¡Na mada, pura polémica! El Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) finalmente dio el visto bueno para empezar a revisar las ofertas de las empresas que quieren construir la nueva red 5G en el país. Después de un trajín que parecía no tener fin, con extensiones de plazos y unos cuantos reclamos de por acá y de allá, ahora toca ver quién realmente tiene el mejor plan para modernizar nuestras comunicaciones.
La jugada, como saben, es importante porque estamos hablando de llevar internet ultrarrápido a todos lados, desde nuestros celulares hasta las granjas de café en Dota. Esto significa más oportunidades para negocios, escuelas, hospitales… ¡todo! El ICE había puesto la lupa en varias empresas, tanto nacionales como extranjeras, buscando la combinación perfecta de tecnología, precio y compromiso a largo plazo. Entre los que pusieron sus cartas sobre la mesa tenemos a gigantes como Samsung, Huawei (sí, ellos también), Ericsson y Nokia, además de algunos consorcios locales que le quisieron meter empeño a este brete.
Ahora bien, la cosa no fue sencilla. Hubo bastante ruido alrededor de la licitación, especialmente por esas prórrogas que le dieron a los oferentes. Algunos dijeron que el ICE cambió las reglas del juego a mitad de camino, lo cual generó un buen revuelo y unas quejas formales. CRHoy, esos chismeros digitales, anduvieron cubriendo el tema con lupa, sacando a relucir detalles que no eran tan visibles a simple vista. Al final, el ICE tuvo que hacer algunos ajustes al pliego de condiciones, tratando de calmar las aguas y asegurar que todo estuviera a las mil maravillas.
Según la gerente de Telecomunicaciones del ICE, Leda Acevedo, el objetivo primordial es encontrar “la mejor relación de costo-beneficio para el país”. Suena bonito, ¿verdad? Pero eso implica analizar a fondo cada propuesta, no solo el precio inicial, sino también los costos de mantenimiento, la calidad del servicio y el cumplimiento de estándares internacionales como Open RAN y 5G Standalone. No queremos que nos anden dando gato por liebre, ¡necesitamos una red robusta y confiable!
Y ojo, porque esto va más allá de simplemente tener internet más rápido. El ICE espera que esta nueva red 5G impulse varios sectores productivos, como la agricultura –imagínate sensores en los campos transmitiendo información en tiempo real–, el turismo –con experiencias inmersivas y conectividad total–, la salud –telemedicina y diagnóstico remoto– y hasta el transporte –vehículos autónomos y sistemas de gestión inteligente del tráfico–. En pocas palabras, quieren transformar Costa Rica en un centro tecnológico de vanguardia.
Algunos expertos dicen que esto podría ser crucial para competir en el mercado global y atraer inversión extranjera. Otros advierten que hay riesgos involucrados, como la dependencia tecnológica de ciertos proveedores y la necesidad de proteger nuestra seguridad cibernética. Hay que estar atentos a cómo se gestionan estos temas para evitar futuros dolores de cabeza. Además, la privacidad de los datos personales es un punto que debe tomarse muy en serio.
De todas formas, es indudable que la decisión final tendrá un impacto significativo en el futuro de las telecomunicaciones en Costa Rica. Cualquiera que gane esta licitación estará a cargo de implementar una infraestructura que marcará la pauta para los próximos años. Habrá que vigilar de cerca cómo se cumplen los compromisos técnicos, económicos y de cobertura que se asuman en el contrato. ¡No queremos otro fiasco como el del tren bala, diay!
En fin, la pelota ya está en el techo del ICE. Ahora toca analizar las propuestas con lupa, evaluar los riesgos y beneficios, y elegir al socio estratégico que nos acompañará en esta aventura hacia el futuro conectado. Con tantos candidatos fuertes y tanta expectativa puesta en este proyecto, me pregunto: ¿creen ustedes que el ICE elegirá la opción más innovadora y beneficiosa para todos los costarricenses, o priorizarán factores externos que podrían comprometer la calidad del servicio y la sostenibilidad a largo plazo?
La jugada, como saben, es importante porque estamos hablando de llevar internet ultrarrápido a todos lados, desde nuestros celulares hasta las granjas de café en Dota. Esto significa más oportunidades para negocios, escuelas, hospitales… ¡todo! El ICE había puesto la lupa en varias empresas, tanto nacionales como extranjeras, buscando la combinación perfecta de tecnología, precio y compromiso a largo plazo. Entre los que pusieron sus cartas sobre la mesa tenemos a gigantes como Samsung, Huawei (sí, ellos también), Ericsson y Nokia, además de algunos consorcios locales que le quisieron meter empeño a este brete.
Ahora bien, la cosa no fue sencilla. Hubo bastante ruido alrededor de la licitación, especialmente por esas prórrogas que le dieron a los oferentes. Algunos dijeron que el ICE cambió las reglas del juego a mitad de camino, lo cual generó un buen revuelo y unas quejas formales. CRHoy, esos chismeros digitales, anduvieron cubriendo el tema con lupa, sacando a relucir detalles que no eran tan visibles a simple vista. Al final, el ICE tuvo que hacer algunos ajustes al pliego de condiciones, tratando de calmar las aguas y asegurar que todo estuviera a las mil maravillas.
Según la gerente de Telecomunicaciones del ICE, Leda Acevedo, el objetivo primordial es encontrar “la mejor relación de costo-beneficio para el país”. Suena bonito, ¿verdad? Pero eso implica analizar a fondo cada propuesta, no solo el precio inicial, sino también los costos de mantenimiento, la calidad del servicio y el cumplimiento de estándares internacionales como Open RAN y 5G Standalone. No queremos que nos anden dando gato por liebre, ¡necesitamos una red robusta y confiable!
Y ojo, porque esto va más allá de simplemente tener internet más rápido. El ICE espera que esta nueva red 5G impulse varios sectores productivos, como la agricultura –imagínate sensores en los campos transmitiendo información en tiempo real–, el turismo –con experiencias inmersivas y conectividad total–, la salud –telemedicina y diagnóstico remoto– y hasta el transporte –vehículos autónomos y sistemas de gestión inteligente del tráfico–. En pocas palabras, quieren transformar Costa Rica en un centro tecnológico de vanguardia.
Algunos expertos dicen que esto podría ser crucial para competir en el mercado global y atraer inversión extranjera. Otros advierten que hay riesgos involucrados, como la dependencia tecnológica de ciertos proveedores y la necesidad de proteger nuestra seguridad cibernética. Hay que estar atentos a cómo se gestionan estos temas para evitar futuros dolores de cabeza. Además, la privacidad de los datos personales es un punto que debe tomarse muy en serio.
De todas formas, es indudable que la decisión final tendrá un impacto significativo en el futuro de las telecomunicaciones en Costa Rica. Cualquiera que gane esta licitación estará a cargo de implementar una infraestructura que marcará la pauta para los próximos años. Habrá que vigilar de cerca cómo se cumplen los compromisos técnicos, económicos y de cobertura que se asuman en el contrato. ¡No queremos otro fiasco como el del tren bala, diay!
En fin, la pelota ya está en el techo del ICE. Ahora toca analizar las propuestas con lupa, evaluar los riesgos y beneficios, y elegir al socio estratégico que nos acompañará en esta aventura hacia el futuro conectado. Con tantos candidatos fuertes y tanta expectativa puesta en este proyecto, me pregunto: ¿creen ustedes que el ICE elegirá la opción más innovadora y beneficiosa para todos los costarricenses, o priorizarán factores externos que podrían comprometer la calidad del servicio y la sostenibilidad a largo plazo?