La noticia cayó como un balde de agua fría ayer a media tarde: Richard Molina Mesén, figura emblemática del periodismo nacional y director de 'El Guardián CR', había partido de este mundo. Pero hoy, Moravia se prepara para darle el último adiós a un hombre que dedicó su vida a la verdad y a defender los derechos de los más vulnerables. Imaginen el ambiente, pues, cargadito de recuerdos y emociones encontradas.
Molina, conocido cariñosamente como 'Richie' entre sus colegas, dejó una huella imborrable en el panorama mediático costarricense. Desde sus inicios, se destacó por su valentía al abordar temas complejos y controversiales, siempre buscando la transparencia y la rendición de cuentas. 'El Guardián CR', bajo su dirección, se convirtió en un faro de información independiente, desafiando narrativas establecidas y dando voz a aquellos que rara vez la tenían. De hecho, muchos recuerdan sus investigaciones sobre corrupción, que le valieron tanto elogios como amenazas – qué brete aguantaba ese mae.
Las reacciones no se hicieron esperar. Colegas, amigos, familiares y ciudadanos comunes expresaron su profundo pesar ante la pérdida de un defensor incansable de la justicia. En redes sociales, mensajes de condolencias y reconocimiento inundaron las plataformas digitales, evidenciando el impacto positivo que Molina tuvo en la sociedad costarricense. Hasta Don Bosco comentó, diciendo “el mae era pura data, pureza”. No exageramos ni pizca.
El velorio inició anoche en la capilla de la Parroquia San Vicente Ferrer en Moravia, donde decenas de personas acudieron a despedir a Molina por última vez. La capilla estaba llena, con gente de todas las edades y procedencias, unidos por el mismo dolor y el mismo respeto por su legado. Se respiraba una atmósfera de recogimiento y nostalgia, interrumpida solo por sollozos contenidos y conversaciones susurradas. El ambiente era peculiar; así es la vida, diay.
Las honras fúnebres se llevarán a cabo hoy a las 10:00 a. m. en la misma parroquia, donde se espera una gran asistencia de público. El Grupo Informativo El Guardián ha organizado todo para recibir a quienes quieran darle un último homenaje a su director y amigo. Según fuentes cercanas, se prevé un cortejo fúnebre desde la iglesia hasta el cementerio local, pasando por la plaza central de Moravia, un recorrido simbólico para mostrarle a Richie el cariño y agradecimiento del pueblo. Definitivamente, un día para recordar.
Más allá de las notas necrológicas y los discursos protocolarios, la verdadera medida del legado de Richard Molina reside en el compromiso inquebrantable con la ética periodística y la defensa de la libertad de expresión. Él nos enseñó que el periodismo no es simplemente informar, sino también cuestionar, investigar y denunciar, incluso cuando ello implica enfrentar poderosos intereses. Nos recordó que el rol del periodista es ser el guardián de la sociedad, vigilante contra abusos y defensor de los derechos humanos. Que carga inmensa.
Pero también recordemos a Richie como el mae que disfrutaba una buena pipa de tabaco y una maruca bien helada después de un día duro investigando algún caso turbio. Era sencillo, cercano, le gustaba compartir un café con sus colegas y reírse de nuestras propias torpezas. Tenía un sentido del humor particular, a veces ácido, pero siempre sincero y desenfadado. Un verdadero tico de corazón, sin poses ni pretensiones. Un maquina, vamos.
Con la partida de Richard Molina, perdemos una voz crítica fundamental en el periodismo costarricense. Ahora, me pregunto, ¿quién asumirá el manto de 'El Guardián' y continuará defendiendo los principios que Molina abrazó con tanta pasión? ¿Estamos dispuestos a mantener vivo su espíritu de lucha y a exigir transparencia a nuestros gobernantes?
Molina, conocido cariñosamente como 'Richie' entre sus colegas, dejó una huella imborrable en el panorama mediático costarricense. Desde sus inicios, se destacó por su valentía al abordar temas complejos y controversiales, siempre buscando la transparencia y la rendición de cuentas. 'El Guardián CR', bajo su dirección, se convirtió en un faro de información independiente, desafiando narrativas establecidas y dando voz a aquellos que rara vez la tenían. De hecho, muchos recuerdan sus investigaciones sobre corrupción, que le valieron tanto elogios como amenazas – qué brete aguantaba ese mae.
Las reacciones no se hicieron esperar. Colegas, amigos, familiares y ciudadanos comunes expresaron su profundo pesar ante la pérdida de un defensor incansable de la justicia. En redes sociales, mensajes de condolencias y reconocimiento inundaron las plataformas digitales, evidenciando el impacto positivo que Molina tuvo en la sociedad costarricense. Hasta Don Bosco comentó, diciendo “el mae era pura data, pureza”. No exageramos ni pizca.
El velorio inició anoche en la capilla de la Parroquia San Vicente Ferrer en Moravia, donde decenas de personas acudieron a despedir a Molina por última vez. La capilla estaba llena, con gente de todas las edades y procedencias, unidos por el mismo dolor y el mismo respeto por su legado. Se respiraba una atmósfera de recogimiento y nostalgia, interrumpida solo por sollozos contenidos y conversaciones susurradas. El ambiente era peculiar; así es la vida, diay.
Las honras fúnebres se llevarán a cabo hoy a las 10:00 a. m. en la misma parroquia, donde se espera una gran asistencia de público. El Grupo Informativo El Guardián ha organizado todo para recibir a quienes quieran darle un último homenaje a su director y amigo. Según fuentes cercanas, se prevé un cortejo fúnebre desde la iglesia hasta el cementerio local, pasando por la plaza central de Moravia, un recorrido simbólico para mostrarle a Richie el cariño y agradecimiento del pueblo. Definitivamente, un día para recordar.
Más allá de las notas necrológicas y los discursos protocolarios, la verdadera medida del legado de Richard Molina reside en el compromiso inquebrantable con la ética periodística y la defensa de la libertad de expresión. Él nos enseñó que el periodismo no es simplemente informar, sino también cuestionar, investigar y denunciar, incluso cuando ello implica enfrentar poderosos intereses. Nos recordó que el rol del periodista es ser el guardián de la sociedad, vigilante contra abusos y defensor de los derechos humanos. Que carga inmensa.
Pero también recordemos a Richie como el mae que disfrutaba una buena pipa de tabaco y una maruca bien helada después de un día duro investigando algún caso turbio. Era sencillo, cercano, le gustaba compartir un café con sus colegas y reírse de nuestras propias torpezas. Tenía un sentido del humor particular, a veces ácido, pero siempre sincero y desenfadado. Un verdadero tico de corazón, sin poses ni pretensiones. Un maquina, vamos.
Con la partida de Richard Molina, perdemos una voz crítica fundamental en el periodismo costarricense. Ahora, me pregunto, ¿quién asumirá el manto de 'El Guardián' y continuará defendiendo los principios que Molina abrazó con tanta pasión? ¿Estamos dispuestos a mantener vivo su espíritu de lucha y a exigir transparencia a nuestros gobernantes?