¡Ay, Dios mío! Ya casi estamos en diciembre y la cosa se pone intensa, ¿verdad? Entre luces navideñas, compras locas y planes familiares, a veces olvidamos que nuestro cerebro también necesita un respiro. Este año, más que nunca, la salud mental está tomando protagonismo y los profesionales nos están avisando que no hay que irnos porfiados ni hacer caso omiso a cómo nos sentimos.
Según expertos en psicología, las fiestas de fin de año, aunque suenan a pura alegría y reunión, pueden ser un verdadero estrés para algunas personas. La presión social de tener que aparentar felicidad, el exceso de comida, la falta de sueño y hasta la nostalgia de tiempos pasados pueden desencadenar una bomba emocional. Y sí, wey, todos tenemos nuestros demonios y este tiempo del año puede sacarlos a pasear con sombrero de paja.
La Dra. Ana Yendry Morales, conocida acá en el país por su labor con jóvenes adultos, explica que quienes ya sufren de depresión, ansiedad o burnout pueden experimentar un empeoramiento considerable de sus síntomas. “Ver a todos alrededor celebrando mientras tú te sientes solo o abrumado puede ser muy duro,” comenta la doctora. “Validar esas emociones, entender que está bien sentirse triste o inquieto, es el primer paso para no dejarnos llevar por pensamientos negativos.”
No se trata de cancelar todas las festividades, claro que no. Lo importante es ser conscientes de nuestros límites y buscar ayuda si la necesitamos. La doctora Morales ofrece acompañamiento individualizado para trabajar temas como el duelo, la soledad, los conflictos familiares y el agotamiento emocional. “Muchos llegan sintiéndose culpables por no ‘disfrutar’ de las fiestas, pero eso es precisamente lo que les está pasando factura. Se autoimponen una exigencia imposible.”
Y ahí viene la clave, muchachos: el autocuidado. Tomarse un momento para respirar profundo, desconectarse del celular, hacer ejercicio, pasar tiempo con amigos que realmente te hacen sentir bien... Son pequeñas acciones que marcan la diferencia. Incluso sacar unos minutos pa' sentarse a escuchar música tranquila o leer un buen libro puede ayudar a recargar energías. No es lujo, es necesidad, diay.
Además, es crucial prestar atención a los demás. Un simple saludo o preguntar cómo se sienten puede marcar la diferencia en la vida de alguien que está luchando en silencio. Si notas que algún amigo o familiar está especialmente apagado o preocupado, ofrécele tu apoyo incondicional. A veces, solo necesitan saber que no están solos y que hay alguien que se preocupa por ellos. Recordá, un maíta alegre contagia a otros.
Y hablando de alerta roja, la prevención del suicidio sigue siendo una prioridad. Si estás pensando en hacerte daño o tienes miedo de perder el control, busca ayuda de inmediato. Hay líneas de emergencia disponibles las 24 horas del día y profesionales capacitados para escucharte y ayudarte a superar este momento difícil. No tengas vergüenza, pedir ayuda es señal de fortaleza, no de debilidad. Acércate a un terapeuta, un amigo de confianza, tu familia… cualquier persona que te haga sentir seguro.
Así que, vamos a cerrar este año con responsabilidad y corazón. No nos dejemos llevar por la presión social y priorizaremos nuestra salud mental. ¿Ustedes qué estrategias tienen para cuidar su bienestar emocional durante las fiestas? ¿Han sentido alguna vez que las celebraciones les generan más estrés que alegría? Cuéntenme en los comentarios, ¡me interesa mucho saberlo!
Según expertos en psicología, las fiestas de fin de año, aunque suenan a pura alegría y reunión, pueden ser un verdadero estrés para algunas personas. La presión social de tener que aparentar felicidad, el exceso de comida, la falta de sueño y hasta la nostalgia de tiempos pasados pueden desencadenar una bomba emocional. Y sí, wey, todos tenemos nuestros demonios y este tiempo del año puede sacarlos a pasear con sombrero de paja.
La Dra. Ana Yendry Morales, conocida acá en el país por su labor con jóvenes adultos, explica que quienes ya sufren de depresión, ansiedad o burnout pueden experimentar un empeoramiento considerable de sus síntomas. “Ver a todos alrededor celebrando mientras tú te sientes solo o abrumado puede ser muy duro,” comenta la doctora. “Validar esas emociones, entender que está bien sentirse triste o inquieto, es el primer paso para no dejarnos llevar por pensamientos negativos.”
No se trata de cancelar todas las festividades, claro que no. Lo importante es ser conscientes de nuestros límites y buscar ayuda si la necesitamos. La doctora Morales ofrece acompañamiento individualizado para trabajar temas como el duelo, la soledad, los conflictos familiares y el agotamiento emocional. “Muchos llegan sintiéndose culpables por no ‘disfrutar’ de las fiestas, pero eso es precisamente lo que les está pasando factura. Se autoimponen una exigencia imposible.”
Y ahí viene la clave, muchachos: el autocuidado. Tomarse un momento para respirar profundo, desconectarse del celular, hacer ejercicio, pasar tiempo con amigos que realmente te hacen sentir bien... Son pequeñas acciones que marcan la diferencia. Incluso sacar unos minutos pa' sentarse a escuchar música tranquila o leer un buen libro puede ayudar a recargar energías. No es lujo, es necesidad, diay.
Además, es crucial prestar atención a los demás. Un simple saludo o preguntar cómo se sienten puede marcar la diferencia en la vida de alguien que está luchando en silencio. Si notas que algún amigo o familiar está especialmente apagado o preocupado, ofrécele tu apoyo incondicional. A veces, solo necesitan saber que no están solos y que hay alguien que se preocupa por ellos. Recordá, un maíta alegre contagia a otros.
Y hablando de alerta roja, la prevención del suicidio sigue siendo una prioridad. Si estás pensando en hacerte daño o tienes miedo de perder el control, busca ayuda de inmediato. Hay líneas de emergencia disponibles las 24 horas del día y profesionales capacitados para escucharte y ayudarte a superar este momento difícil. No tengas vergüenza, pedir ayuda es señal de fortaleza, no de debilidad. Acércate a un terapeuta, un amigo de confianza, tu familia… cualquier persona que te haga sentir seguro.
Así que, vamos a cerrar este año con responsabilidad y corazón. No nos dejemos llevar por la presión social y priorizaremos nuestra salud mental. ¿Ustedes qué estrategias tienen para cuidar su bienestar emocional durante las fiestas? ¿Han sentido alguna vez que las celebraciones les generan más estrés que alegría? Cuéntenme en los comentarios, ¡me interesa mucho saberlo!