¡Ay, pata! Aquí estamos otra vez con la economía dando vueltas como pez desplumado. Los números oficiales dicen que la inflación está bajísima, casi regalada, pero a ver, ¿dónde quedó eso en mi supermercado? Porque yo sigo pagando fortunas por la bolsa de gandules y el pan. Parece que los bancos centrales se ponen contentos con los datos macro, pero ahí abajo, en la calle, la cosa sigue apretándole a uno el bolsillo.
El nuevo Informe del Estado de la Nación 2025 pinta un panorama que ya sabíamos: tenemos una economía estable, sí, pero esa estabilidad no se siente en el día a día. Han pasado años desde que empezamos a sentir el pinchazo de la inflación negativa, y ahora parece que nos hemos acostumbrado a vivir con menos. Los economistas hablan de competitividad y políticas monetarias, pero nosotros solo queremos saber si vamos a poder comprarle leche a los niños y pagar la cuenta de luz.
Lo que más me preocupa es cómo afecta esto a los que menos tienen. Según el estudio, el rubro de alimentos sigue subiendo, y ahí es donde gastamos la mayoría los que vivimos con poquito. Mientras los ricos se echan unas mariscadas, nosotros estamos viendo qué hacer con la gallina para llegar a fin de mes. Esa brecha, esos años de acumulación de desventajas, eso es lo que realmente duele. No importa cuánta estabilidad tenga el país si la mitad de la población se está ahogando.
Y no hablemos de los salarios, diay. Después de la pandemia, algunos se recuperaron rápido, pero los que trabajamos duro desde temprano seguimos remando contra corriente. Se dice que la productividad ha aumentado, pero ¿dónde queda eso en nuestro salario? Parece que la empresa gana más y el empleado sigue igual, o incluso peor, con el precio de la vida subiendo. Es un brete, la verdad.
Además, fíjate la cosa del colón. Que aprecie es bueno para importar barato, claro, pero le pega duro a nuestros exportadores. Al final, eso se traduce en menos trabajo y menos oportunidades para todos. Esto me hace pensar si estamos apostando demasiado a ser un país de servicios y olvidándonos de nuestra agricultura y manufactura. ¿No será hora de darle un respiro al sector productivo?
Este asunto del tipo de cambio es complicado. Por un lado, alabarás tener el colón fuerte porque te permite comprar más barato cosas que vienen del extranjero. Pero, por otro lado, ¿qué pasa con los productores que venden sus productos afuera? Les cuesta más competir con otros países que tienen monedas más débiles. Es un dilema, como estar entre la espada y la pared, ¿eh?
Y ahora, con estas elecciones acercándose, uno se pregunta quién va a ponerle el freno a esta situación. Promesas hay muchas, pero acciones… ahí es donde está el verdadero compromiso. Necesitamos políticos que entiendan que la economía no son solo números, sino personas que luchan por sobrevivir cada día. Que escuchen a la gente, que vean la realidad que vive la mayoría de los costarricenses, no solo la que ven en los informes elegantes.
En resumen, aunque la economía parezca tranquila a primera vista, la realidad es que muchos todavía estamos sintiendo la presión. ¿Será posible lograr un crecimiento económico que beneficie a todos, o seguiremos siendo rehenes de una estabilidad que solo unos pocos disfrutan plenamente? Dígame usted, ¿cree que el gobierno actual está haciendo lo suficiente para mejorar el poder adquisitivo de los hogares costarricenses, o necesitamos medidas más drásticas?
El nuevo Informe del Estado de la Nación 2025 pinta un panorama que ya sabíamos: tenemos una economía estable, sí, pero esa estabilidad no se siente en el día a día. Han pasado años desde que empezamos a sentir el pinchazo de la inflación negativa, y ahora parece que nos hemos acostumbrado a vivir con menos. Los economistas hablan de competitividad y políticas monetarias, pero nosotros solo queremos saber si vamos a poder comprarle leche a los niños y pagar la cuenta de luz.
Lo que más me preocupa es cómo afecta esto a los que menos tienen. Según el estudio, el rubro de alimentos sigue subiendo, y ahí es donde gastamos la mayoría los que vivimos con poquito. Mientras los ricos se echan unas mariscadas, nosotros estamos viendo qué hacer con la gallina para llegar a fin de mes. Esa brecha, esos años de acumulación de desventajas, eso es lo que realmente duele. No importa cuánta estabilidad tenga el país si la mitad de la población se está ahogando.
Y no hablemos de los salarios, diay. Después de la pandemia, algunos se recuperaron rápido, pero los que trabajamos duro desde temprano seguimos remando contra corriente. Se dice que la productividad ha aumentado, pero ¿dónde queda eso en nuestro salario? Parece que la empresa gana más y el empleado sigue igual, o incluso peor, con el precio de la vida subiendo. Es un brete, la verdad.
Además, fíjate la cosa del colón. Que aprecie es bueno para importar barato, claro, pero le pega duro a nuestros exportadores. Al final, eso se traduce en menos trabajo y menos oportunidades para todos. Esto me hace pensar si estamos apostando demasiado a ser un país de servicios y olvidándonos de nuestra agricultura y manufactura. ¿No será hora de darle un respiro al sector productivo?
Este asunto del tipo de cambio es complicado. Por un lado, alabarás tener el colón fuerte porque te permite comprar más barato cosas que vienen del extranjero. Pero, por otro lado, ¿qué pasa con los productores que venden sus productos afuera? Les cuesta más competir con otros países que tienen monedas más débiles. Es un dilema, como estar entre la espada y la pared, ¿eh?
Y ahora, con estas elecciones acercándose, uno se pregunta quién va a ponerle el freno a esta situación. Promesas hay muchas, pero acciones… ahí es donde está el verdadero compromiso. Necesitamos políticos que entiendan que la economía no son solo números, sino personas que luchan por sobrevivir cada día. Que escuchen a la gente, que vean la realidad que vive la mayoría de los costarricenses, no solo la que ven en los informes elegantes.
En resumen, aunque la economía parezca tranquila a primera vista, la realidad es que muchos todavía estamos sintiendo la presión. ¿Será posible lograr un crecimiento económico que beneficie a todos, o seguiremos siendo rehenes de una estabilidad que solo unos pocos disfrutan plenamente? Dígame usted, ¿cree que el gobierno actual está haciendo lo suficiente para mejorar el poder adquisitivo de los hogares costarricenses, o necesitamos medidas más drásticas?