¡Ay, Dios mío! A ver, mátenme ustedes... así estamos, camaradas. Ser pobre en Costa Rica no es solo que no tengas lana para el gallito o la moringa, es una tortura digna de novela. Te pasas más tiempo tramitando que trabajando, buscando quién te da la mano, pasando vergüenzas para conseguir la ayuda que, por ley, deberías tener.
Y eso me dice Yorleny León, la jefa del IMAS, quien salió con la voz queja a denunciar el quilombo burocrático que tenemos montado. Resulta que una misma familia, con un abu, un nene y un mae desempleado, anda tocándole a ¡17 instituciones distintas! para obtener los beneficios básicos. ¡Diecisiete puertas, chunches! ¿Se imaginan el estrés?
León nos explica que la idea es meterle un buen empujón al sistema, armar lo que llaman el IDHIS – Instituto de Desarrollo Humano e Inclusión Social. En teoría, sería como un super ministerio que junta todas esas oficinas y te atiende todo en un solo lugar. Imagínate, una sola vara para resolver todos tus problemas sociales. ¡A todo dar!
Pero ojo, que no todo es miel sobre hojuelas. Porque claro, ahí entran los gremios y los técnicos, que no quieren soltar sus pedacitos de pastel. Dicen que este “mega ministerio” les va a quitar poder y presupuesto. ¡El clásico cuento de siempre! Pero León no se achicó y nos tiró la bomba: anualmente, el sector social se come casi ¢800 mil millones. ¡Un dineral! Y gran parte se va en papeleos y duplicidades.
"Tenemos 17 instituciones que tienen Procuraduría, Recursos Humanos, Auditoría… ¡repetidas diecisiete veces!”, recalcó León, visiblemente frustrada. Con razón le decimos "el país de los papeles". Centralizando todo, según ella, podríamos destrabar billetes pa' invertirlo en programas reales y ayudar a la gente que realmente lo necesita.
El problema es que el proyecto de ley se quedó varadito en la Asamblea, atascado en la comisión de modernización del Estado. Parece que algunos diputados prefieren mantener el status quo, aunque sea a costa del sufrimiento de los más necesitados. No me extraña, a veces dan qué pensar, diay.
Y no solo los diputados están poniendo trabas. Sectores técnicos, como CONAPDIS y CONAPAM, advierten que este cambio radical podría afectar sus áreas especializadas. Temen que se les quite autonomía y presupuesto, dejando atrás años de lucha por defender los derechos de las personas con discapacidad y los adultos mayores. ¡Qué carga! Entendemos sus preocupaciones, pero también hay que buscar soluciones eficientes para aliviar la vida de la gente.
Al final, la verdad es que necesitamos una reforma profunda en nuestro sistema social. Ya basta de tanta burocracia innecesaria, de hacer sufrir a los más vulnerables. Sea con este proyecto o con otro, lo importante es que hagamos algo ya. ¿Ustedes creen que el IDHIS es la solución correcta para simplificar el acceso a los servicios sociales en Costa Rica, o piensan que existen alternativas mejores para evitar caer en asistencialismo y proteger los derechos especializados de cada grupo poblacional?
Y eso me dice Yorleny León, la jefa del IMAS, quien salió con la voz queja a denunciar el quilombo burocrático que tenemos montado. Resulta que una misma familia, con un abu, un nene y un mae desempleado, anda tocándole a ¡17 instituciones distintas! para obtener los beneficios básicos. ¡Diecisiete puertas, chunches! ¿Se imaginan el estrés?
León nos explica que la idea es meterle un buen empujón al sistema, armar lo que llaman el IDHIS – Instituto de Desarrollo Humano e Inclusión Social. En teoría, sería como un super ministerio que junta todas esas oficinas y te atiende todo en un solo lugar. Imagínate, una sola vara para resolver todos tus problemas sociales. ¡A todo dar!
Pero ojo, que no todo es miel sobre hojuelas. Porque claro, ahí entran los gremios y los técnicos, que no quieren soltar sus pedacitos de pastel. Dicen que este “mega ministerio” les va a quitar poder y presupuesto. ¡El clásico cuento de siempre! Pero León no se achicó y nos tiró la bomba: anualmente, el sector social se come casi ¢800 mil millones. ¡Un dineral! Y gran parte se va en papeleos y duplicidades.
"Tenemos 17 instituciones que tienen Procuraduría, Recursos Humanos, Auditoría… ¡repetidas diecisiete veces!”, recalcó León, visiblemente frustrada. Con razón le decimos "el país de los papeles". Centralizando todo, según ella, podríamos destrabar billetes pa' invertirlo en programas reales y ayudar a la gente que realmente lo necesita.
El problema es que el proyecto de ley se quedó varadito en la Asamblea, atascado en la comisión de modernización del Estado. Parece que algunos diputados prefieren mantener el status quo, aunque sea a costa del sufrimiento de los más necesitados. No me extraña, a veces dan qué pensar, diay.
Y no solo los diputados están poniendo trabas. Sectores técnicos, como CONAPDIS y CONAPAM, advierten que este cambio radical podría afectar sus áreas especializadas. Temen que se les quite autonomía y presupuesto, dejando atrás años de lucha por defender los derechos de las personas con discapacidad y los adultos mayores. ¡Qué carga! Entendemos sus preocupaciones, pero también hay que buscar soluciones eficientes para aliviar la vida de la gente.
Al final, la verdad es que necesitamos una reforma profunda en nuestro sistema social. Ya basta de tanta burocracia innecesaria, de hacer sufrir a los más vulnerables. Sea con este proyecto o con otro, lo importante es que hagamos algo ya. ¿Ustedes creen que el IDHIS es la solución correcta para simplificar el acceso a los servicios sociales en Costa Rica, o piensan que existen alternativas mejores para evitar caer en asistencialismo y proteger los derechos especializados de cada grupo poblacional?
