¡Ay, Dios mío, qué vaina! Resulta que la Sala Constitucional nos volvió a dar la lata con este rollo de la CCSS y la señora de la enagua. Ya saben, la historia de aquella abuela que no podía ver a su papá en el hospital porque su ropa, según ellos, no cumplía con el código de vestimenta. Uno pensaría que ya aprenderían la lección, pero parece que no.
Como recordarán, la jueza les dijo bien claro que esas restricciones tienen que tener sentido, que no pueden andar inventándose cosas para molestar a la gente. Que, entiéndase, si es para prevenir algún problema grave, pues vale, pero eso de juzgar la longitud de una enagua… ¡diay, qué pena ajena! La cosa es que ahora vuelven a meterse en este brete.
Después de que la Sala le metiera presión a la CCSS, obligándolos a respetar los derechos de las personas a recibir atención médica sin que les hagan sentir incómodos o avergonzados, uno esperaba que dieran vuelta página. Pero parece que algunos todavía andan con la idea de que pueden controlar cómo visten las personas para entrar a un hospital. ¡Pero a quién le importa la enagua cuando hay gente enferma!
Al parecer, el director del hospital, Johnnie Chi Chein Deng Tong, o quien esté haciendo el paro ahora, todavía piensa que puede imponerle sus propias reglas a la gente. No sé yo si esto es falta de respeto a la Sala Constitucional o simple estupidez, pero lo que sí sé es que la gente está harta de estos rodeos. Andan buscando pretextos para discriminar a las personas y eso no va ni poquito.
La verdad, uno se pregunta qué tan ocupados estarán esos señores para estar midiendo faldas y enaguas en vez de preocuparse por mejorar la calidad de la atención médica. Porque eso sí que es importante, ¿verdad? Asegurarse de que los doctores tengan los recursos necesarios, que los hospitales estén limpios y bien equipados, y que los pacientes reciban el trato digno que merecen. Esa debería ser la prioridad, no andar con estas tonterías.
Y lo peor de todo es que esto demuestra la poca capacidad que tiene la CCSS para aprender de sus errores. Parece que necesitan que les golpeen varias veces en la cabeza para entender que no pueden tratar a las personas como si fueran cualquier cosa. Se creen dueños de la verdad y se olvidan de que están ahí para servir a la población, no para atormentarla.
Ahora, unos abogados listos están preparando otra demanda, porque evidentemente alguien dentro de la CCSS no quiere aceptar que cometió un error y está dispuesto a seguir gastando el dinero de todos en defender una postura absurda. ¡Qué torta, sinceramente! En vez de pedir perdón y reconocer su equivocación, prefieren pelear a matar y seguir humillando a las personas.
Así que, díganme ustedes: ¿Hasta cuándo vamos a permitir que la CCSS siga actuando así? ¿No cree usted que deberían enfocarse en mejorar la atención médica en lugar de andar pendiente de la ropa de la gente? ¿Le parece justo que una persona tenga que sentirse avergonzada por vestir de cierta manera para poder ver a un familiar enfermo?
Como recordarán, la jueza les dijo bien claro que esas restricciones tienen que tener sentido, que no pueden andar inventándose cosas para molestar a la gente. Que, entiéndase, si es para prevenir algún problema grave, pues vale, pero eso de juzgar la longitud de una enagua… ¡diay, qué pena ajena! La cosa es que ahora vuelven a meterse en este brete.
Después de que la Sala le metiera presión a la CCSS, obligándolos a respetar los derechos de las personas a recibir atención médica sin que les hagan sentir incómodos o avergonzados, uno esperaba que dieran vuelta página. Pero parece que algunos todavía andan con la idea de que pueden controlar cómo visten las personas para entrar a un hospital. ¡Pero a quién le importa la enagua cuando hay gente enferma!
Al parecer, el director del hospital, Johnnie Chi Chein Deng Tong, o quien esté haciendo el paro ahora, todavía piensa que puede imponerle sus propias reglas a la gente. No sé yo si esto es falta de respeto a la Sala Constitucional o simple estupidez, pero lo que sí sé es que la gente está harta de estos rodeos. Andan buscando pretextos para discriminar a las personas y eso no va ni poquito.
La verdad, uno se pregunta qué tan ocupados estarán esos señores para estar midiendo faldas y enaguas en vez de preocuparse por mejorar la calidad de la atención médica. Porque eso sí que es importante, ¿verdad? Asegurarse de que los doctores tengan los recursos necesarios, que los hospitales estén limpios y bien equipados, y que los pacientes reciban el trato digno que merecen. Esa debería ser la prioridad, no andar con estas tonterías.
Y lo peor de todo es que esto demuestra la poca capacidad que tiene la CCSS para aprender de sus errores. Parece que necesitan que les golpeen varias veces en la cabeza para entender que no pueden tratar a las personas como si fueran cualquier cosa. Se creen dueños de la verdad y se olvidan de que están ahí para servir a la población, no para atormentarla.
Ahora, unos abogados listos están preparando otra demanda, porque evidentemente alguien dentro de la CCSS no quiere aceptar que cometió un error y está dispuesto a seguir gastando el dinero de todos en defender una postura absurda. ¡Qué torta, sinceramente! En vez de pedir perdón y reconocer su equivocación, prefieren pelear a matar y seguir humillando a las personas.
Así que, díganme ustedes: ¿Hasta cuándo vamos a permitir que la CCSS siga actuando así? ¿No cree usted que deberían enfocarse en mejorar la atención médica en lugar de andar pendiente de la ropa de la gente? ¿Le parece justo que una persona tenga que sentirse avergonzada por vestir de cierta manera para poder ver a un familiar enfermo?
