¡Ay, Dios mío, qué historia más heavy!
El caso del pequeño Keylor, de apenas dos años y ocho meses, que apareció tirado en la calle en Venecia de San Carlos, sigue dando de qué hablar, pero ahora con una dosis bien grande de esperanza. Su padre, Keylor Sánchez, salió a dar las gacetas confirmando que el muchacho está reaccionando positivamente, y eso, pa’ nosotros los ticos, es como encontrar aguacate maduro en el supermercado.
Como recordaremos, el nene fue encontrado en la madrugada del sábado, mojado y golpeado, después de que alguien diera aviso a las autoridades. La escena era de película, un chunche tan chiquito abandonado así, en medio de la calle. Desde entonces, la comunidad entera se volcó en pedir por su pronta recuperación, rezando para que se le quitara el sal.
Ahora, parece que las oraciones dieron resultado. Según declaró Don Keylor, ya le quitaron la manguerita del oxígeno, solamente tiene una para los reflujos, y el muchachito ya está despierto, contestándole. "Si Dios quiere, hoy lo van a mover al saloncito", contó con la voz quebrada, visiblemente emocionado. Uno se pone a pensar en la angustia de esos padres, imagínate… ¡qué brete!
Pero la historia no acaba ahí, porque resulta que el peque’, como dicen por ahí, es un torbellino. Elizabeth Dávila, su mamá, explicó que desde chiquito le encanta abrir llavines y que habían puesto un aparatito en la puerta para que no se escapara. Pero esa noche, lamentablemente, olvidaron colocarlo. Imagínatelo, un mae con la energía de un huracán, buscando su independencia a cualquier hora.
“Mi hijo es imparable”, soltó Doña Elizabeth entre lágrimas, describiendo al pequeño. “Desde que aprende a caminar, abre llavines. Le pusimos un aparato, pero anoche, no sé qué pasó, no se lo pusimos”. Cuenta que su esposo llegó cerca de las once de la noche y el niño, rara vez, ya estaba dormido. Luego, despertaron a las tres o cuatro de la mañana y, ¡boom!, el nene no estaba en la habitación, la puerta abierta. Una verdadera torta.
La Cruz Roja fue la encargada de atender al pequeño inicialmente y trasladarlo al Hospital San Carlos. Debido a la gravedad de sus heridas, tuvo que ser transferido al Hospital Nacional de Niños, donde recibe atención especializada. Las autoridades continúan investigando el incidente para esclarecer quién fue el responsable del atropello y determinar si hubo alguna negligencia. Este caso nos recuerda la importancia de extremar las precauciones para proteger a nuestros niños, especialmente aquellos que tienen tanta curiosidad e inquietud como Keylor.
Y así, mientras la comunidad celebra esta pequeña victoria, seguimos preguntándonos: ¿Cómo podemos crear entornos más seguros para nuestros hijos, combinando la libertad con la protección necesaria para que crezcan sanos y felices?
El caso del pequeño Keylor, de apenas dos años y ocho meses, que apareció tirado en la calle en Venecia de San Carlos, sigue dando de qué hablar, pero ahora con una dosis bien grande de esperanza. Su padre, Keylor Sánchez, salió a dar las gacetas confirmando que el muchacho está reaccionando positivamente, y eso, pa’ nosotros los ticos, es como encontrar aguacate maduro en el supermercado.
Como recordaremos, el nene fue encontrado en la madrugada del sábado, mojado y golpeado, después de que alguien diera aviso a las autoridades. La escena era de película, un chunche tan chiquito abandonado así, en medio de la calle. Desde entonces, la comunidad entera se volcó en pedir por su pronta recuperación, rezando para que se le quitara el sal.
Ahora, parece que las oraciones dieron resultado. Según declaró Don Keylor, ya le quitaron la manguerita del oxígeno, solamente tiene una para los reflujos, y el muchachito ya está despierto, contestándole. "Si Dios quiere, hoy lo van a mover al saloncito", contó con la voz quebrada, visiblemente emocionado. Uno se pone a pensar en la angustia de esos padres, imagínate… ¡qué brete!
Pero la historia no acaba ahí, porque resulta que el peque’, como dicen por ahí, es un torbellino. Elizabeth Dávila, su mamá, explicó que desde chiquito le encanta abrir llavines y que habían puesto un aparatito en la puerta para que no se escapara. Pero esa noche, lamentablemente, olvidaron colocarlo. Imagínatelo, un mae con la energía de un huracán, buscando su independencia a cualquier hora.
“Mi hijo es imparable”, soltó Doña Elizabeth entre lágrimas, describiendo al pequeño. “Desde que aprende a caminar, abre llavines. Le pusimos un aparato, pero anoche, no sé qué pasó, no se lo pusimos”. Cuenta que su esposo llegó cerca de las once de la noche y el niño, rara vez, ya estaba dormido. Luego, despertaron a las tres o cuatro de la mañana y, ¡boom!, el nene no estaba en la habitación, la puerta abierta. Una verdadera torta.
La Cruz Roja fue la encargada de atender al pequeño inicialmente y trasladarlo al Hospital San Carlos. Debido a la gravedad de sus heridas, tuvo que ser transferido al Hospital Nacional de Niños, donde recibe atención especializada. Las autoridades continúan investigando el incidente para esclarecer quién fue el responsable del atropello y determinar si hubo alguna negligencia. Este caso nos recuerda la importancia de extremar las precauciones para proteger a nuestros niños, especialmente aquellos que tienen tanta curiosidad e inquietud como Keylor.
Y así, mientras la comunidad celebra esta pequeña victoria, seguimos preguntándonos: ¿Cómo podemos crear entornos más seguros para nuestros hijos, combinando la libertad con la protección necesaria para que crezcan sanos y felices?
