¡Ay, Dios mío! Esto sí que es novela. Imagínate, la mañana de este martes la autopista General Cañas se convirtió en escenario de un momento de tensión que terminó con la captura de un tipo que andaba moviéndose tieso. Resulta que este señor, identificado como Garita, era un prófugo del CAI Luis Paulino Mora, ¡y vaya historia cómo salió a la luz!
Todo empezó porque un bus del transporte público estaba varado cerca del colegio Castella en Ulloa, Heredia, mientras el chofer le hacía unos arreglitos. Pues justo ahí aparece nuestro protagonista, que por lo visto tenía unas intenciones poco honorables, pues intentó echarle las manos encima al conductor. Que bronca, ¿verdad?
Pero aquí viene lo bueno, mae. Varios conductores y gente que pasaba por allá, viendo la situación, reaccionaron rápido y le dieron caña al sospechoso. Lo agarraron bien puesto en la vía, impidiéndole que se fuera corriendo como alma que lleva diablo. ¡Se nota que la gente ya no se queda calladita viendo estas cosas!
Y luego llegó la Fuerza Pública, que llegó prontito a poner orden. Pero la sorpresa más grande vino cuando los oficiales de Policía Penitenciaria lo identificaron: ¡era el mismo Garita, el prófugo que estábamos buscando! Ya se imaginarán, se lo llevaron directo al sistema carcelario, pa’ que ruede su brete ahora sí.
Esto nos recuerda, una vez más, qué importante es la colaboración ciudadana. El MSP ha salido a decir que si no hubiera sido por la intervención de esos conductores, el tipo probablemente se habría escapado y seguiría causando problemas. ¡Es increíble cómo a veces nosotros mismos somos los que ayudamos a mantener la seguridad!
Claro que este caso también abre un debate interesante. ¿Hasta qué punto debemos intervenir en situaciones así? Por un lado, es admirable que la gente se preocupe y actúe, pero también hay riesgos. Uno nunca sabe si el tipo anda armado, o si puede representar una amenaza mayor. Hay que tener mucho cuidado, ¿eh?
Además, me pregunto qué estará pensando la familia de este Garita. Seguramente no esperaban que su familiar estuviera metido en semejante lío. Una pena, porque todos merecemos una segunda oportunidad, aunque claro, eso depende de las cosas que haya hecho. La justicia debe actuar, pero también con sensatez.
En fin, un día lleno de emociones en la General Cañas. Un final feliz gracias a la rápida reacción de los conductores, pero también un recordatorio de que siempre hay que estar alerta. Ahora les pregunto, compas: ¿Ustedes se habrían atrevido a enfrentar a un desconocido bajo esas circunstancias? ¿Creen que la ciudadanía debería tener algún tipo de capacitación para estos casos?
Todo empezó porque un bus del transporte público estaba varado cerca del colegio Castella en Ulloa, Heredia, mientras el chofer le hacía unos arreglitos. Pues justo ahí aparece nuestro protagonista, que por lo visto tenía unas intenciones poco honorables, pues intentó echarle las manos encima al conductor. Que bronca, ¿verdad?
Pero aquí viene lo bueno, mae. Varios conductores y gente que pasaba por allá, viendo la situación, reaccionaron rápido y le dieron caña al sospechoso. Lo agarraron bien puesto en la vía, impidiéndole que se fuera corriendo como alma que lleva diablo. ¡Se nota que la gente ya no se queda calladita viendo estas cosas!
Y luego llegó la Fuerza Pública, que llegó prontito a poner orden. Pero la sorpresa más grande vino cuando los oficiales de Policía Penitenciaria lo identificaron: ¡era el mismo Garita, el prófugo que estábamos buscando! Ya se imaginarán, se lo llevaron directo al sistema carcelario, pa’ que ruede su brete ahora sí.
Esto nos recuerda, una vez más, qué importante es la colaboración ciudadana. El MSP ha salido a decir que si no hubiera sido por la intervención de esos conductores, el tipo probablemente se habría escapado y seguiría causando problemas. ¡Es increíble cómo a veces nosotros mismos somos los que ayudamos a mantener la seguridad!
Claro que este caso también abre un debate interesante. ¿Hasta qué punto debemos intervenir en situaciones así? Por un lado, es admirable que la gente se preocupe y actúe, pero también hay riesgos. Uno nunca sabe si el tipo anda armado, o si puede representar una amenaza mayor. Hay que tener mucho cuidado, ¿eh?
Además, me pregunto qué estará pensando la familia de este Garita. Seguramente no esperaban que su familiar estuviera metido en semejante lío. Una pena, porque todos merecemos una segunda oportunidad, aunque claro, eso depende de las cosas que haya hecho. La justicia debe actuar, pero también con sensatez.
En fin, un día lleno de emociones en la General Cañas. Un final feliz gracias a la rápida reacción de los conductores, pero también un recordatorio de que siempre hay que estar alerta. Ahora les pregunto, compas: ¿Ustedes se habrían atrevido a enfrentar a un desconocido bajo esas circunstancias? ¿Creen que la ciudadanía debería tener algún tipo de capacitación para estos casos?