¡Ay, Dios mío! ¿Se imaginan? Nuestra propia Guanacaste, esa tierra de sol, playa y pura vida hasta decir basta, siendo nombrada como uno de los destinos de lujo más codiciados del mundo para el 2026. Forbes, la revista gringa que sabe de economía y esas cosas, acaba de ponerla en el mapa junto a lugares como Japón y Francia. ¡Un brete!
Resulta que la revista consultó con unos tipos de la OvationNetwork – son como gurús de los viajes lujosos, esos que te organizan vacaciones que ni en sueños– y estos dijeron que la gente ya no quiere lo mismo de siempre. Ahora buscan experiencias auténticas, cosas que te toquen el alma mientras te relajas en un resort cinco estrellas. Y parece que Guanacaste cumple todos los requisitos, diay.
Zane Bohrer, el vicepresidente de esa compañía, le soltó a Forbes que hay un “notable interés” en lugares que combinen el descubrimiento cultural con la distinción. ¿Y qué creen que encontró? Pues entre Nikko, Japón o Versalles, Francia, incluso la Antártida (¡sí señor!), apareció nuestra provincia. ¡Eso sí que es romper moldes! Que si “lugares exóticos como Kona, en Hawái, y Marrakech, en Marruecos” también tienen su encanto… pero ojo, que Guanacaste le pega duro, porque además tiene pura vida.
Lo que realmente destacaron de Guanacaste es el espíritu “pura vida” que corre por nuestras venas y que sale sobrando. Según Forbes, aquí la tranquilidad y la aventura van de la mano, como el café con la galleta. Imagínense: playas perfectas para surfear, retiros de yoga pa’ desconectar del estrés, resorts que respetan el medio ambiente y paisajes que te dejan boquiabierto con sus volcanes y selvas. ¡Una vara impresionante!
Y no solo eso, sino que Forbes también puso lupa en las actividades que puedes hacer acá. Desde lanzarte por tirolesas en el canopy, explorar cascadas escondidas, hasta ver monos y aves al atardecer. Todo esto con la bendición del sol guanacasteco, claro. Lo pinta medio espectacular, la verdad. Uno casi se siente orgulloso, aunque a veces me da cosita que los extranjeros cojan la onda de nuestros rincones favoritos, ¡qué torta!
Pero lo más interesante es que Forbes también resaltó el auge del “lujo sostenible” en la zona. Parece que ahora la gente quiere disfrutar sin destruir el planeta. Un ejemplo que mencionan es Nekajui, ese Ritz-Carlton Reserve que abrió hace poco. Dicen que es un modelo de hospitalidad que redefine el lujo, cuidando al máximo el medio ambiente. ¡Si es a toda madre! Ahí se ve que estamos avanzando, aunque todavía nos queda mucho por hacer.
Sylvia Lebovitch, otra asesora de viajes de OvationNetwork, le dijo a la revista que Costa Rica es un destino que te llena de aventuras y emociones. Recomienda navegar en catamarán por la costa del Pacífico al atardecer, relajarse en Tamarindo y adoptar ese estilo de vida pura vida que nos identifica. Dice que es perfecto para aventureros, surfistas, yoguis y, sobre todo, para aquellos que les importa el bienestar de las personas y del planeta. ¡Así somos nosotros, mae!
Ahora bien, con todo esto, surge la gran pregunta: ¿Cómo podemos asegurarnos de que este boom turístico beneficie realmente a las comunidades locales de Guanacaste y no termine convirtiéndose en un mero escaparate para turistas millonarios? ¿Estamos preparados para manejar este nuevo nivel de turismo de lujo sin perder nuestra esencia pura vida?
Resulta que la revista consultó con unos tipos de la OvationNetwork – son como gurús de los viajes lujosos, esos que te organizan vacaciones que ni en sueños– y estos dijeron que la gente ya no quiere lo mismo de siempre. Ahora buscan experiencias auténticas, cosas que te toquen el alma mientras te relajas en un resort cinco estrellas. Y parece que Guanacaste cumple todos los requisitos, diay.
Zane Bohrer, el vicepresidente de esa compañía, le soltó a Forbes que hay un “notable interés” en lugares que combinen el descubrimiento cultural con la distinción. ¿Y qué creen que encontró? Pues entre Nikko, Japón o Versalles, Francia, incluso la Antártida (¡sí señor!), apareció nuestra provincia. ¡Eso sí que es romper moldes! Que si “lugares exóticos como Kona, en Hawái, y Marrakech, en Marruecos” también tienen su encanto… pero ojo, que Guanacaste le pega duro, porque además tiene pura vida.
Lo que realmente destacaron de Guanacaste es el espíritu “pura vida” que corre por nuestras venas y que sale sobrando. Según Forbes, aquí la tranquilidad y la aventura van de la mano, como el café con la galleta. Imagínense: playas perfectas para surfear, retiros de yoga pa’ desconectar del estrés, resorts que respetan el medio ambiente y paisajes que te dejan boquiabierto con sus volcanes y selvas. ¡Una vara impresionante!
Y no solo eso, sino que Forbes también puso lupa en las actividades que puedes hacer acá. Desde lanzarte por tirolesas en el canopy, explorar cascadas escondidas, hasta ver monos y aves al atardecer. Todo esto con la bendición del sol guanacasteco, claro. Lo pinta medio espectacular, la verdad. Uno casi se siente orgulloso, aunque a veces me da cosita que los extranjeros cojan la onda de nuestros rincones favoritos, ¡qué torta!
Pero lo más interesante es que Forbes también resaltó el auge del “lujo sostenible” en la zona. Parece que ahora la gente quiere disfrutar sin destruir el planeta. Un ejemplo que mencionan es Nekajui, ese Ritz-Carlton Reserve que abrió hace poco. Dicen que es un modelo de hospitalidad que redefine el lujo, cuidando al máximo el medio ambiente. ¡Si es a toda madre! Ahí se ve que estamos avanzando, aunque todavía nos queda mucho por hacer.
Sylvia Lebovitch, otra asesora de viajes de OvationNetwork, le dijo a la revista que Costa Rica es un destino que te llena de aventuras y emociones. Recomienda navegar en catamarán por la costa del Pacífico al atardecer, relajarse en Tamarindo y adoptar ese estilo de vida pura vida que nos identifica. Dice que es perfecto para aventureros, surfistas, yoguis y, sobre todo, para aquellos que les importa el bienestar de las personas y del planeta. ¡Así somos nosotros, mae!
Ahora bien, con todo esto, surge la gran pregunta: ¿Cómo podemos asegurarnos de que este boom turístico beneficie realmente a las comunidades locales de Guanacaste y no termine convirtiéndose en un mero escaparate para turistas millonarios? ¿Estamos preparados para manejar este nuevo nivel de turismo de lujo sin perder nuestra esencia pura vida?