¡Ay, Dios mío, qué torta! Parece sacado de película, pero lamentablemente es toda verdad: dos personas terminaron metidas en el río abajo de la catarata La Paz, en Vara Blanca de Heredia, luego de que su carro se fuera directo al agua. La Cruz Roja anduvo moviéndose a toda máquina desde temprano para rescatarlos, y vaya que le tocó brete.
Todo empezó cuando, aparentemente, el conductor perdió el control del vehículo en una curva pronunciada cerca del mirador. Según testigos que estaban por la zona – y varios comentando en redes sociales, porque eso ya se viralizó, claro – el carro patinó en medio de la lluvia que ha caído últimamente por estos lados y, bum, directo al río. Al principio, hasta hubo quien pensó que era parte de algún show, ¡qué pena!
Lo primero que se reportó fue que los ocupantes lograron salir por sus propios medios. Muchos dieron gracias a Dios, pensando que se habían librado de un susto tremendo. Pero la cosa no terminó ahí, pues minutos después, quienes iban en el carro tuvieron que actualizar la información: dentro del vehículo podría estar otra persona, ¡y ahí sí se puso el ambiente tenso!
De inmediato, la Benemérita desplegó todos los recursos disponibles: ambulancias de soporte básico y avanzado, equipos de rescate acuático... Una maquinaria completa para verificar si efectivamente había alguien más atrapado. Ya se imaginan el alboroto, la gente corriendo con linternas, los perros rastreadores olfateando por todos lados. Una verdadera película, pero con final incierto.
Después de varias horas de búsqueda exhaustiva, los equipos de rescate confirmaron que, afortunadamente, solo eran dos las personas involucradas. Fueron trasladados de emergencia a un centro médico cercano para recibir atención médica. Aunque inicialmente parecía que estaban bien, decidieron llevarlos para hacerles unos chequeos más a fondo, ¡más vale prevenir, dicen por acá!
Este incidente ha puesto nuevamente sobre la mesa el tema de la seguridad vial en zonas turísticas como Vara Blanca. Muchos señalan que la carretera es peligrosa, con curvas cerradas y poca señalización adecuada, especialmente en días lluviosos como este. Algunos incluso proponen construir barandales protectores a lo largo del camino, para evitar tragedias similares en el futuro. Es una vara delicada, porque implica inversión y planificación, pero algo hay que hacer, chunches.
Y ni hablar de la preocupación entre los turistas, que obviamente no quieren empezar sus vacaciones con un susto así. Este tipo de incidentes dejan una mancha en la imagen de Costa Rica como destino seguro y tranquilo. Lo bueno es que la respuesta de los servicios de emergencia fue rápida y eficiente, lo cual ayuda a mitigar el impacto negativo. Además, este acontecimiento nos recuerda la importancia de conducir con precaución, respetar las normas de tránsito y tener cuidado con las condiciones climáticas adversas. ¡Que nadie se piense que es carrera de fórmula uno, diay!
Ahora, me pregunto… ¿Ustedes creen que es suficiente con poner más señales y mejorar la iluminación en la carretera, o se necesita tomar medidas más drásticas, como restringir el acceso de vehículos particulares a ciertas áreas de la catarata? ¿Y cómo podemos conciliar el turismo masivo con la seguridad de visitantes y residentes?
Todo empezó cuando, aparentemente, el conductor perdió el control del vehículo en una curva pronunciada cerca del mirador. Según testigos que estaban por la zona – y varios comentando en redes sociales, porque eso ya se viralizó, claro – el carro patinó en medio de la lluvia que ha caído últimamente por estos lados y, bum, directo al río. Al principio, hasta hubo quien pensó que era parte de algún show, ¡qué pena!
Lo primero que se reportó fue que los ocupantes lograron salir por sus propios medios. Muchos dieron gracias a Dios, pensando que se habían librado de un susto tremendo. Pero la cosa no terminó ahí, pues minutos después, quienes iban en el carro tuvieron que actualizar la información: dentro del vehículo podría estar otra persona, ¡y ahí sí se puso el ambiente tenso!
De inmediato, la Benemérita desplegó todos los recursos disponibles: ambulancias de soporte básico y avanzado, equipos de rescate acuático... Una maquinaria completa para verificar si efectivamente había alguien más atrapado. Ya se imaginan el alboroto, la gente corriendo con linternas, los perros rastreadores olfateando por todos lados. Una verdadera película, pero con final incierto.
Después de varias horas de búsqueda exhaustiva, los equipos de rescate confirmaron que, afortunadamente, solo eran dos las personas involucradas. Fueron trasladados de emergencia a un centro médico cercano para recibir atención médica. Aunque inicialmente parecía que estaban bien, decidieron llevarlos para hacerles unos chequeos más a fondo, ¡más vale prevenir, dicen por acá!
Este incidente ha puesto nuevamente sobre la mesa el tema de la seguridad vial en zonas turísticas como Vara Blanca. Muchos señalan que la carretera es peligrosa, con curvas cerradas y poca señalización adecuada, especialmente en días lluviosos como este. Algunos incluso proponen construir barandales protectores a lo largo del camino, para evitar tragedias similares en el futuro. Es una vara delicada, porque implica inversión y planificación, pero algo hay que hacer, chunches.
Y ni hablar de la preocupación entre los turistas, que obviamente no quieren empezar sus vacaciones con un susto así. Este tipo de incidentes dejan una mancha en la imagen de Costa Rica como destino seguro y tranquilo. Lo bueno es que la respuesta de los servicios de emergencia fue rápida y eficiente, lo cual ayuda a mitigar el impacto negativo. Además, este acontecimiento nos recuerda la importancia de conducir con precaución, respetar las normas de tránsito y tener cuidado con las condiciones climáticas adversas. ¡Que nadie se piense que es carrera de fórmula uno, diay!
Ahora, me pregunto… ¿Ustedes creen que es suficiente con poner más señales y mejorar la iluminación en la carretera, o se necesita tomar medidas más drásticas, como restringir el acceso de vehículos particulares a ciertas áreas de la catarata? ¿Y cómo podemos conciliar el turismo masivo con la seguridad de visitantes y residentes?
