¡Ay, Dios mío! Quién se hubiera imaginado que la Educación Religiosa volvería a tener tanta fuerza en nuestras escuelas. Resulta que este 10 de noviembre cumplimos 85 añitos desde que oficialmente se le dio luz verde a esta materia con la Ley 21 del '40. Un mandadito bien importante que marcó un antes y un después en cómo formamos a nuestros jóvenes aquí en Costa Rica.
Y no es pa' bromear, esto empezó en una época muy diferente. Después de varios idas y venidas, la ley reconoció que la religión podía aportar mucho al desarrollo completo de los estudiantes. No solo hablar de fe, sino también inculcar valores, promover la convivencia sana y, en general, hacerlos mejores personas, ¿me entienden?
Ahora, claro, la cosa ha cambiado bastante. Ya no se trata de imponer creencias, sino de abrir espacios para el diálogo respetuoso entre diferentes religiones y convicciones. Se busca formar ciudadanos críticos, solidarios, conscientes del bien común... ¡Un cambio radical si pensamos en cómo era antes!
La verdad es que a veces uno piensa, ‘¿pa’ qué sirve la Educación Religiosa en el siglo XXI?’ Pero cuando ves cómo los profes trabajan con los niños, cómo les enseñan a respetar a los demás, a entender otras culturas, ahí sí te das cuenta del valor que tiene. Ya no es cuestión de dogma, sino de ética, de humanidad, ¿cachai?
Este año, pa' celebrar estos 85 años, el Ministerio de Publicación y Deportes (MEP) está organizando un montón de actividades en las escuelas del país. Talleres, charlas, concursos… ¡Pa’ que tanto estudiantes como docentes y familias se sumen a la celebración! Van rifándole el brete, eh, tratando de darle visibilidad a este programa que ha resistido tantas criticas a lo largo del tiempo.
Y hablando de resistencias, hay muchos que todavía se preguntan si la Educación Religiosa debería seguir siendo parte del currículo escolar. Algunos dicen que va contra la libertad de conciencia, que debería dejarse solamente en manos de la familia. Pues sí, eso tiene su punto, pero otros argumentan que la escuela es un espacio público donde todos tienen derecho a aprender sobre diferentes aspectos de la vida, incluyendo la espiritualidad. Un debate que nunca termina, vamos a ver si finalmente llegamos a alguna conclusión lógica.
Lo cierto es que, mira tú, durante estas ocho décadas y media, la Educación Religiosa se ha adaptado a los cambios sociales, ha incorporado nuevas metodologías de enseñanza, ha abrazado la diversidad. Ha sabido reinventarse para seguir siendo relevante en un mundo cada vez más complejo y diverso. Y eso, mis queridos lectores, merece reconocimiento. Este no es un tema que se pueda dejar pasar así nomás.
Así que ya saben, celebremos estos 85 años de Educación Religiosa en nuestras escuelas. Una vara que nos une como sociedad, que nos invita a reflexionar sobre nuestro papel en el mundo. Ahora dime, ¿crees que la Educación Religiosa sigue siendo necesaria en el plan de estudios costarricense, o deberíamos explorar otras alternativas para abordar temas de valores y ética en las aulas?
Y no es pa' bromear, esto empezó en una época muy diferente. Después de varios idas y venidas, la ley reconoció que la religión podía aportar mucho al desarrollo completo de los estudiantes. No solo hablar de fe, sino también inculcar valores, promover la convivencia sana y, en general, hacerlos mejores personas, ¿me entienden?
Ahora, claro, la cosa ha cambiado bastante. Ya no se trata de imponer creencias, sino de abrir espacios para el diálogo respetuoso entre diferentes religiones y convicciones. Se busca formar ciudadanos críticos, solidarios, conscientes del bien común... ¡Un cambio radical si pensamos en cómo era antes!
La verdad es que a veces uno piensa, ‘¿pa’ qué sirve la Educación Religiosa en el siglo XXI?’ Pero cuando ves cómo los profes trabajan con los niños, cómo les enseñan a respetar a los demás, a entender otras culturas, ahí sí te das cuenta del valor que tiene. Ya no es cuestión de dogma, sino de ética, de humanidad, ¿cachai?
Este año, pa' celebrar estos 85 años, el Ministerio de Publicación y Deportes (MEP) está organizando un montón de actividades en las escuelas del país. Talleres, charlas, concursos… ¡Pa’ que tanto estudiantes como docentes y familias se sumen a la celebración! Van rifándole el brete, eh, tratando de darle visibilidad a este programa que ha resistido tantas criticas a lo largo del tiempo.
Y hablando de resistencias, hay muchos que todavía se preguntan si la Educación Religiosa debería seguir siendo parte del currículo escolar. Algunos dicen que va contra la libertad de conciencia, que debería dejarse solamente en manos de la familia. Pues sí, eso tiene su punto, pero otros argumentan que la escuela es un espacio público donde todos tienen derecho a aprender sobre diferentes aspectos de la vida, incluyendo la espiritualidad. Un debate que nunca termina, vamos a ver si finalmente llegamos a alguna conclusión lógica.
Lo cierto es que, mira tú, durante estas ocho décadas y media, la Educación Religiosa se ha adaptado a los cambios sociales, ha incorporado nuevas metodologías de enseñanza, ha abrazado la diversidad. Ha sabido reinventarse para seguir siendo relevante en un mundo cada vez más complejo y diverso. Y eso, mis queridos lectores, merece reconocimiento. Este no es un tema que se pueda dejar pasar así nomás.
Así que ya saben, celebremos estos 85 años de Educación Religiosa en nuestras escuelas. Una vara que nos une como sociedad, que nos invita a reflexionar sobre nuestro papel en el mundo. Ahora dime, ¿crees que la Educación Religiosa sigue siendo necesaria en el plan de estudios costarricense, o deberíamos explorar otras alternativas para abordar temas de valores y ética en las aulas?