Juan José Sobrado
Según se anuncia las tarifas eléctricas subirán en un 75%, lo que es un golpe económico fuerte para los consumidores residenciales, sobre todo para los de bajos ingresos, pero también para los industriales y comerciales, a quienes - como exportadores - afecta también en su competitividad externa, y cuyos precios internos tendrán que reflejar este aumento de costo en perjuicio igualmente del consumidor en general.
¿Por qué se ha llegado a esto? ¿Por qué, teniendo Costa Rica enormes reservas sin explotar de la electricidad más barata -la hidroeléctrica, o producida con caídas de agua a partir de grandes represas- se producen carestías que obligan a depender cada vez más de plantas térmicas que producen electricidad quemando petróleo, lo cual tiene un costo altísimo?
La explicación es clara y simple: por supersticiones ideológicas que llevaron a imponer absurdos, tanto provenientes de la derecha como de la izquierda. De la primera, porque amarró al ICE desde hace décadas, impidiéndole o entrabándole el desarrollo de las grandes represas, lo que ni los países verdaderamente capitalistas hacen, porque necesitan electricidad barata para su desarrollo económico. De la segunda, porque en sus vertientes ecologistas e indigenistas puso grandes estorbos exagerando los efectos ecológicos de los grandes almacenamientos en los principales ríos.
El ICE, como cualquier gran empresa productiva, es eficiente a gran escala, que es la necesaria para producir electricidad a partir de represas medianas y grandes; y, por otra parte, necesita una programación ininterrumpida de construcción, que toma tiempo, de tales represas en el mediano y largo plazo para proveer el consumo sin interrupciones. Si se altera esta sincronizada cadena, como ocurrió con todos estos impedimentos ideológicamente creados, se llega a afectar el suministro y a caer en la dependencia de la fuentes más caras. Tal es la verdadera explicación del enorme incremento de tarifas eléctricas que se anuncia.
Hasta un contabilista de barrio sabe que la inversión es distinta del gasto y que se asienta en forma diferente. Si yo invierto en una casa, se produce ciertamente una salida, pero ésta tiene una contrapartida en el incremento de capital que produce, lo que la diferencia del gasto. En cambio, si gasto en una fiesta o un viaje, ese placer no se refleja patrimonialmente y es gasto puro y simple. Sin embargo, en el pasado se impuso a las instituciones públicas, por razones de dominación política, que la inversión era igual al gasto, por lo que debían recortar aquélla. Además, contra toda regla contable, y por estos mismos objetivos políticos, se consolidaron para estos efectos todos los presupuestos públicos, por lo que instituciones de desarrollo sanas, como el ICE, quedaron amarradas al déficit fiscal general, siempre presente.
Estos objetivos políticos fueron impulsados desde el exterior, porque el entonces denominado “Consenso de Washington”, o conjunto de dogmas políticos de la peor especie de derecha, le declaró la guerra - en el exterior naturalmente, porque no en los Estados Unidos - a los servicios públicos y pretendió la privatización a ultranza de todo. No es sino hasta ahora que el Gobierno ha venido a reconocer el error, y que el propio presidente ejecutivo del ICE lo acepta y lamenta, y se empiezan a dar los pasos necesarios para soltarle las amarras al ICE y corregir la indicada absurda política; pero ya la “torta” está hecha, y se arrastra un déficit de muchos años de obras, que el pueblo tendrá que pagar.
Los dogmas, tanto de derecha como de izquierda, son contrarios a la realidad y al sentido común y solo daño producen. La realidad es la realidad y no obedece a las ideas previas, sino a su propia dinámica, por lo que las ideas se construyen a partir de ella, y no al revés.
Así lo comprendieron y practicaron todos los países que se desarrollaron. Y ahora, como ejemplos mas destacados, China e India, que salen del subdesarrollo a una velocidad asombrosa.
Comenten por favor!! :-? :-? :-? :-? :-? :-? :-? :-?
Según se anuncia las tarifas eléctricas subirán en un 75%, lo que es un golpe económico fuerte para los consumidores residenciales, sobre todo para los de bajos ingresos, pero también para los industriales y comerciales, a quienes - como exportadores - afecta también en su competitividad externa, y cuyos precios internos tendrán que reflejar este aumento de costo en perjuicio igualmente del consumidor en general.
¿Por qué se ha llegado a esto? ¿Por qué, teniendo Costa Rica enormes reservas sin explotar de la electricidad más barata -la hidroeléctrica, o producida con caídas de agua a partir de grandes represas- se producen carestías que obligan a depender cada vez más de plantas térmicas que producen electricidad quemando petróleo, lo cual tiene un costo altísimo?
La explicación es clara y simple: por supersticiones ideológicas que llevaron a imponer absurdos, tanto provenientes de la derecha como de la izquierda. De la primera, porque amarró al ICE desde hace décadas, impidiéndole o entrabándole el desarrollo de las grandes represas, lo que ni los países verdaderamente capitalistas hacen, porque necesitan electricidad barata para su desarrollo económico. De la segunda, porque en sus vertientes ecologistas e indigenistas puso grandes estorbos exagerando los efectos ecológicos de los grandes almacenamientos en los principales ríos.
El ICE, como cualquier gran empresa productiva, es eficiente a gran escala, que es la necesaria para producir electricidad a partir de represas medianas y grandes; y, por otra parte, necesita una programación ininterrumpida de construcción, que toma tiempo, de tales represas en el mediano y largo plazo para proveer el consumo sin interrupciones. Si se altera esta sincronizada cadena, como ocurrió con todos estos impedimentos ideológicamente creados, se llega a afectar el suministro y a caer en la dependencia de la fuentes más caras. Tal es la verdadera explicación del enorme incremento de tarifas eléctricas que se anuncia.
Hasta un contabilista de barrio sabe que la inversión es distinta del gasto y que se asienta en forma diferente. Si yo invierto en una casa, se produce ciertamente una salida, pero ésta tiene una contrapartida en el incremento de capital que produce, lo que la diferencia del gasto. En cambio, si gasto en una fiesta o un viaje, ese placer no se refleja patrimonialmente y es gasto puro y simple. Sin embargo, en el pasado se impuso a las instituciones públicas, por razones de dominación política, que la inversión era igual al gasto, por lo que debían recortar aquélla. Además, contra toda regla contable, y por estos mismos objetivos políticos, se consolidaron para estos efectos todos los presupuestos públicos, por lo que instituciones de desarrollo sanas, como el ICE, quedaron amarradas al déficit fiscal general, siempre presente.
Estos objetivos políticos fueron impulsados desde el exterior, porque el entonces denominado “Consenso de Washington”, o conjunto de dogmas políticos de la peor especie de derecha, le declaró la guerra - en el exterior naturalmente, porque no en los Estados Unidos - a los servicios públicos y pretendió la privatización a ultranza de todo. No es sino hasta ahora que el Gobierno ha venido a reconocer el error, y que el propio presidente ejecutivo del ICE lo acepta y lamenta, y se empiezan a dar los pasos necesarios para soltarle las amarras al ICE y corregir la indicada absurda política; pero ya la “torta” está hecha, y se arrastra un déficit de muchos años de obras, que el pueblo tendrá que pagar.
Los dogmas, tanto de derecha como de izquierda, son contrarios a la realidad y al sentido común y solo daño producen. La realidad es la realidad y no obedece a las ideas previas, sino a su propia dinámica, por lo que las ideas se construyen a partir de ella, y no al revés.
Así lo comprendieron y practicaron todos los países que se desarrollaron. Y ahora, como ejemplos mas destacados, China e India, que salen del subdesarrollo a una velocidad asombrosa.
Comenten por favor!! :-? :-? :-? :-? :-? :-? :-? :-?