¡Ay, Dios mío! Esta vainera de la guardería en Moravia sigue dando qué hablar. Ya va a pasar un año desde que unas mamás presentaron denuncias por maltratos a niños, y todavía estamos esperando a ver si alguien paga por eso. Parece mentira, ¿verdad?
Todo empezó en noviembre del año pasado, cuando un grupito de padres echan humo porque sospechaban cosas raras en el centro educativo privado. Hablaban de tratos bruscos, de gritos… ¡una pena tener que imaginar eso! Las denuncias llegaron al OIJ, y ahí empezaron los trámites burocráticos que parecen no tener fin.
Mujeres como Silvia Jiménez, Beatriz Araya y Enid Castillo, que tienen a sus hijos involucrados, están desesperadas. Han andado buscando respuestas, llevando el caso de un lado para otro, tratando de entender cómo es posible que tanto tiempo después no haya avances significativos. Dicen que han vivido momentos muy pesados, imagínate la angustia de saber que tus hijos podrían haber sufrido así.
Según cuentan, el OIJ sí las contactó antes de presentar la denuncia formal, mostrándoles unos audios donde una profesora relataba los hechos. Eso les dio esperanzas, pero ahora esas esperanzas se van diluyendo con el paso del tiempo. “Lo que queremos es justicia, hemos tratado de hacer las cosas bien, pero un año es demasiado,” afirma Enid Castillo, con la voz cargada de frustración.
Y no es para menos. Estas mamás están hartas de esperar y amenazan con elevar el caso hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Se ven dispuestas a luchar hasta el final para que se haga justicia, para que nadie más tenga que pasar por esta experiencia traumática. Quieren sentar un precedente, que sirva de ejemplo para otras guarderías y centros educativos del país.
El informe judicial es bastante duro. Detalla que los maltratos habrían sido dirigidos principalmente a bebés que eran incapaces de defenderse y a un grupo de niños diagnosticados con autismo. ¡Eso da escalofríos! Piénsenlo, seres vulnerables sometidos a esa clase de situaciones... ¡qué torta!
Estas madres están decididas a no rendirse, aunque saben que el camino será largo y difícil. Están organizadas, informadas y listas para enfrentarse a cualquier obstáculo que se les presente. Planean seguir presionando a las autoridades judiciales para que aceleren el proceso de investigación y llevar el caso adelante, costara lo que costara. Aunque diga que esto se irá al traste, ellas no se van a quedar quietas.
Después de tanto tiempo de incertidumbre y angustia, ¿ustedes creen que las autoridades judiciales le darán prioridad a este caso y harán justicia para estas familias afectadas? ¿Será suficiente para recuperar la confianza en el sistema de cuidado infantil y evitar que estos hechos se repitan en el futuro?
Todo empezó en noviembre del año pasado, cuando un grupito de padres echan humo porque sospechaban cosas raras en el centro educativo privado. Hablaban de tratos bruscos, de gritos… ¡una pena tener que imaginar eso! Las denuncias llegaron al OIJ, y ahí empezaron los trámites burocráticos que parecen no tener fin.
Mujeres como Silvia Jiménez, Beatriz Araya y Enid Castillo, que tienen a sus hijos involucrados, están desesperadas. Han andado buscando respuestas, llevando el caso de un lado para otro, tratando de entender cómo es posible que tanto tiempo después no haya avances significativos. Dicen que han vivido momentos muy pesados, imagínate la angustia de saber que tus hijos podrían haber sufrido así.
Según cuentan, el OIJ sí las contactó antes de presentar la denuncia formal, mostrándoles unos audios donde una profesora relataba los hechos. Eso les dio esperanzas, pero ahora esas esperanzas se van diluyendo con el paso del tiempo. “Lo que queremos es justicia, hemos tratado de hacer las cosas bien, pero un año es demasiado,” afirma Enid Castillo, con la voz cargada de frustración.
Y no es para menos. Estas mamás están hartas de esperar y amenazan con elevar el caso hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Se ven dispuestas a luchar hasta el final para que se haga justicia, para que nadie más tenga que pasar por esta experiencia traumática. Quieren sentar un precedente, que sirva de ejemplo para otras guarderías y centros educativos del país.
El informe judicial es bastante duro. Detalla que los maltratos habrían sido dirigidos principalmente a bebés que eran incapaces de defenderse y a un grupo de niños diagnosticados con autismo. ¡Eso da escalofríos! Piénsenlo, seres vulnerables sometidos a esa clase de situaciones... ¡qué torta!
Estas madres están decididas a no rendirse, aunque saben que el camino será largo y difícil. Están organizadas, informadas y listas para enfrentarse a cualquier obstáculo que se les presente. Planean seguir presionando a las autoridades judiciales para que aceleren el proceso de investigación y llevar el caso adelante, costara lo que costara. Aunque diga que esto se irá al traste, ellas no se van a quedar quietas.
Después de tanto tiempo de incertidumbre y angustia, ¿ustedes creen que las autoridades judiciales le darán prioridad a este caso y harán justicia para estas familias afectadas? ¿Será suficiente para recuperar la confianza en el sistema de cuidado infantil y evitar que estos hechos se repitan en el futuro?