Bueno, pues mire, la cosa está caliente en el Hospital Nacional de Niños (HNN). La Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) andaba al 94% de ocupación pura, ¡qué torta! Las familias están preocupadísimas porque parece que los virus respiratorios decidieron hacer de las suyas a full este año. No es broma, los pediatras están sudando la gota gorda tratando de atender a todos.
Lo que más preocupa es que los más chiquitos, esos mocosos de menos de 5 años, son los que más vulnerable salen a esto. Según los datos del HNN, hasta noviembre ya nos vamos con 31 angelitos fallecidos, y ojo, que el 71% de esos pobres no habían cumplido ni los cinco añitos. ¡Es que da mucho que pensar!
Pablo Vargas, el decano de Medicina de Ucimed, nos puso las cosas claras: no todo resfrío es lo mismo. Hay que estar bien atentos a las señales, porque un nene puede descompensarse rapidísimo. Él mismo nos dijo: “Los niños pequeños pueden descompensarse muy rápido, por eso es fundamental reconocer las señales de dificultad respiratoria”. Que nadie se duerma en los laureles, diay.
Y aquí viene la parte importante: cómo saber si mi hijo necesita ir corriendo al médico. Vargas nos explica que el aleteo nasal es la primera alarma roja. Imagínate, como cuando un conejito respira, ahí ya estamos viendo que el pibe está esforzándose para meterle aire a los pulmones. Pero no es la única cosa, no señor. También hay que fijarse si respira muy rápido o agitado, si le cuesta respirar, si se le hunden las costillas –eso sí es mala señal– o si se le pone azuladita la boquita. ¡Eso ya es emergencia!
El doctor recalcó que el Virus Sincicial Respiratorio (VRS) sigue siendo el jefe máximo de bronquiolitis en los más peques de dos años. Por eso insiste tanto en la vacuna para las mamás embarazadas, entre las semanas 32 y 36. Esa vacuna ayuda a proteger al bebé durante sus primeros meses de vida, y eso es oro puro.
Pero no se confíen, mae, porque los chamacos más grandecitos tampoco escapan ilesos. Este año ya perdimos dos niños entre 5 y 9 años y siete más de 10. Al parecer, estos pibes, que siempre están activos, se cansan más fácil. Vargas nos cuenta que si un niño corre un poquito y dice que no puede respirar, o que le cuesta, ¡hay que ponerle el ojo encima! Otros síntomas a vigilar son los silbidos al respirar, la tos que no cesa, o si le hace ruido al pecho al respirar.
Ahora, la pregunta del millón: ¿cuándo llevar al chaval al médico? Pues fíjate, si la congestión nasal, la tos y la fiebre te dan guerra por más de dos o tres días, lo mejor es buscar a un doctor. Y la fiebre sostenida, ¡esa nunca la ignores!, especialmente si va acompañada de flojera, respiración rápida o si le cuesta comer. Lo ideal es tener un oxímetro en casa, pa’ ver cómo le va con el oxígeno, ¿sabes?
Y por último, pero no menos importante, hay que cuidarlos doble si tienen otras enfermedades, esas comorbilidades, como problemas neurológicos o si tienen dificultades para moverse. Porque esos pibes no pueden toser ni sacar las mucosas como deberían, así que las infecciones se les complican más rápido. Bueno, pues díganme, ¿ustedes qué medidas extra están tomando en casa para proteger a sus hijos de estos virus? ¿Les ha tocado vivir esto de cerca?
Lo que más preocupa es que los más chiquitos, esos mocosos de menos de 5 años, son los que más vulnerable salen a esto. Según los datos del HNN, hasta noviembre ya nos vamos con 31 angelitos fallecidos, y ojo, que el 71% de esos pobres no habían cumplido ni los cinco añitos. ¡Es que da mucho que pensar!
Pablo Vargas, el decano de Medicina de Ucimed, nos puso las cosas claras: no todo resfrío es lo mismo. Hay que estar bien atentos a las señales, porque un nene puede descompensarse rapidísimo. Él mismo nos dijo: “Los niños pequeños pueden descompensarse muy rápido, por eso es fundamental reconocer las señales de dificultad respiratoria”. Que nadie se duerma en los laureles, diay.
Y aquí viene la parte importante: cómo saber si mi hijo necesita ir corriendo al médico. Vargas nos explica que el aleteo nasal es la primera alarma roja. Imagínate, como cuando un conejito respira, ahí ya estamos viendo que el pibe está esforzándose para meterle aire a los pulmones. Pero no es la única cosa, no señor. También hay que fijarse si respira muy rápido o agitado, si le cuesta respirar, si se le hunden las costillas –eso sí es mala señal– o si se le pone azuladita la boquita. ¡Eso ya es emergencia!
El doctor recalcó que el Virus Sincicial Respiratorio (VRS) sigue siendo el jefe máximo de bronquiolitis en los más peques de dos años. Por eso insiste tanto en la vacuna para las mamás embarazadas, entre las semanas 32 y 36. Esa vacuna ayuda a proteger al bebé durante sus primeros meses de vida, y eso es oro puro.
Pero no se confíen, mae, porque los chamacos más grandecitos tampoco escapan ilesos. Este año ya perdimos dos niños entre 5 y 9 años y siete más de 10. Al parecer, estos pibes, que siempre están activos, se cansan más fácil. Vargas nos cuenta que si un niño corre un poquito y dice que no puede respirar, o que le cuesta, ¡hay que ponerle el ojo encima! Otros síntomas a vigilar son los silbidos al respirar, la tos que no cesa, o si le hace ruido al pecho al respirar.
Ahora, la pregunta del millón: ¿cuándo llevar al chaval al médico? Pues fíjate, si la congestión nasal, la tos y la fiebre te dan guerra por más de dos o tres días, lo mejor es buscar a un doctor. Y la fiebre sostenida, ¡esa nunca la ignores!, especialmente si va acompañada de flojera, respiración rápida o si le cuesta comer. Lo ideal es tener un oxímetro en casa, pa’ ver cómo le va con el oxígeno, ¿sabes?
Y por último, pero no menos importante, hay que cuidarlos doble si tienen otras enfermedades, esas comorbilidades, como problemas neurológicos o si tienen dificultades para moverse. Porque esos pibes no pueden toser ni sacar las mucosas como deberían, así que las infecciones se les complican más rápido. Bueno, pues díganme, ¿ustedes qué medidas extra están tomando en casa para proteger a sus hijos de estos virus? ¿Les ha tocado vivir esto de cerca?
