¡Ay, Dios mío, qué vaina! Resulta que la Universidad de Costa Rica (UCR) tuvo que soltar la bomba de que una directora de un programa de posgrado casi recibe un susto de película. Según contaron, unos tipos decidieron que era buena idea ir a amenazarla con un arma pa' que cambie los requisitos de ingreso. ¡Imagínate el papelón!
Lo peor de todo es que la amenaza no pasó dentro del campus, sino afuera, donde cualquier inocente podía haber salido malparado. Al parecer, estos señores estaban bien convencidos de que podían forzar a la directora a hacer sus fuertecitos para meter a quién sabe a quién en el posgrado, y si no, ¡las cosas se ponían feas! Nos hablan de amenazas directas contra su vida y la de su familia, lo cual es de verdad super feo y preocupante.
La UCR, como queriendo lavarse las manos, sacó un comunicado diciendo que están solidarios con la señora y su familia. Ponen que “no tiene cabida en un país que se precia de democrático y civilizado” tener esas cosas pasando. Diay, parece que alguien olvidó que acá hay gente dispuesta a todo por un cupito, ¿no?
Y ni hablar de lo que ha estado pasando últimamente con las amenazas de balazos en otras universidades. Han tenido que evacuar oficinas, profesores y estudiantes porque la incertidumbre está por las nubes. Esto sí que puso a pensar a las autoridades universitarias, que ahora andan buscando cómo armar un plan conjunto de seguridad para todas las universidades públicas. Ya saben, para estar todos en la misma onda y proteger a la comunidad educativa.
Parece que este caso ya está en manos de la poli y la jueza, así que no quieren darle más vueltas al asunto para no entorpecer la investigación. Por eso, no han querido revelar la identidad de la directora, aunque dicen que la pobre ya hizo la denuncia formal. Esperemos que agarren a esos tipejos pronto y les caiga toda la ley, porque esto ya es demasiado.
Ahora, como bien sabemos, en Costa Rica siempre hay rumores y especulaciones volando. Algunos dicen que detrás de todo esto hay intereses políticos, otros que es simple corrupción pura. Lo cierto es que este caso abre una puerta a una reflexión importante sobre la calidad académica y los valores éticos en nuestras universidades. Porque, díganlo conmigo, ¡esto no es normal!
Además, este brete viene a sumarle a la tensión que ya existía en la UCR desde hace tiempo, por temas presupuestarios, reformas curriculares y hasta protestas estudiantiles. Parece que nadie anda contento con nada, y esto solo sirvió para echarle más leña al fuego. Uno se pregunta, ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar para conseguir lo que queremos? ¿Vale la pena recurrir a la violencia y las amenazas?
En fin, este caso nos deja pensando… ¿Deberíamos exigir controles más estrictos en los procesos de admisión a posgrado para evitar que personas con malas intenciones intenten manipular el sistema? ¿O creen que la solución pasa por fortalecer la cultura de respeto y la ética en nuestras instituciones educativas? Compartan sus opiniones en el foro, ¡qué les parece este rollo?
Lo peor de todo es que la amenaza no pasó dentro del campus, sino afuera, donde cualquier inocente podía haber salido malparado. Al parecer, estos señores estaban bien convencidos de que podían forzar a la directora a hacer sus fuertecitos para meter a quién sabe a quién en el posgrado, y si no, ¡las cosas se ponían feas! Nos hablan de amenazas directas contra su vida y la de su familia, lo cual es de verdad super feo y preocupante.
La UCR, como queriendo lavarse las manos, sacó un comunicado diciendo que están solidarios con la señora y su familia. Ponen que “no tiene cabida en un país que se precia de democrático y civilizado” tener esas cosas pasando. Diay, parece que alguien olvidó que acá hay gente dispuesta a todo por un cupito, ¿no?
Y ni hablar de lo que ha estado pasando últimamente con las amenazas de balazos en otras universidades. Han tenido que evacuar oficinas, profesores y estudiantes porque la incertidumbre está por las nubes. Esto sí que puso a pensar a las autoridades universitarias, que ahora andan buscando cómo armar un plan conjunto de seguridad para todas las universidades públicas. Ya saben, para estar todos en la misma onda y proteger a la comunidad educativa.
Parece que este caso ya está en manos de la poli y la jueza, así que no quieren darle más vueltas al asunto para no entorpecer la investigación. Por eso, no han querido revelar la identidad de la directora, aunque dicen que la pobre ya hizo la denuncia formal. Esperemos que agarren a esos tipejos pronto y les caiga toda la ley, porque esto ya es demasiado.
Ahora, como bien sabemos, en Costa Rica siempre hay rumores y especulaciones volando. Algunos dicen que detrás de todo esto hay intereses políticos, otros que es simple corrupción pura. Lo cierto es que este caso abre una puerta a una reflexión importante sobre la calidad académica y los valores éticos en nuestras universidades. Porque, díganlo conmigo, ¡esto no es normal!
Además, este brete viene a sumarle a la tensión que ya existía en la UCR desde hace tiempo, por temas presupuestarios, reformas curriculares y hasta protestas estudiantiles. Parece que nadie anda contento con nada, y esto solo sirvió para echarle más leña al fuego. Uno se pregunta, ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar para conseguir lo que queremos? ¿Vale la pena recurrir a la violencia y las amenazas?
En fin, este caso nos deja pensando… ¿Deberíamos exigir controles más estrictos en los procesos de admisión a posgrado para evitar que personas con malas intenciones intenten manipular el sistema? ¿O creen que la solución pasa por fortalecer la cultura de respeto y la ética en nuestras instituciones educativas? Compartan sus opiniones en el foro, ¡qué les parece este rollo?