánimo. Le va súper bien. Entrena pesado, está aprendiendo francés e inglés (con un diccionario ruso-inglés siempre a mano), y hasta está sacando diplomas universitarios. Claro, con gusto le pregunté si era inteligente. “No tanto,” bromeó, “estoy en la cárcel.” La prisión de Englewood, con sus buenos servicios y sus vistas a las Montañas Rocosas, parece que le está gustando. ¡Un brete para reflexionar, vaya!
Antes de meterse al cibercrimen, Penchukov hackeaba para encontrar trampas en videojuegos como FIFA 99 y Counter-Strike. Con el tiempo se convirtió en el líder de Jabber Zeus, utilizando el malware Zeus y la plataforma Jabber para coordinar sus fechorías. Trabajaba con un grupo selecto de hackers, incluidos Maksim Yakubets, un ruso que después fue sancionado por Estados Unidos por liderar Evil Corp. De jugar a videojuegos a robarle a la gente, ¡cambio radical, diay!
Ahora, con más de dos condenas y una deuda de 54 millones de dólares con las víctimas, Penchukov parece haber cambiado de tercio. Aunque asegura haberse reformado y haber pagado sobornos a funcionarios corruptos en Ucrania, no logra evitar las críticas por el daño causado. ¿Será que realmente se arrepiente de lo que hizo, o simplemente está buscando justificar sus acciones? Considerando toda la movida, dime tú, compa: ¿crees que un ciberdelincuente como Penchukov puede llegar a redimirse completamente, o es imposible borrar el rastro de sus crímenes?
Penchukov, originario de Ucrania, escaló posiciones en el submundo digital no precisamente por su virtuosismo técnico –aunque también tenía –, sino por su don de gentes, dicen. Un mae que hacía amigos facilísimo. Se rumorea que esa habilidad para conectar con la gente fue clave para esquivar a la poli por tanto tiempo. Estuvo en la lista de los más buscados del FBI por casi una década, liderando pandillas distintas en distintos momentos de la historia del cibercrimen global. Una vara rara, hablando con alguien de ese calibre, responsable de tanto lío económico.
La entrevista, que fue parte de la serie de podcasts Cyber Hack: Evil Corp, fue exclusiva, la primera que Penchukov le da a alguien. Nos abrió las puertas a cómo funcionan esas bandas de ciberdelincuentes, qué andan pensando esos hackers y nos soltó unos datos jugosos sobre los que todavía andan sueltos, incluyendo al presunto líder del grupo ruso Evil Corp, ese que anda causando revolución con sus ataques y que ya tiene sanciones pegadas de varios países. ¡Un cartel!
La historia de cómo lo agarraron es digna de película. En 2022, en Suiza, la poli lo atrapó en medio de la calle, frente a sus propios hijos. Dice que fue un exceso: francotiradores en el techo, esposas, bolsa en la cabeza… ¡imagínate el susto de los chamacos! Él, con razón, siente rencor por el trato que le dieron. Sus miles de víctimas alrededor del mundo, probablemente tendrían otra opinión, considerando que Penchukov y sus compinches les robaron millones de dólares.
Al principio de los años 2000, él y la tristemente célebre banda Jabber Zeus se lucieron con tecnologías innovadoras para vaciar cuentas bancarias de pymes, municipios e incluso organizaciones benéficas. ¡Qué despiche! Las víctimas veían cómo sus ahorros se esfumaban, cómo sus negocios se hundían. Solo en Reino Unido, más de 600 sufrieron pérdidas millonarias. Luego, entre 2018 y 2022, Penchukov le puso pañuelo a cosas más grandes, sumándose al negocio del ransomware, atacando corporaciones internacionales e inclusive hospitales.
Pero lo curioso es que, estando ahí metido en la cárcel, Penchukov se mantiene de muy buen ánimo. Le va súper bien. Entrena pesado, está aprendiendo francés e inglés (con un diccionario ruso-inglés siempre a mano), y hasta está sacando diplomas universitarios. Claro, con gusto le pregunté si era inteligente. “No tanto,” bromeó, “estoy en la cárcel.” La prisión de Englewood, con sus buenos servicios y sus vistas a las Montañas Rocosas, parece que le está gustando. ¡Un brete para reflexionar, vaya!
Antes de meterse al cibercrimen, Penchukov hackeaba para encontrar trampas en videojuegos como FIFA 99 y Counter-Strike. Con el tiempo se convirtió en el líder de Jabber Zeus, utilizando el malware Zeus y la plataforma Jabber para coordinar sus fechorías. Trabajaba con un grupo selecto de hackers, incluidos Maksim Yakubets, un ruso que después fue sancionado por Estados Unidos por liderar Evil Corp. De jugar a videojuegos a robarle a la gente, ¡cambio radical, diay!
Ahora, con más de dos condenas y una deuda de 54 millones de dólares con las víctimas, Penchukov parece haber cambiado de tercio. Aunque asegura haberse reformado y haber pagado sobornos a funcionarios corruptos en Ucrania, no logra evitar las críticas por el daño causado. ¿Será que realmente se arrepiente de lo que hizo, o simplemente está buscando justificar sus acciones? Considerando toda la movida, dime tú, compa: ¿crees que un ciberdelincuente como Penchukov puede llegar a redimirse completamente, o es imposible borrar el rastro de sus crímenes?