¡Aguántense!, porque esto se puso caliente. Dos colectivas feministas, la Red Feminista contra la Violencia hacia las Mujeres y el Foro de las Mujeres – Inamu, sacudieron el avispero con fuertes acusaciones contra el Instituto Nacional de las Mujeres (Inamu) y su presidenta ejecutiva, Yerlin Zúñiga. Al parecer, estaría metida en un brete bastante turbio relacionado con las denuncias contra el director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), Randall Zúñiga.
La jugada empezó con la presentación de tres denuncias contra Zúñiga por diversos delitos sexuales y violaciones de la Ley contra la Violencia contra las Mujeres. Pero ahí no acabó la cosa. Ahora, las colectivas feministas aseguran que el Inamu, encabezado por Yerlin Zúñiga, habría estado manipulando la situación, ofreciendo beneficios a una mujer de Turrialba para que firmara una denuncia falsa contra el jerarca del OIJ. ¡Una verdadera torta!
Según las denuncias, el Inamu habría preparado los documentos de la denuncia, prácticamente obligándola a firmarlos. Esto, dicen, forma parte de una estrategia político-electoral para dañar la imagen de Zúñiga. No es precisamente un panorama bonito para el Inamu, que debería estar protegiendo a las mujeres, no involucrándose en cosas así. Qué pena, porque a veces uno piensa que estas instituciones deberían andar cuidando los derechos de nosotras, y resulta que andan buscando meterse en broncas a cualquier paso.
Las colectivas también criticaron la aparente inacción del Inamu en otros casos de denuncias similares que han salido a relucir en los últimos años. Se refieren a casos como los del Ministro de Comunicación, el exministro del MOPT y el diputado Fabricio Alvarado. “Nunca vimos ni un pronunciamiento público del Inamu al respecto”, remarcaron. Parece que a veces les salen los problemas hasta que la gente empieza a reclamarle, diay.
Lo que realmente me causa mucha sal es cómo se están desviando del propósito original del Inamu. Ese instituto nació para ser un refugio y una voz para las mujeres que sufren violencia, pero si se convierte en una herramienta política, pierde toda credibilidad. El mensaje que se envía es terrible: si quieres denunciar un caso de violencia, primero tienes que asegurarte de que el Inamu no tenga intereses políticos ocultos. ¡Qué nivel de desconfianza!
Además, las colectivas advierten que estas acciones podrían configurar delitos de soborno, injurias, calumnias e incumplimiento de deberes. “Lastimosamente es el discurso más trillado que se emplea para desacreditar la violencia contra las mujeres”, lamentaron. Y tienen razón; es preocupante ver cómo la violencia contra las mujeres se utiliza como arma política, desviando la atención de los verdaderos casos de abuso y sufrimiento.
Para rematar, el presidente Rodrigo Chaves calificó de “basura” la denuncia contra Zúñiga, negando cualquier participación del Gobierno en el asunto. Un comentario poco diplomático, considerando la sensibilidad del tema. Chaves siempre sale con frases así que causan polémica, y aunque diga que no, la gente ya anda especulando si hay algo más detrás de todo esto. ¡Un verdadero chinchorreo!
Con todo esto, surge la pregunta: ¿Cómo podemos confiar en las instituciones creadas para proteger a las mujeres si estas se ven envueltas en controversias y acusaciones de manipulación política? ¿Deberían Yerlin Zúñiga y Claudia Blanco renunciar a sus puestos para preservar la integridad del Inamu?
La jugada empezó con la presentación de tres denuncias contra Zúñiga por diversos delitos sexuales y violaciones de la Ley contra la Violencia contra las Mujeres. Pero ahí no acabó la cosa. Ahora, las colectivas feministas aseguran que el Inamu, encabezado por Yerlin Zúñiga, habría estado manipulando la situación, ofreciendo beneficios a una mujer de Turrialba para que firmara una denuncia falsa contra el jerarca del OIJ. ¡Una verdadera torta!
Según las denuncias, el Inamu habría preparado los documentos de la denuncia, prácticamente obligándola a firmarlos. Esto, dicen, forma parte de una estrategia político-electoral para dañar la imagen de Zúñiga. No es precisamente un panorama bonito para el Inamu, que debería estar protegiendo a las mujeres, no involucrándose en cosas así. Qué pena, porque a veces uno piensa que estas instituciones deberían andar cuidando los derechos de nosotras, y resulta que andan buscando meterse en broncas a cualquier paso.
Las colectivas también criticaron la aparente inacción del Inamu en otros casos de denuncias similares que han salido a relucir en los últimos años. Se refieren a casos como los del Ministro de Comunicación, el exministro del MOPT y el diputado Fabricio Alvarado. “Nunca vimos ni un pronunciamiento público del Inamu al respecto”, remarcaron. Parece que a veces les salen los problemas hasta que la gente empieza a reclamarle, diay.
Lo que realmente me causa mucha sal es cómo se están desviando del propósito original del Inamu. Ese instituto nació para ser un refugio y una voz para las mujeres que sufren violencia, pero si se convierte en una herramienta política, pierde toda credibilidad. El mensaje que se envía es terrible: si quieres denunciar un caso de violencia, primero tienes que asegurarte de que el Inamu no tenga intereses políticos ocultos. ¡Qué nivel de desconfianza!
Además, las colectivas advierten que estas acciones podrían configurar delitos de soborno, injurias, calumnias e incumplimiento de deberes. “Lastimosamente es el discurso más trillado que se emplea para desacreditar la violencia contra las mujeres”, lamentaron. Y tienen razón; es preocupante ver cómo la violencia contra las mujeres se utiliza como arma política, desviando la atención de los verdaderos casos de abuso y sufrimiento.
Para rematar, el presidente Rodrigo Chaves calificó de “basura” la denuncia contra Zúñiga, negando cualquier participación del Gobierno en el asunto. Un comentario poco diplomático, considerando la sensibilidad del tema. Chaves siempre sale con frases así que causan polémica, y aunque diga que no, la gente ya anda especulando si hay algo más detrás de todo esto. ¡Un verdadero chinchorreo!
Con todo esto, surge la pregunta: ¿Cómo podemos confiar en las instituciones creadas para proteger a las mujeres si estas se ven envueltas en controversias y acusaciones de manipulación política? ¿Deberían Yerlin Zúñiga y Claudia Blanco renunciar a sus puestos para preservar la integridad del Inamu?
