¡Ay, Dios mío, qué torta! Aquí en Costa Rica siempre hay alguien buscando cómo sacar provecho fácil, ¿verdad, maes? Esta vez, una banda de malos se ha ido de lleno a estafar a familias que ya andan apretaditas. El OIJ los agarró justo a tiempo, antes de que causaran aún más daño.
Resulta que estos tipos estaban rondando barrios populares, ofreciendo diarios de comida a precios bajos, ¡qué buena pinta para gente que necesita! Pero, claro, ahí venía el truco. A cambio de esos alimentos, pedían copias de la cédula, datos personales y hasta fotos de las personas. Un brete de información sensible, diay...
Y colorín colorado, ¡este juego se les fue al traste! Con toda esa data, iban creando perfiles falsos en plataformas de créditos, pidiendo préstamos a nombre de las víctimas y comprándose electrodomésticos a lo loco. ¡Imagínate la bronca que le tocará vivir a esas familias cuando les empiecen a llegar las facturas! Una verdadera pesadilla, chunches.
Según las investigaciones del OIJ, estamos hablando de más de 140 víctimas afectadas, con un perjuicio económico que suma unos ₡55 millones. ¡Qué nivel de sal! Esto demuestra que hay que estar ojo avizor y nunca entregar nuestros documentos a cualquiera que nos ofrezca algo gratis. Siempre hay gato encerrado, maes, siempre.
Durante los allanamientos realizados tanto en Alajuelita como en Desamparados, los agentes del orden decomisaron un montón de electrodomésticos que fueron comprados con ese dinero ilícito. ¡Menos mal que los atraparon antes de que se fueran con todo! Ahora esos aparatos tendrán que pasar por procesos legales para determinar a quién pertenecen realmente. Un proceso largo y complicado, pero necesario.
Lo más triste de todo esto es que estos estafadores se aprovechan de la necesidad de las personas. Irán por ahí disfrazados de samaritanos, pero en realidad son pura mugre. Hay que denunciar estas prácticas a las autoridades competentes y crear conciencia entre la población sobre los riesgos de compartir información personal con desconocidos. ¡Que nadie caiga en sus redes!
En total, capturaron a tres personas que ahora están a disposición del Ministerio Público, enfrentando cargos por estafa y robo de identidad. Se espera que pronto comiencen a recibir los juicios correspondientes y que paguen por sus fechorías. Que sirva de ejemplo para otros que estén pensando en seguir sus pasos. ¡Aquí no vamos a permitir que se abusen de la buena fe de la gente!
Esta vaineta me hace pensar: ¿cómo podemos, como sociedad costarricense, fortalecer la protección de los datos personales y evitar que estas estafas sigan afectando a nuestras comunidades más vulnerables? ¿Sería útil implementar programas educativos más efectivos sobre seguridad digital o reforzar los controles en las instituciones financieras?
Resulta que estos tipos estaban rondando barrios populares, ofreciendo diarios de comida a precios bajos, ¡qué buena pinta para gente que necesita! Pero, claro, ahí venía el truco. A cambio de esos alimentos, pedían copias de la cédula, datos personales y hasta fotos de las personas. Un brete de información sensible, diay...
Y colorín colorado, ¡este juego se les fue al traste! Con toda esa data, iban creando perfiles falsos en plataformas de créditos, pidiendo préstamos a nombre de las víctimas y comprándose electrodomésticos a lo loco. ¡Imagínate la bronca que le tocará vivir a esas familias cuando les empiecen a llegar las facturas! Una verdadera pesadilla, chunches.
Según las investigaciones del OIJ, estamos hablando de más de 140 víctimas afectadas, con un perjuicio económico que suma unos ₡55 millones. ¡Qué nivel de sal! Esto demuestra que hay que estar ojo avizor y nunca entregar nuestros documentos a cualquiera que nos ofrezca algo gratis. Siempre hay gato encerrado, maes, siempre.
Durante los allanamientos realizados tanto en Alajuelita como en Desamparados, los agentes del orden decomisaron un montón de electrodomésticos que fueron comprados con ese dinero ilícito. ¡Menos mal que los atraparon antes de que se fueran con todo! Ahora esos aparatos tendrán que pasar por procesos legales para determinar a quién pertenecen realmente. Un proceso largo y complicado, pero necesario.
Lo más triste de todo esto es que estos estafadores se aprovechan de la necesidad de las personas. Irán por ahí disfrazados de samaritanos, pero en realidad son pura mugre. Hay que denunciar estas prácticas a las autoridades competentes y crear conciencia entre la población sobre los riesgos de compartir información personal con desconocidos. ¡Que nadie caiga en sus redes!
En total, capturaron a tres personas que ahora están a disposición del Ministerio Público, enfrentando cargos por estafa y robo de identidad. Se espera que pronto comiencen a recibir los juicios correspondientes y que paguen por sus fechorías. Que sirva de ejemplo para otros que estén pensando en seguir sus pasos. ¡Aquí no vamos a permitir que se abusen de la buena fe de la gente!
Esta vaineta me hace pensar: ¿cómo podemos, como sociedad costarricense, fortalecer la protección de los datos personales y evitar que estas estafas sigan afectando a nuestras comunidades más vulnerables? ¿Sería útil implementar programas educativos más efectivos sobre seguridad digital o reforzar los controles en las instituciones financieras?
