¡Ay, Dios mío! Aquí seguimos con movida en Crucitas, pero esta vez es de esas que te dejan boquiabierto. Resulta que tres polis de la Escuela Nacional de Policía, esos mismos que deberían estar cuidándonos, terminaron arrestados con ¡ocho milloncitos y medio! En Colón, precisamente. Parece que se les fue las manos con unos mineros ilegales y decidieron apropiarse de la plata. ¡Qué torta!
Para ponerlos en contexto, la zona de Crucitas es un verdadero problema desde hace años. Miles de ‘coligalleros’, como los llamamos acá, van hasta allá a extraer oro de manera ilegal, sin respetar ni el río, ni el medio ambiente, ni las leyes. Las autoridades llevan meses tratando de controlarlos, pero es complicado porque hay mucha gente metida, y algunos dicen que hasta funcionarios públicos andan involucrados. El brete es que la situación se ha salido de control, y ahora sale esto.
Según cuentan los rumores, los agentes policiales encontraron a estos mineros con el dinero – que claro, producto de la extracción ilegal – y en lugar de confiscarlo al Estado, ¡se lo guardaron para ellos! Uno de los polis, dice la versión, tuvo conciencia y le dio un aviso anónimo a las autoridades. ¡Menudo valiente! Imagínate el coraje para delatar a sus propios compañeros. Eso sí que es tener aguante.
Las autoridades reaccionaron rápido y montaron un operativo. Interceptaron la buseta que usaban los policías para regresar a casa después del turno, justo ahí los agarraron con la guita. Ahora están a disposición de la Fiscalía, enfrentándose a graves cargos. Dicen que podrían estar acusados de robo y también de legitimación de capitales, que es básicamente lavar esa plata obtenida de forma ilícita para hacerla lucir legal. ¡Qué sal!
El Ministerio de Seguridad Pública, obviamente, salió a decir que están colaborando con la Fiscalía y que van a iniciar procesos internos para determinar qué pasó exactamente. Prometen que no van a tolerar ese tipo de comportamiento por parte de sus funcionarios. Pero bueno, ya saben cómo es esto, siempre hay que tomar estas declaraciones con pinzas. Hay que esperar a ver si realmente limpian la casa o si todo queda en buenas intenciones.
Y ojo, que la investigación todavía está abierta. No descartan que haya más policías involucrados en este asunto. Esto me recuerda a otras movidas similares que hemos visto en el país, donde parece que algunos uniformados se aprovechan de su posición para sacar provecho económico. Da gusto saber que existen buenos policías, pero estas situaciones nos dan mucho que pensar sobre la integridad de nuestras instituciones.
Por otro lado, mantener el control en Crucitas le cuesta un dineral al Estado. Aproximadamente un millón de dólares al mes gasta la Fuerza Pública en operativos para combatir la minería ilegal. Dinero que podría destinarse a otras cosas más productivas para el país. A pesar de todos esos esfuerzos, los problemas persisten: siguen las detenciones, los decomisos de equipos, los ataques contra los oficiales e incluso han habido muertes en los túneles. ¡Qué vida!
Solo este año, las autoridades ya han hecho unas quinientas aprehensiones relacionadas con la minería ilegal en Crucitas. Además, recientemente lograron desmantelar cinco centros de procesamiento de material minero en la zona. Pero, a pesar de todo, la actividad ilegal continúa. Con tanta corrupción y tanto dinero de por medio, ¿cree usted que alguna vez podremos erradicar la minería ilegal en Crucitas y garantizar que nuestros recursos naturales sean explotados de forma responsable y transparente?
Para ponerlos en contexto, la zona de Crucitas es un verdadero problema desde hace años. Miles de ‘coligalleros’, como los llamamos acá, van hasta allá a extraer oro de manera ilegal, sin respetar ni el río, ni el medio ambiente, ni las leyes. Las autoridades llevan meses tratando de controlarlos, pero es complicado porque hay mucha gente metida, y algunos dicen que hasta funcionarios públicos andan involucrados. El brete es que la situación se ha salido de control, y ahora sale esto.
Según cuentan los rumores, los agentes policiales encontraron a estos mineros con el dinero – que claro, producto de la extracción ilegal – y en lugar de confiscarlo al Estado, ¡se lo guardaron para ellos! Uno de los polis, dice la versión, tuvo conciencia y le dio un aviso anónimo a las autoridades. ¡Menudo valiente! Imagínate el coraje para delatar a sus propios compañeros. Eso sí que es tener aguante.
Las autoridades reaccionaron rápido y montaron un operativo. Interceptaron la buseta que usaban los policías para regresar a casa después del turno, justo ahí los agarraron con la guita. Ahora están a disposición de la Fiscalía, enfrentándose a graves cargos. Dicen que podrían estar acusados de robo y también de legitimación de capitales, que es básicamente lavar esa plata obtenida de forma ilícita para hacerla lucir legal. ¡Qué sal!
El Ministerio de Seguridad Pública, obviamente, salió a decir que están colaborando con la Fiscalía y que van a iniciar procesos internos para determinar qué pasó exactamente. Prometen que no van a tolerar ese tipo de comportamiento por parte de sus funcionarios. Pero bueno, ya saben cómo es esto, siempre hay que tomar estas declaraciones con pinzas. Hay que esperar a ver si realmente limpian la casa o si todo queda en buenas intenciones.
Y ojo, que la investigación todavía está abierta. No descartan que haya más policías involucrados en este asunto. Esto me recuerda a otras movidas similares que hemos visto en el país, donde parece que algunos uniformados se aprovechan de su posición para sacar provecho económico. Da gusto saber que existen buenos policías, pero estas situaciones nos dan mucho que pensar sobre la integridad de nuestras instituciones.
Por otro lado, mantener el control en Crucitas le cuesta un dineral al Estado. Aproximadamente un millón de dólares al mes gasta la Fuerza Pública en operativos para combatir la minería ilegal. Dinero que podría destinarse a otras cosas más productivas para el país. A pesar de todos esos esfuerzos, los problemas persisten: siguen las detenciones, los decomisos de equipos, los ataques contra los oficiales e incluso han habido muertes en los túneles. ¡Qué vida!
Solo este año, las autoridades ya han hecho unas quinientas aprehensiones relacionadas con la minería ilegal en Crucitas. Además, recientemente lograron desmantelar cinco centros de procesamiento de material minero en la zona. Pero, a pesar de todo, la actividad ilegal continúa. Con tanta corrupción y tanto dinero de por medio, ¿cree usted que alguna vez podremos erradicar la minería ilegal en Crucitas y garantizar que nuestros recursos naturales sean explotados de forma responsable y transparente?