¿Los países "democráticos" qué conclusiones pueden sacar de sus respectivas legislaciones?
Al parecer, la ilegalidad genera victimización y esto ha constituido un caballo de batalla para quienes se adhieren a estas ideologías. La idea de que todos conspiran en contra de X sin duda atrae a un nutrido grupo de individuos insensatos. Los mártires son una estrategia publicitaria muy efectiva.
Por otro lado, la igualdad real expone el sistema democrático como una farsa, toda vez que reconoce dentro de sí mismo partidos políticos que conspiran abiertamente contra su permanencia, con lo cual se vulnera la inalienabilidad de ciertos derechos que en teoría deberían gozar todos los individuos.
La censura quizás sea útil, pero esa situación igualmente nos pone en una situación tecnocrática que a fin de cuentas relega la integridad del sistema a una élite que tiene el privilegio de decidir cuales partidos políticos son permitidos y cuales partidos no.
La libertad irrestricta al parecer no ha sido muy efectiva para erradicar las ideologías intolerantes, lo cual es evidente para el caso de los EEUU, que en este escenario ha llegado a convertirse en un oasis de vividores amparados por los beneficios que la primera enmienda les otorga.
Igualmente, políticas más restrictivas para el caso Europeo no han llevado a resultados diametralmente distintos en cuanto al crecimiento de ideologías antidemocráticas, con la diferencia de que Europa al ver en picada muchos de sus partidos tradicionales quizás sea más vulnerable ante la amenaza del fascismo. Pero igualmente es de notar el hecho de que el viejo continente ha adoptado esas medidas en épocas recientes y no como una política sostenida de varios años.
Al parecer, la ilegalidad genera victimización y esto ha constituido un caballo de batalla para quienes se adhieren a estas ideologías. La idea de que todos conspiran en contra de X sin duda atrae a un nutrido grupo de individuos insensatos. Los mártires son una estrategia publicitaria muy efectiva.
Por otro lado, la igualdad real expone el sistema democrático como una farsa, toda vez que reconoce dentro de sí mismo partidos políticos que conspiran abiertamente contra su permanencia, con lo cual se vulnera la inalienabilidad de ciertos derechos que en teoría deberían gozar todos los individuos.
La censura quizás sea útil, pero esa situación igualmente nos pone en una situación tecnocrática que a fin de cuentas relega la integridad del sistema a una élite que tiene el privilegio de decidir cuales partidos políticos son permitidos y cuales partidos no.
La libertad irrestricta al parecer no ha sido muy efectiva para erradicar las ideologías intolerantes, lo cual es evidente para el caso de los EEUU, que en este escenario ha llegado a convertirse en un oasis de vividores amparados por los beneficios que la primera enmienda les otorga.
Igualmente, políticas más restrictivas para el caso Europeo no han llevado a resultados diametralmente distintos en cuanto al crecimiento de ideologías antidemocráticas, con la diferencia de que Europa al ver en picada muchos de sus partidos tradicionales quizás sea más vulnerable ante la amenaza del fascismo. Pero igualmente es de notar el hecho de que el viejo continente ha adoptado esas medidas en épocas recientes y no como una política sostenida de varios años.