¡Ay, Dios mío! Resulta que el MOPT, esos mismos que andan cambiando señales pa’ confundirnos, ahora dicen que no tienen cómo quitar unas vallas publicitarias que la Contraloría les mandó tumbar. Vallas enormes, bien feas, una en Santa Ana que bloquea la vista de la carretera 27 y otra justo ahí, en el Parque del Agricultor en Alajuela. ¡Una bochornosa!
Todo empezó porque la Contraloría, echándole ojo a las cosas como debe ser, determinó que esas vallas estaban pidiendo tabla. Les puso fecha límite –el 28 de noviembre– pa’ quitarlas, pero parece que al MOPT le salió el cuerpo gallito y ahora andan buscando excusas más rebuscadas que un turista perdido en el Cerro Chirripó.
Según el ministro Efraím Zeledón, en un recurso de revocatoria que le envió a la Contraloría, el departamento encargado de echarle mano a este brete –Inspección Vial y Demoliciones– no tiene “la capacidad de gestión” necesaria. ¡Pero dígame, señor ministro! ¿Eso significa que vamos a tener que vivir con estas monstruosidades inflándose a la vista por siempre?
Y la cosa se pone aún más turbia. Pa’ la valla de Alajuela, el MOPT dice que necesitan contratar a una empresa externa pa’ el 2026. ¡Sí, usted me escuchó! Un año entero esperando pa’ quitar una valla que está feísima y estorbando el paisaje. Dicen que necesitan una modificación presupuestaria, moviendo billetes de acá pa’ allá, pa’ que la cosa salga adelante. Pero con los rodeos que dan estos señores, ¡me da urticaria solo pensarlo!
Respecto a la valla de Santa Ana, el argumento es todavía más raro. Según el MOPT, esa valla está dentro del Centro de Conservación de Santa Ana, un área protegida administrada por el Ministerio de Ambiente. Así que, según ellos, no tienen “competencia legal” para tocarla. ¡Imagínate, un ministerio de obras públicas sin poder tumbar algo que está obstruyendo una vía pública! Parece sacado de una novela de comedia negra, diay.
Lo que más fastidia de todo esto es la maraña de contratos y convenios que hay detrás. Las vallas fueron instaladas gracias a un acuerdo entre Publiex, JC Decaux Top Media y la Fundación Pro-Zoológicos. Un convenio que venció el año pasado y que el Ministerio de Ambiente decidió no renovar. Pero eso no parece importar mucho al MOPT, que sigue haciéndose responsable de tumbar algo que no es suyo, o al menos, así debería ser.
Y pa’ colmo, resulta que Publiex, la empresa que puso las vallas, le pertenece a un tal Geovanny Vásquez, quien anda muy juntito con el presidente Chaves. Dicen que cuando se hablaba del acuerdo con la CNFL, el presidente lo mandó a traer a Casa Presidencial con escolta. ¡Un agarrón de poder pa’ nadie lo dude! Este mae Vásquez anda metiéndose en todo, desde campañas de educación vial hasta reuniones con fundaciones. ¡Se cree el rey del mambo, chunche!
Ahora, mientras tanto, la Contraloría espera una respuesta del MOPT y Publiex, mientras las vallas siguen ahí, hinchándose como globos. ¿Será que al final tendremos que organizar una marcha pa’ pedirle al gobierno que haga su trabajo y quite estas vallas que afean nuestro país? ¿Ustedes creen que el MOPT logrará cumplir con la orden de la Contraloría antes de que se les acabe el tiempo, o seguiremos viendo esas vallas gigantes por mucho tiempo más?
Todo empezó porque la Contraloría, echándole ojo a las cosas como debe ser, determinó que esas vallas estaban pidiendo tabla. Les puso fecha límite –el 28 de noviembre– pa’ quitarlas, pero parece que al MOPT le salió el cuerpo gallito y ahora andan buscando excusas más rebuscadas que un turista perdido en el Cerro Chirripó.
Según el ministro Efraím Zeledón, en un recurso de revocatoria que le envió a la Contraloría, el departamento encargado de echarle mano a este brete –Inspección Vial y Demoliciones– no tiene “la capacidad de gestión” necesaria. ¡Pero dígame, señor ministro! ¿Eso significa que vamos a tener que vivir con estas monstruosidades inflándose a la vista por siempre?
Y la cosa se pone aún más turbia. Pa’ la valla de Alajuela, el MOPT dice que necesitan contratar a una empresa externa pa’ el 2026. ¡Sí, usted me escuchó! Un año entero esperando pa’ quitar una valla que está feísima y estorbando el paisaje. Dicen que necesitan una modificación presupuestaria, moviendo billetes de acá pa’ allá, pa’ que la cosa salga adelante. Pero con los rodeos que dan estos señores, ¡me da urticaria solo pensarlo!
Respecto a la valla de Santa Ana, el argumento es todavía más raro. Según el MOPT, esa valla está dentro del Centro de Conservación de Santa Ana, un área protegida administrada por el Ministerio de Ambiente. Así que, según ellos, no tienen “competencia legal” para tocarla. ¡Imagínate, un ministerio de obras públicas sin poder tumbar algo que está obstruyendo una vía pública! Parece sacado de una novela de comedia negra, diay.
Lo que más fastidia de todo esto es la maraña de contratos y convenios que hay detrás. Las vallas fueron instaladas gracias a un acuerdo entre Publiex, JC Decaux Top Media y la Fundación Pro-Zoológicos. Un convenio que venció el año pasado y que el Ministerio de Ambiente decidió no renovar. Pero eso no parece importar mucho al MOPT, que sigue haciéndose responsable de tumbar algo que no es suyo, o al menos, así debería ser.
Y pa’ colmo, resulta que Publiex, la empresa que puso las vallas, le pertenece a un tal Geovanny Vásquez, quien anda muy juntito con el presidente Chaves. Dicen que cuando se hablaba del acuerdo con la CNFL, el presidente lo mandó a traer a Casa Presidencial con escolta. ¡Un agarrón de poder pa’ nadie lo dude! Este mae Vásquez anda metiéndose en todo, desde campañas de educación vial hasta reuniones con fundaciones. ¡Se cree el rey del mambo, chunche!
Ahora, mientras tanto, la Contraloría espera una respuesta del MOPT y Publiex, mientras las vallas siguen ahí, hinchándose como globos. ¿Será que al final tendremos que organizar una marcha pa’ pedirle al gobierno que haga su trabajo y quite estas vallas que afean nuestro país? ¿Ustedes creen que el MOPT logrará cumplir con la orden de la Contraloría antes de que se les acabe el tiempo, o seguiremos viendo esas vallas gigantes por mucho tiempo más?