¡Qué carga, pura sorpresa nos llevamos este viernes! El dólar se fue pa’ abajo, más rápido de lo que Don Chepe corre cuando le gritan '¡Cafecito!' Cerró en ¢492,48, un precio que ni mi abu recordaba de cuando todavía usábamos las minidevaluaciones. Parece mentira, pero estamos hablando de niveles que no se veían desde el lejano 2006. Un maremoto en el mercado cambiario que, díganlo ustedes, está sacudiendo a todos los sectores.
Y ojo, porque esto no es una simple fluctuación. Llevamos tres semanas seguidas viendo al dólar perdiendo terreno, dejando atrás los ¢500 como quien se quita un clavo viejo. Los economistas más experimentados estaban boquiabiertos, afirmando que este cierre semanal superó cualquier expectativa. Recordando tiempos pasados, nos remontamos a abril de 2008, cuando el dólar rozó los ¢492,57; pero ahora, la cosa pinta diferente.
Durante toda la semana, vimos cómo la divisa bajaba sesión tras sesión, acumulando una caída que deja pensando. Empezó la semana en ¢497,34 y terminó dando un susto a más de uno con esos ¢492,48 finales. Pero ¿a quién le pega esta caída, y a quién le sale el sol?
Pues ahí es donde viene la parte interesante. Los exportadores, los agricultores que sudan la gota gorda para llevar sus productos al extranjero, las zonas francas que dependen de las divisas… ¡se llevan un buen castigo! Siguen recibiendo casi la misma cantidad de colones que hace 20 años por cada dólar que venden. Qué vara tan injusta para estos compañeros que se rompen el lomo trabajando. También los constructores se ven afectados, ya que muchos proyectos dependen de insumos importados.
Pero no todo es bronca, ¡claro que no! Hay quienes celebran esta noticia con champán. Quienes tengan créditos en dólares, pero ganen en colones, van a respirar tranquilos. Las cuotas bajan, el costo del endeudamiento disminuye... ¡una bendición! Además, los que planean comprarse un viaje a Europa o importar algún chunche, verán cómo sus bolsillos se estiran un poquito más. ¡Qué tuanis!
Y aquí viene el factor Banco Central. Este mae jugó un papel clave en esta historia. Durante la sesión del lunes 24 de noviembre, se movieron montones de dólares – unos $142,1 millones, para ser exactos. El Banco Central compró $16 millones para ayudar al Sector Público No Bancario, y otros $114,9 millones en operaciones propias para fortalecer nuestras reservas internacionales. ¡Qué nivel de intervención! Al parecer, esta jugada dejó el tipo de cambio en picada, bajando ¢1,37 solo ese día.
El Central mismo aclaró que, de no haber realizado estas compras, la caída podría haber sido aún más pronunciada. A lo largo de la semana, siguieron adquiriendo dólares: $64,7 millones para el sector público y $180,9 millones para reforzar las reservas. Su estrategia parece clara: seguir comprando mientras haya lana disponible para blindar el país ante cualquier eventualidad. ¡Eso sí que es estar a cargo!
Ahora bien, si vas a cambiar billetes en una guanaca, ten presente que los precios varían bastante dependiendo de la entidad. Como dicen por ahí, cada banco juega sus cartas. Puedes encontrar precios de venta entre ¢494,79 y ¢583,49, y precios de compra entre ¢402,24 y ¢491. Así que te recomiendo comparar antes de decidirte, mae. Entonces, considerando todas estas variables y movimientos en el mercado, ¿crees que esta caída sostenida del dólar beneficiará realmente a la economía costarricense a largo plazo, o hay trampas ocultas en el camino? Déjanos tus opiniones en el foro.
Y ojo, porque esto no es una simple fluctuación. Llevamos tres semanas seguidas viendo al dólar perdiendo terreno, dejando atrás los ¢500 como quien se quita un clavo viejo. Los economistas más experimentados estaban boquiabiertos, afirmando que este cierre semanal superó cualquier expectativa. Recordando tiempos pasados, nos remontamos a abril de 2008, cuando el dólar rozó los ¢492,57; pero ahora, la cosa pinta diferente.
Durante toda la semana, vimos cómo la divisa bajaba sesión tras sesión, acumulando una caída que deja pensando. Empezó la semana en ¢497,34 y terminó dando un susto a más de uno con esos ¢492,48 finales. Pero ¿a quién le pega esta caída, y a quién le sale el sol?
Pues ahí es donde viene la parte interesante. Los exportadores, los agricultores que sudan la gota gorda para llevar sus productos al extranjero, las zonas francas que dependen de las divisas… ¡se llevan un buen castigo! Siguen recibiendo casi la misma cantidad de colones que hace 20 años por cada dólar que venden. Qué vara tan injusta para estos compañeros que se rompen el lomo trabajando. También los constructores se ven afectados, ya que muchos proyectos dependen de insumos importados.
Pero no todo es bronca, ¡claro que no! Hay quienes celebran esta noticia con champán. Quienes tengan créditos en dólares, pero ganen en colones, van a respirar tranquilos. Las cuotas bajan, el costo del endeudamiento disminuye... ¡una bendición! Además, los que planean comprarse un viaje a Europa o importar algún chunche, verán cómo sus bolsillos se estiran un poquito más. ¡Qué tuanis!
Y aquí viene el factor Banco Central. Este mae jugó un papel clave en esta historia. Durante la sesión del lunes 24 de noviembre, se movieron montones de dólares – unos $142,1 millones, para ser exactos. El Banco Central compró $16 millones para ayudar al Sector Público No Bancario, y otros $114,9 millones en operaciones propias para fortalecer nuestras reservas internacionales. ¡Qué nivel de intervención! Al parecer, esta jugada dejó el tipo de cambio en picada, bajando ¢1,37 solo ese día.
El Central mismo aclaró que, de no haber realizado estas compras, la caída podría haber sido aún más pronunciada. A lo largo de la semana, siguieron adquiriendo dólares: $64,7 millones para el sector público y $180,9 millones para reforzar las reservas. Su estrategia parece clara: seguir comprando mientras haya lana disponible para blindar el país ante cualquier eventualidad. ¡Eso sí que es estar a cargo!
Ahora bien, si vas a cambiar billetes en una guanaca, ten presente que los precios varían bastante dependiendo de la entidad. Como dicen por ahí, cada banco juega sus cartas. Puedes encontrar precios de venta entre ¢494,79 y ¢583,49, y precios de compra entre ¢402,24 y ¢491. Así que te recomiendo comparar antes de decidirte, mae. Entonces, considerando todas estas variables y movimientos en el mercado, ¿crees que esta caída sostenida del dólar beneficiará realmente a la economía costarricense a largo plazo, o hay trampas ocultas en el camino? Déjanos tus opiniones en el foro.
