¡Ay, Dios mío! La Facultad de Derecho de la UCR está más caliente que gallina atropellada, y todo por el tema de la acreditación. Parece que alguien se le olvidó seguirle el hilo a este brete, y ahora los estudiantes y docentes andan buscando explicación a quién sabe qué.
La cosa es así: la carrera de Derecho en la sede Rodrigo Facio, la única que no está acreditada, lleva tiempo batallando para conseguir ese sello de calidad tanto a nivel nacional como internacional. Se había logrado un acuerdo con la Agencia para la Calidad del Sistema Universitario de Galicia (ACSUG), ¡y todo parecía ir de maravilla! Pero ahí fue cuando empezaron los chinchorros, según cuentan los involucrados.
Jonathan Alfaro, estudiante y asambleísta, nos contó que la profe Marcela Muñoz, quien iba coordinando el papeleo, hizo un trabajo excelente. Al llegar la decana Marcela Moreno a 2021, parece que el asunto se congeló. De repente, la profesora Muñoz salió de la coordinación, se cortó la comunicación con la agencia, y el expediente quedó varado en algún cajón, ¡qué sal!
Lo peor vino después. En 2023, la decanatura le soltó una nota a la rectoría diciendo que la gente de ACSUG pedía 75 becas doctorales, un número astronómico que costaría millones de dólares. ¡Una tremenda carga! Resulta que el profe Walter Antillón le preguntó directamente a la agencia gallega y… ¡sorpresa!, nunca pidieron esas becas. Todo era un invento, dicen.
Esto encendió las alarmas entre estudiantes, profesores y exmagistrados, quienes exigieron una sesión extraordinaria de la Asamblea de Facultad para aclarar la situación. Según el estatuto de la UCR, la decana tiene la obligación de convocarla si al menos el 20% de la asamblea lo solicita, ¡y vaya que lo hicieron! Pero la decana Moreno, sin mediar mucho, suspendió la sesión “indefinidamente” alegando “dudas jurídicas”.
¿Dudas jurídicas?, eso es lo que dice el documento FD-2533-2025. Según la decanatura, hay que analizar la participación de docentes interinos, discutir la acreditación mientras una comisión ya está trabajando en el tema, y otras cosas más. Parece que buscan excusas para evitar darle la pelota a la asamblea y que podamos saber qué está pasando realmente, diay. Esta suspención levanta muchas sospechas porque se percibe como un intento de controlar la información y evitar el escrutinio público.
Además de este lío con la acreditación, la comunidad universitaria también está preocupada por otros temas. Por ejemplo, hace unos meses el edificio de la facultad sufrió una inundación y todavía sigue cerrado, ¡qué torta! También tomaron decisiones como virtualizar las clases de verano sin consultar a la asamblea, lo cual es una falta de respeto y un claro abuso de poder. Esto suma a la sensación de opacidad y falta de transparencia en la gestión de la decanasa.
Ahora, los estudiantes han firmado una carta titulada “Crisis democrática en la facultad de derecho” denunciando la falta de respuestas y la negativa a convocar la sesión solicitada. Dicen que esto pone en peligro los principios básicos de la vida universitaria, donde la deliberación colectiva es fundamental. Entonces me pregunto: ¿Estamos viendo una erosión de la democracia en nuestra propia casa de altos estudios, o simplemente estamos exagerando un poco?
La cosa es así: la carrera de Derecho en la sede Rodrigo Facio, la única que no está acreditada, lleva tiempo batallando para conseguir ese sello de calidad tanto a nivel nacional como internacional. Se había logrado un acuerdo con la Agencia para la Calidad del Sistema Universitario de Galicia (ACSUG), ¡y todo parecía ir de maravilla! Pero ahí fue cuando empezaron los chinchorros, según cuentan los involucrados.
Jonathan Alfaro, estudiante y asambleísta, nos contó que la profe Marcela Muñoz, quien iba coordinando el papeleo, hizo un trabajo excelente. Al llegar la decana Marcela Moreno a 2021, parece que el asunto se congeló. De repente, la profesora Muñoz salió de la coordinación, se cortó la comunicación con la agencia, y el expediente quedó varado en algún cajón, ¡qué sal!
Lo peor vino después. En 2023, la decanatura le soltó una nota a la rectoría diciendo que la gente de ACSUG pedía 75 becas doctorales, un número astronómico que costaría millones de dólares. ¡Una tremenda carga! Resulta que el profe Walter Antillón le preguntó directamente a la agencia gallega y… ¡sorpresa!, nunca pidieron esas becas. Todo era un invento, dicen.
Esto encendió las alarmas entre estudiantes, profesores y exmagistrados, quienes exigieron una sesión extraordinaria de la Asamblea de Facultad para aclarar la situación. Según el estatuto de la UCR, la decana tiene la obligación de convocarla si al menos el 20% de la asamblea lo solicita, ¡y vaya que lo hicieron! Pero la decana Moreno, sin mediar mucho, suspendió la sesión “indefinidamente” alegando “dudas jurídicas”.
¿Dudas jurídicas?, eso es lo que dice el documento FD-2533-2025. Según la decanatura, hay que analizar la participación de docentes interinos, discutir la acreditación mientras una comisión ya está trabajando en el tema, y otras cosas más. Parece que buscan excusas para evitar darle la pelota a la asamblea y que podamos saber qué está pasando realmente, diay. Esta suspención levanta muchas sospechas porque se percibe como un intento de controlar la información y evitar el escrutinio público.
Además de este lío con la acreditación, la comunidad universitaria también está preocupada por otros temas. Por ejemplo, hace unos meses el edificio de la facultad sufrió una inundación y todavía sigue cerrado, ¡qué torta! También tomaron decisiones como virtualizar las clases de verano sin consultar a la asamblea, lo cual es una falta de respeto y un claro abuso de poder. Esto suma a la sensación de opacidad y falta de transparencia en la gestión de la decanasa.
Ahora, los estudiantes han firmado una carta titulada “Crisis democrática en la facultad de derecho” denunciando la falta de respuestas y la negativa a convocar la sesión solicitada. Dicen que esto pone en peligro los principios básicos de la vida universitaria, donde la deliberación colectiva es fundamental. Entonces me pregunto: ¿Estamos viendo una erosión de la democracia en nuestra propia casa de altos estudios, o simplemente estamos exagerando un poco?
