¡Ay, Dios mío! Esto es más grave que el tráfico en Escazú. Resulta que un pobre tipo se comió una estafa tremenda en City Mall Alajuela, perdiendo más de un millón de colones en un jueguito de “Mario Bros”. Sí, así como lo escuchas, un arcade de videojuegos terminó siendo un pozo sin fondo para este mae.
La movida empezó en una tienda que parece sacada directamente del universo de Mario. Te ofrecen unos tiros de cortesía, unos ‘tiros gratis’ pa’ que te enganches, y al principio te sientes como el rey del mundo. Ganas, avanzas, recibes premios… todo parece demasiado bueno para ser verdad, y claro, ahí empieza el lío. Parece que hay varios afectados, como se ve en las redes sociales. No es la primera vez que esto ocurre, sino que es una práctica recurrente, tristemente.
Según el afectado, quien prefirió mantener el anonimato, la trampa está en esos llamados 'comodines'. Te los ofrecen para acelerar el juego, duplicar los premios... suena irresistible, pero cada vez que usas uno, el precio del siguiente lanzamiento se dispara. Lo que empezó en ¢5.000, escaló rapidísimo hasta ¢500.000. Imagínate el susto que se llevó este señor, viendo cómo su lana desaparecía en tiempo récord, en apenas 10-15 minutos. ¡Una barbaridad!
Y eso no es todo. Según contó, había gente allí, no precisamente novatos, sino individuos con una especie de 'protocolo', entrenados para llevar a la gente a la perdición. Cobraban en efectivo, en colones, o por transferencias bancarias, haciendo aún más difícil rastrear el dinero. Además, te mantienen pegado al juego, siempre al borde del premio final, haciéndote creer que estás cerca de ganar. Pero cuando llegas a los montos más altos, ¡zas!, el juego se traba y pierdes todo.
Lo más lamentable es que esta no es una situación aislada. Una búsqueda rápida en las redes revela que varias personas han caído en la misma trampa en ese mismo centro comercial. Hay publicaciones de hace más de dos años denunciando exactamente lo mismo, lo que indica que la situación está bastante extendida y las autoridades no han tomado cartas en el asunto con la contundencia necesaria. ¡Esto da qué pensar!
Ante este escándalo, contactamos a City Mall para saber qué papel juegan en todo esto. Su respuesta, eh... deja mucho que desear. Básicamente, dijeron que no tienen ninguna responsabilidad directa porque, según ellos, los negocios dentro del mall son independientes. Se lavan las manos diciendo que si alguien quiere presentar una denuncia, que lo haga ante las autoridades competentes. ¡Pero a ver, qué clase de centro comercial permite que esto suceda y se esconde detrás de tecnicismos legales?
City Mall insiste en que están a disposición de las autoridades, pero hasta el momento no han recibido ninguna notificación formal de investigación. Total, siguen con su negocio como si nada estuviera pasando. Pero esto demuestra una clara falta de compromiso con la seguridad y el bienestar de sus clientes. Y hablando de compromiso, ¿dónde quedó la responsabilidad social de un lugar que atrae a miles de personas diariamente?
Esta historia nos deja pensando: ¿Hasta cuándo permitiremos que estos depredadores económicos operen impunemente en nuestras ciudades? ¿Debería haber regulaciones más estrictas para los centros comerciales sobre los negocios que albergan? ¿Crees que City Mall debería asumir alguna responsabilidad en este caso, más allá de simplemente decir que no son responsables? ¡Vamos a debatirlo en los comentarios!
La movida empezó en una tienda que parece sacada directamente del universo de Mario. Te ofrecen unos tiros de cortesía, unos ‘tiros gratis’ pa’ que te enganches, y al principio te sientes como el rey del mundo. Ganas, avanzas, recibes premios… todo parece demasiado bueno para ser verdad, y claro, ahí empieza el lío. Parece que hay varios afectados, como se ve en las redes sociales. No es la primera vez que esto ocurre, sino que es una práctica recurrente, tristemente.
Según el afectado, quien prefirió mantener el anonimato, la trampa está en esos llamados 'comodines'. Te los ofrecen para acelerar el juego, duplicar los premios... suena irresistible, pero cada vez que usas uno, el precio del siguiente lanzamiento se dispara. Lo que empezó en ¢5.000, escaló rapidísimo hasta ¢500.000. Imagínate el susto que se llevó este señor, viendo cómo su lana desaparecía en tiempo récord, en apenas 10-15 minutos. ¡Una barbaridad!
Y eso no es todo. Según contó, había gente allí, no precisamente novatos, sino individuos con una especie de 'protocolo', entrenados para llevar a la gente a la perdición. Cobraban en efectivo, en colones, o por transferencias bancarias, haciendo aún más difícil rastrear el dinero. Además, te mantienen pegado al juego, siempre al borde del premio final, haciéndote creer que estás cerca de ganar. Pero cuando llegas a los montos más altos, ¡zas!, el juego se traba y pierdes todo.
Lo más lamentable es que esta no es una situación aislada. Una búsqueda rápida en las redes revela que varias personas han caído en la misma trampa en ese mismo centro comercial. Hay publicaciones de hace más de dos años denunciando exactamente lo mismo, lo que indica que la situación está bastante extendida y las autoridades no han tomado cartas en el asunto con la contundencia necesaria. ¡Esto da qué pensar!
Ante este escándalo, contactamos a City Mall para saber qué papel juegan en todo esto. Su respuesta, eh... deja mucho que desear. Básicamente, dijeron que no tienen ninguna responsabilidad directa porque, según ellos, los negocios dentro del mall son independientes. Se lavan las manos diciendo que si alguien quiere presentar una denuncia, que lo haga ante las autoridades competentes. ¡Pero a ver, qué clase de centro comercial permite que esto suceda y se esconde detrás de tecnicismos legales?
City Mall insiste en que están a disposición de las autoridades, pero hasta el momento no han recibido ninguna notificación formal de investigación. Total, siguen con su negocio como si nada estuviera pasando. Pero esto demuestra una clara falta de compromiso con la seguridad y el bienestar de sus clientes. Y hablando de compromiso, ¿dónde quedó la responsabilidad social de un lugar que atrae a miles de personas diariamente?
Esta historia nos deja pensando: ¿Hasta cuándo permitiremos que estos depredadores económicos operen impunemente en nuestras ciudades? ¿Debería haber regulaciones más estrictas para los centros comerciales sobre los negocios que albergan? ¿Crees que City Mall debería asumir alguna responsabilidad en este caso, más allá de simplemente decir que no son responsables? ¡Vamos a debatirlo en los comentarios!