Cualquier persona, física o jurídica, tiene acceso a un leasing.
El leasing se acostumbró usar como escudo fiscal, pues si usted adquiría un carro a crédito, solo podía pasar como gasto regular los intereses, no el pago del principal, porque el carro en su valor se registraba como activo y se pasaba el gasto por depreciación, el punto malo es que al automóvil se le dan 10 años de vida o sea, se aplicaba cada año una décima parte, mientras en el leasing, como es un alquiler se pasa toda la cuota y en un período más reducido, por ejemplo tres años, entonces el escudo fiscal es mayor.
No obstante, la Tributación se puso viva y reglamentó al respecto, de manera que si hay opción de compra al final, se considera como una venta en firme y no funciona el asunto como se hacía antes.
Entonces, ahora la única ventaja del leasing es que usted adquiere un carro y si se descompone o no le gusta, lo deja de alquilar y pide otro. Lo mismo pasa con maquinaria y equipo. Por ejemplo, una computadora se alquila y a los dos años, se devuelve y se pide otra nueva, en cambio si se compra lo único que le queda a uno es mandarla a un centro de recepción de basura para reciclar.
Lo malo, que el activo nunca será suyo, no puede disponer de él y dentro de la mentalidad individualista y conservadora de los ticos, cuesta mucho aceptarlo.
Otra desventaja, si usted no paga un préstamo en el banco, existe un proceso judicial. Si usted no paga el alquiler de un carro porque tuvo un atraso por cualquier motivo no previsto, simplemente van y lo retiran, porque el carro está a nombre de la empresa que se lo arrienda, usted no puede reclamar nada porque no está inscrito a su nombre.