¡Ay, Dios mío! Esto sí que es un quitegolpe. Resulta que un montón de gente, más de cien, se han llevado un buen susto porque cayeron en las garras de unas bandas organizadas que se hacían pasar por agencias de viajes y clubes vacacionales. Imagínate, planeando sus vacaciones soñadas y terminando con el bolsillo roto. ¡Qué torta!
Las autoridades del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) andan revolucionando el panorama con una serie de allanamientos que sacudieron varias provincias del país. Parece que tenían montado un esquema bien aceitado, cambiando nombres comerciales y abriendo locales a diestra y siniestra para seguir engatusando a la gente. ¡Estos tipos no tienen conciencia!
Lo que ha salido a la luz es que estas organizaciones, aparentemente profesionales, han acumulado alrededor de 65 casos judiciales. Eso sí que es una vara importante de problemas. Según el OIJ, no descartan que la lista de víctimas siga creciendo. Me da qué pensar cómo tanta gente pudo caer en esto, aunque bueno, con las ganas de salir de cuentas, uno se distrae fácil.
El martes pasado, el OIJ puso manos a la obra con nueve allanamientos simultáneos. Desde Escazú hasta San Carlos, pasando por Heredia, movilizaron recursos para detener a siete hombres y dos mujeres, todos acusados de presuntas estafas. Se dice que los operativos empezaron a las seis de la mañana, ¡imagínate despertarte con los judiciales en la puerta!
Durante los allanamientos, los agentes judiciales encontraron pruebas claves para la investigación. Documentos, computadoras, teléfonos… toda la evidencia necesaria para armar el rompecabezas y desenmascarar a estos delincuentes. Confiamos en que el Ministerio Público hará bien su trabajo y los pondrá detrás de los barrotes donde merecen estar.
Y aquí viene lo interesante: parece que la banda había aprendido a adaptarse. Cambiaban de nombre comercial, abrían nuevos locales... Era como si estuvieran jugando a las escondidas con la justicia, pero esta vez les dieron justo en el clavo. Este tipo de estafas nos recuerdan la importancia de verificar siempre la reputación de cualquier empresa antes de hacerle un depósito, máxime cuando se trata de sumas considerables de dinero.
Ahora, mientras tanto, hay familias enteras que se sienten decepcionadas y con la confianza herida. Lo material se recupera, pero recuperar la tranquilidad mental es otra cosa. Esperemos que este caso sirva de ejemplo para evitar que otros caigan en trampas similares y que las autoridades pongan más lupa en estas prácticas fraudulentas. Diay, qué pena ajena sentirlo…
En fin, la cosa está clarísima: hay que tener ojo avizor. Estos tipos de estafas se camuflan muy bien y te pueden pillar desprevenido. Pero, ¿qué medidas creen ustedes que deberían tomarse desde ahora para prevenir este tipo de fraudes y proteger mejor a los consumidores costarricenses?
Las autoridades del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) andan revolucionando el panorama con una serie de allanamientos que sacudieron varias provincias del país. Parece que tenían montado un esquema bien aceitado, cambiando nombres comerciales y abriendo locales a diestra y siniestra para seguir engatusando a la gente. ¡Estos tipos no tienen conciencia!
Lo que ha salido a la luz es que estas organizaciones, aparentemente profesionales, han acumulado alrededor de 65 casos judiciales. Eso sí que es una vara importante de problemas. Según el OIJ, no descartan que la lista de víctimas siga creciendo. Me da qué pensar cómo tanta gente pudo caer en esto, aunque bueno, con las ganas de salir de cuentas, uno se distrae fácil.
El martes pasado, el OIJ puso manos a la obra con nueve allanamientos simultáneos. Desde Escazú hasta San Carlos, pasando por Heredia, movilizaron recursos para detener a siete hombres y dos mujeres, todos acusados de presuntas estafas. Se dice que los operativos empezaron a las seis de la mañana, ¡imagínate despertarte con los judiciales en la puerta!
Durante los allanamientos, los agentes judiciales encontraron pruebas claves para la investigación. Documentos, computadoras, teléfonos… toda la evidencia necesaria para armar el rompecabezas y desenmascarar a estos delincuentes. Confiamos en que el Ministerio Público hará bien su trabajo y los pondrá detrás de los barrotes donde merecen estar.
Y aquí viene lo interesante: parece que la banda había aprendido a adaptarse. Cambiaban de nombre comercial, abrían nuevos locales... Era como si estuvieran jugando a las escondidas con la justicia, pero esta vez les dieron justo en el clavo. Este tipo de estafas nos recuerdan la importancia de verificar siempre la reputación de cualquier empresa antes de hacerle un depósito, máxime cuando se trata de sumas considerables de dinero.
Ahora, mientras tanto, hay familias enteras que se sienten decepcionadas y con la confianza herida. Lo material se recupera, pero recuperar la tranquilidad mental es otra cosa. Esperemos que este caso sirva de ejemplo para evitar que otros caigan en trampas similares y que las autoridades pongan más lupa en estas prácticas fraudulentas. Diay, qué pena ajena sentirlo…
En fin, la cosa está clarísima: hay que tener ojo avizor. Estos tipos de estafas se camuflan muy bien y te pueden pillar desprevenido. Pero, ¿qué medidas creen ustedes que deberían tomarse desde ahora para prevenir este tipo de fraudes y proteger mejor a los consumidores costarricenses?