¡Aguante ahí, compa! El Instituto Nacional de Seguros (INS) nos puso las cartas sobre la mesa: apenas un 9% de los marchamos del 2026 han sido pagados hasta este martes 2 de diciembre. Eso quiere decir que todavía quedan un montón de gente –casi millón y medio– debiéndole al Estado. ¡Qué despache! Imagínate la fila en los bancos si esperamos hasta el último día.
Para ponerle contexto al asunto, el cobro arrancó hace ya cinco semanas, el 3 de noviembre, así que la mayoría debería estar poniéndose las pilas ya. Pero bueno, ya sabemos cómo somos nosotros los ticos… siempre dejando todo para el final. Y eso, aunque parezca mentira, puede salir caro, porque después de fin de año empiezan a volar las multas y los intereses. ¡No vaya a ser que te jales una torta!
Este año, el gobierno espera juntar unos ¢162 mil millones con el marchamo, pero parece que van a quedarse cortos. De hecho, esperan recaudar unos ¢3 mil millones menos que el año pasado. ¿A qué se debe? Pues a dos cosas: por un lado, el valor fiscal de los carros baja cada año; por otro, tenemos más carros circulando por nuestras calles. Aunque suene raro, eso implica que aunque haya más marchamos que cobrar –cerca de 58.500 más que el año pasado, un 3% extra–, la plata no llega igual.
Ahora, hablemos de lo que realmente pagamos en el marchamo. No es solo un impuesto cualquiera, sino una vaina que se divide en varios rubros. Lo más gordo es el impuesto a la propiedad del vehículo, que Hacienda le pone, y que representa casi el 60% del total. Luego viene el Seguro Obligatorio de Automotores (SOA), que aporta cerca del 25%, cortesía de Sugese. Y luego hay cositas más pequeñas, como el aporte al Consejo de Seguridad Vial (Cosevi), al Consejo de Transporte Público (CTP), IVA, timbres, y hasta algunos cobros de parquímetros y multas. ¡Una locura, diay!
Pero la verdadera joya de la corona (o el verdadero dolor de bolsillo, depende cómo lo mires) es el marchamo más alto de todos: ¡7.192.439 colones! Sí, suena a una broma, pero es real, y pertenece a un Ferrari modelo 2018. En cambio, el marchamo más barato cuesta ¢73.706, perteneciente a un Mitsubishi del 89. ¡Tremenda diferencia! Y ni hablar del carro más antiguo que aún paga marchamo, un Hudson Super Six del lejano 1919, con un costo de ¢74.726. Eso sí que es historia rodando por nuestras carreteras.
Es curioso pensar en cómo varían tanto estos costos dependiendo del vehículo. Un lujo como el Ferrari tiene que asumir responsabilidades financieras enormes, mientras que un carrito viejo como el Mitsubishi cumple con su obligación pagando una suma simbólica. Se nota que la ley trata de reflejar el valor del vehículo, pero también es entendible que quiera mantener accesible el transporte básico para todos. Aunque, sinceramente, ¢73.706 sigue siendo una buenada para muchos, ¿eh?
De cualquier forma, el mensaje es claro: si tienes un carro, ¡ponte las pilas y paga el marchamo! Ya estamos a pocas semanas de que termine el año y no queremos verte con problemas con la autoridad. Más vale prevenir que lamentar, como dice el dicho. Además, el dinero va a parar a cosas importantes para el país, como seguridad vial, transporte público e incluso, indirectamente, a mejorar nuestros parques y escuelas. Ojalá, al menos.
Y tú, ¿crees que el sistema actual del marchamo es justo? ¿Se debería considerar algún criterio diferente para calcular el impuesto, tomando en cuenta el uso del vehículo, su antigüedad o incluso el impacto ambiental? ¡Déjanos tus opiniones en el foro, queremos saber qué piensas!
Para ponerle contexto al asunto, el cobro arrancó hace ya cinco semanas, el 3 de noviembre, así que la mayoría debería estar poniéndose las pilas ya. Pero bueno, ya sabemos cómo somos nosotros los ticos… siempre dejando todo para el final. Y eso, aunque parezca mentira, puede salir caro, porque después de fin de año empiezan a volar las multas y los intereses. ¡No vaya a ser que te jales una torta!
Este año, el gobierno espera juntar unos ¢162 mil millones con el marchamo, pero parece que van a quedarse cortos. De hecho, esperan recaudar unos ¢3 mil millones menos que el año pasado. ¿A qué se debe? Pues a dos cosas: por un lado, el valor fiscal de los carros baja cada año; por otro, tenemos más carros circulando por nuestras calles. Aunque suene raro, eso implica que aunque haya más marchamos que cobrar –cerca de 58.500 más que el año pasado, un 3% extra–, la plata no llega igual.
Ahora, hablemos de lo que realmente pagamos en el marchamo. No es solo un impuesto cualquiera, sino una vaina que se divide en varios rubros. Lo más gordo es el impuesto a la propiedad del vehículo, que Hacienda le pone, y que representa casi el 60% del total. Luego viene el Seguro Obligatorio de Automotores (SOA), que aporta cerca del 25%, cortesía de Sugese. Y luego hay cositas más pequeñas, como el aporte al Consejo de Seguridad Vial (Cosevi), al Consejo de Transporte Público (CTP), IVA, timbres, y hasta algunos cobros de parquímetros y multas. ¡Una locura, diay!
Pero la verdadera joya de la corona (o el verdadero dolor de bolsillo, depende cómo lo mires) es el marchamo más alto de todos: ¡7.192.439 colones! Sí, suena a una broma, pero es real, y pertenece a un Ferrari modelo 2018. En cambio, el marchamo más barato cuesta ¢73.706, perteneciente a un Mitsubishi del 89. ¡Tremenda diferencia! Y ni hablar del carro más antiguo que aún paga marchamo, un Hudson Super Six del lejano 1919, con un costo de ¢74.726. Eso sí que es historia rodando por nuestras carreteras.
Es curioso pensar en cómo varían tanto estos costos dependiendo del vehículo. Un lujo como el Ferrari tiene que asumir responsabilidades financieras enormes, mientras que un carrito viejo como el Mitsubishi cumple con su obligación pagando una suma simbólica. Se nota que la ley trata de reflejar el valor del vehículo, pero también es entendible que quiera mantener accesible el transporte básico para todos. Aunque, sinceramente, ¢73.706 sigue siendo una buenada para muchos, ¿eh?
De cualquier forma, el mensaje es claro: si tienes un carro, ¡ponte las pilas y paga el marchamo! Ya estamos a pocas semanas de que termine el año y no queremos verte con problemas con la autoridad. Más vale prevenir que lamentar, como dice el dicho. Además, el dinero va a parar a cosas importantes para el país, como seguridad vial, transporte público e incluso, indirectamente, a mejorar nuestros parques y escuelas. Ojalá, al menos.
Y tú, ¿crees que el sistema actual del marchamo es justo? ¿Se debería considerar algún criterio diferente para calcular el impuesto, tomando en cuenta el uso del vehículo, su antigüedad o incluso el impacto ambiental? ¡Déjanos tus opiniones en el foro, queremos saber qué piensas!