¡Ay, Dios mío! Después de años de esperar y lidiar con ese despiche de puente viejo, finalmente tenemos el nuevo colosal sobre el río Poás listo para recibirnos. Ya no más frenazos de última hora ni sustos tratando de pasar con los carros; ahora sí, doble carril y acera pa’ andar tranquilos. Esto es una bendición para todos los que vamos y venimos por la ruta 107.
Para ponerlos al día, la vaineta llevaba rato siendo un dolor de cabeza. Ese puente viejo, apenas cabía un carro y si te cruzabas con alguien, era agarrarle la pela buscando dónde apartarte. Además, los peatones andaban arriesgándose la vida porque no había dónde caminar seguro. La verdad, era un riesgo constante, especialmente para los niños que iban camino a la escuela y los abuelitos que querían ir a visitar a sus familiares en Poás.
Ahora, gracias a una inversión de más de mil doscientas treinta y dos millones de colones –una cifra que siempre da qué pensar, ¿no?– tenemos una estructura totalmente nueva. Se trata de un puente de 45 metros de largo, con dos carriles bien definidos y una acera amplia donde los caminantes pueden sentirse seguros. Dicen que hasta le pusieron barandillas especiales de casi tres metros de alto, ¡pa’ que nadie se nos vaya al río!
Pablo Camacho, el viceministro de infraestructura, estaba superorgulloso explicando todas las mejoras. Me dijeron que incorporaron unas barreras de concreto tipo ‘New Jersey’ para separar bien a los carros de los que van caminando, y también unos baldoses especiales pa’ los que tienen problemas de visión. Imagínate, piensan en todo, ¡hasta en los detallitos!
Pero eso no es todo, maes. También le hicieron un muro de contención en el lado norte del puente, pa’ evitar que la tierra se siga cayendo y empeore la situación. Lo bueno de todo esto es que va a agilizar el tráfico en la zona, disminuir los tiempos de espera y, sobre todo, hacer que la gente se sienta más segura al cruzar el río. Menos estrés pa’ todos, ¡y eso no tiene precio!
Algunos dicen que este puente es una muestra de que el gobierno está poniendo atención en las necesidades de las comunidades rurales. Otros, más escépticos, señalan que hay muchas otras obras pendientes en el país y que este es solo un parche. Pero la realidad es que, por ahora, tenemos un puente nuevo y funcional, y eso ya es motivo de celebración, ¿verdad?
Y hablando de celebrar, me acuerdo de cuando mi abu solía decirme: “cuando haya un puente nuevo, hay progreso”. Quizás tenga razón. Tal vez este pequeño avance represente un cambio positivo en nuestra comunidad. Esperemos que sirva de inspiración para seguir invirtiendo en proyectos que mejoren la calidad de vida de todos los costarricenses, desde los que vivimos en la capital hasta los que estamos allá arriba, en las montañas.
Bueno, pues ya saben, el puente está listo, el tráfico fluye y la zona respira tranquila. Pero dime, ¿qué opinan ustedes? ¿Creen que este tipo de inversiones son prioritarias en el país o deberíamos enfocarnos en otros temas? ¡Déjenme sus comentarios aquí abajo y veamos qué sale de esta plática!
Para ponerlos al día, la vaineta llevaba rato siendo un dolor de cabeza. Ese puente viejo, apenas cabía un carro y si te cruzabas con alguien, era agarrarle la pela buscando dónde apartarte. Además, los peatones andaban arriesgándose la vida porque no había dónde caminar seguro. La verdad, era un riesgo constante, especialmente para los niños que iban camino a la escuela y los abuelitos que querían ir a visitar a sus familiares en Poás.
Ahora, gracias a una inversión de más de mil doscientas treinta y dos millones de colones –una cifra que siempre da qué pensar, ¿no?– tenemos una estructura totalmente nueva. Se trata de un puente de 45 metros de largo, con dos carriles bien definidos y una acera amplia donde los caminantes pueden sentirse seguros. Dicen que hasta le pusieron barandillas especiales de casi tres metros de alto, ¡pa’ que nadie se nos vaya al río!
Pablo Camacho, el viceministro de infraestructura, estaba superorgulloso explicando todas las mejoras. Me dijeron que incorporaron unas barreras de concreto tipo ‘New Jersey’ para separar bien a los carros de los que van caminando, y también unos baldoses especiales pa’ los que tienen problemas de visión. Imagínate, piensan en todo, ¡hasta en los detallitos!
Pero eso no es todo, maes. También le hicieron un muro de contención en el lado norte del puente, pa’ evitar que la tierra se siga cayendo y empeore la situación. Lo bueno de todo esto es que va a agilizar el tráfico en la zona, disminuir los tiempos de espera y, sobre todo, hacer que la gente se sienta más segura al cruzar el río. Menos estrés pa’ todos, ¡y eso no tiene precio!
Algunos dicen que este puente es una muestra de que el gobierno está poniendo atención en las necesidades de las comunidades rurales. Otros, más escépticos, señalan que hay muchas otras obras pendientes en el país y que este es solo un parche. Pero la realidad es que, por ahora, tenemos un puente nuevo y funcional, y eso ya es motivo de celebración, ¿verdad?
Y hablando de celebrar, me acuerdo de cuando mi abu solía decirme: “cuando haya un puente nuevo, hay progreso”. Quizás tenga razón. Tal vez este pequeño avance represente un cambio positivo en nuestra comunidad. Esperemos que sirva de inspiración para seguir invirtiendo en proyectos que mejoren la calidad de vida de todos los costarricenses, desde los que vivimos en la capital hasta los que estamos allá arriba, en las montañas.
Bueno, pues ya saben, el puente está listo, el tráfico fluye y la zona respira tranquila. Pero dime, ¿qué opinan ustedes? ¿Creen que este tipo de inversiones son prioritarias en el país o deberíamos enfocarnos en otros temas? ¡Déjenme sus comentarios aquí abajo y veamos qué sale de esta plática!
