¡Ay, Dios mío! Quién lo diría, parece que el tema del ERP-SAP en la CCSS no va a morir tan fácil. Pese a que el Tribunal Contencioso Administrativo le puso el freno con una medida cautelar provisionalísima, la Contraloría General de la República (CGR) sigue mascullando y metiendo lupa en este brete que ha costado ojo de rana a la Caja.
Para refrescarle la memoria a los más jóvenes, vamos por los pelos de este asunto: resulta que la implementación de este nuevo sistema informático SAP, que prometía revolucionar la gestión de la CCSS, terminó siendo un verdadero batacazo. Tres denuncias ciudadanas detonaron la investigación de la Contraloría, acusando irregularidades desde el principio. Marta Acosta, nuestra contralora general, le dio una explicación a los diputados de la Comisión Especial y vaya si había cosas turbias detrás...
Según Acosta, durante el proceso de implementación se quitaron componentes técnicos importantes, se hicieron caso omiso a las advertencias de los expertos y, para rematar, dejaron abierta una puerta para posibles problemas operativos. ¡Qué torta! Porque además de eso, el sistema se instaló sin cumplir ni siquiera las condiciones básicas. Parece que alguien quería apurarle las cosas sin pensar en las consecuencias, ¿no?
Y la cosa no pinta pretty. La investigación reveló que en 2023 se debilitó cómo administrar bien el sistema. Se quitó el poder a las gerencias técnicas y centralizaron todo el control en manos de la Presidencia Ejecutiva. ¡Imagínate el desmadre! Y eso, pese a que los técnicos estaban gritando a los cuatro vientos que algo andaba mal. Todo esto suena a novela, diay.
Lo peor de todo es que, incluso faltando un mes para la implementación oficial, aparecieron alertas rojas sobre requisitos esenciales que aún faltaban por cumplir. ¡Y una semana después!, llegaron alertas intensas que simplemente ignoraron. Al final, la Caja quedó seis meses sin poder hacer balances financieros decentes. El abastecimiento de medicinas se paralizó y hasta perdieron la pista de dónde iba la plata. ¡Un colapso generalizado en 27 centros de salud! ¡Qué carga!
Pero bueno, no todo es malo. Al menos ahora tenemos una investigación en curso, aunque el Tribunal haya querido echarle agua fría temporalmente. La CGR está revisando todos los documentos y buscando responsables. Esto podría ser una oportunidad para aprender de nuestros errores y evitar que estas situaciones se repitan en el futuro. Esperemos que los culpables paguen por sus acciones y que la CCSS pueda salir adelante de esta crisis.
Ahora sí, hablando claro, la situación nos recuerda que hay que estar siempre vigilantes y exigir transparencia a nuestras instituciones. No podemos permitir que se desperdicie la plata de los contribuyentes en proyectos mal planificados e implementados. Hay que exigir cuentas y asegurarnos de que nuestros funcionarios públicos hagan bien su trabajo. De lo contrario, seguiremos viendo cómo se van los recursos al traste.
En fin, este caso del ERP-SAP es una muestra clara de lo que pasa cuando se priorizan intereses políticos sobre el bienestar de la ciudadanía. Ahora me pregunto, ¿cree usted que la CCSS podrá recuperarse realmente de este golpe o estamos frente a un daño irreparable? ¿Y qué medidas debería tomar el gobierno para garantizar que estos errores no se vuelvan a repetir en otras instituciones públicas?
Para refrescarle la memoria a los más jóvenes, vamos por los pelos de este asunto: resulta que la implementación de este nuevo sistema informático SAP, que prometía revolucionar la gestión de la CCSS, terminó siendo un verdadero batacazo. Tres denuncias ciudadanas detonaron la investigación de la Contraloría, acusando irregularidades desde el principio. Marta Acosta, nuestra contralora general, le dio una explicación a los diputados de la Comisión Especial y vaya si había cosas turbias detrás...
Según Acosta, durante el proceso de implementación se quitaron componentes técnicos importantes, se hicieron caso omiso a las advertencias de los expertos y, para rematar, dejaron abierta una puerta para posibles problemas operativos. ¡Qué torta! Porque además de eso, el sistema se instaló sin cumplir ni siquiera las condiciones básicas. Parece que alguien quería apurarle las cosas sin pensar en las consecuencias, ¿no?
Y la cosa no pinta pretty. La investigación reveló que en 2023 se debilitó cómo administrar bien el sistema. Se quitó el poder a las gerencias técnicas y centralizaron todo el control en manos de la Presidencia Ejecutiva. ¡Imagínate el desmadre! Y eso, pese a que los técnicos estaban gritando a los cuatro vientos que algo andaba mal. Todo esto suena a novela, diay.
Lo peor de todo es que, incluso faltando un mes para la implementación oficial, aparecieron alertas rojas sobre requisitos esenciales que aún faltaban por cumplir. ¡Y una semana después!, llegaron alertas intensas que simplemente ignoraron. Al final, la Caja quedó seis meses sin poder hacer balances financieros decentes. El abastecimiento de medicinas se paralizó y hasta perdieron la pista de dónde iba la plata. ¡Un colapso generalizado en 27 centros de salud! ¡Qué carga!
Pero bueno, no todo es malo. Al menos ahora tenemos una investigación en curso, aunque el Tribunal haya querido echarle agua fría temporalmente. La CGR está revisando todos los documentos y buscando responsables. Esto podría ser una oportunidad para aprender de nuestros errores y evitar que estas situaciones se repitan en el futuro. Esperemos que los culpables paguen por sus acciones y que la CCSS pueda salir adelante de esta crisis.
Ahora sí, hablando claro, la situación nos recuerda que hay que estar siempre vigilantes y exigir transparencia a nuestras instituciones. No podemos permitir que se desperdicie la plata de los contribuyentes en proyectos mal planificados e implementados. Hay que exigir cuentas y asegurarnos de que nuestros funcionarios públicos hagan bien su trabajo. De lo contrario, seguiremos viendo cómo se van los recursos al traste.
En fin, este caso del ERP-SAP es una muestra clara de lo que pasa cuando se priorizan intereses políticos sobre el bienestar de la ciudadanía. Ahora me pregunto, ¿cree usted que la CCSS podrá recuperarse realmente de este golpe o estamos frente a un daño irreparable? ¿Y qué medidas debería tomar el gobierno para garantizar que estos errores no se vuelvan a repetir en otras instituciones públicas?
