¡Aguante! Parece que el rollo de la monogamia tradicional está dando tumbos, y cada vez más parejas en el mundo, y acá en Costa Rica también, están explorando otras opciones. La reconocida sexóloga Ilana Eleá, quien además anda escribiendo unos libros que ni me imagino, le propuso a su marido abrir la relación cuando festejaron diez años de casados. ¡Imagínate el momentazo!
Eleá, quien es brasileña pero vive en Suecia desde el 2011, llevaba tiempo investigando el tema para sus libros – “Emma y el sexo” y “Emma y el Poliamor”- y usó una especie de “carta de Emma” para plantearle la idea a su esposo. Lo curioso es que él aceptó, ¡y brindaron con champagne para celebrar el cambio! Uno piensa, ¿será que esto va a pasar de moda o es el futuro?
La sexóloga explica que, en realidad, este tipo de dinámicas se dan porque la gente está cambiando, buscando nuevas formas de conectar y experimentar el amor. Dice que, en su experiencia, su relación es mucho mejor ahora que antes, definiéndola como una “relación mixta” que ya lleva cinco años. Pero ojo, no le endulza la pastilla: reconoce que un tercio de las relaciones que se abren terminan, lo mismo que las monógamas. “Así que, al final, da igual. Lo importante es que elijas con qué formato te sientes más cómodo”, afirma.
Para aquellos que andan considerando esta movida, Eleá explica que existen diferentes fases y pasos para hacerlo bien. Pero advierte: “Abrir la relación para arreglar algo que no está bien, ¡olvídate!, no funciona”. Es como intentar arreglar un carro con cinta adhesiva; simplemente no va a dar resultado. Hay que tener claro que esto no es una solución rápida ni una terapia improvisada.
Uno de los puntos clave que destaca Eleá es la importancia de entender la diferencia entre “no monogamia consensuada” y simple infidelidad. Esto implica que todas las partes involucradas estén de acuerdo, conozcan los límites y se comuniquen abiertamente. Según la experta, prácticamente todo cabe dentro de esta categoría, siempre y cuando haya consentimiento mutuo. Inclusive, actividades como el swing o el poliamor son válidas, siempre y cuando sean respetuosas y transparentes.
Si te estás preguntando por dónde empezar, Eleá sugiere un juego llamado “don’t ask, don’t tell” (no preguntes, no cuentes). La idea es explorar la curiosidad sin crear tensiones innecesarias, pero rápidamente se da cuenta de que esta estrategia es limitada, pues carece de la comunicación honesta. La confianza se rompe rápido si uno sospecha que el otro anda haciendo cosas ocultas. Es como andar en bicicleta sin frenos, pura adrenalina y peligro.
Antes de lanzarse a la piscina, la sexóloga aconseja hacer un “inventario emocional”: reflexionar sobre cómo es la relación, qué le falta, cuáles son tus deseos y límites. Ponerlo todo en papel, sin censuras, te ayudará a aclarar tus motivaciones y expectativas. Pregúntate: ¿tengo opción? ¿Cómo sería mi vida si tuviera la libertad de elegir? Después, el diálogo es fundamental. Tener conversaciones honestas y abiertas sobre lo que cada uno quiere y necesita es esencial para establecer acuerdos claros y evitar malos entendidos. Es como negociar un contrato, pero con el corazón en la mano.
Y ahora la pregunta para poner a funcionar esos sesos: ¿Crees que la sociedad está lista para aceptar y normalizar las relaciones no monógamas, o siguen siendo vistas como una desviación de lo establecido? ¡Déjanos tus comentarios y comparte tu opinión!
Eleá, quien es brasileña pero vive en Suecia desde el 2011, llevaba tiempo investigando el tema para sus libros – “Emma y el sexo” y “Emma y el Poliamor”- y usó una especie de “carta de Emma” para plantearle la idea a su esposo. Lo curioso es que él aceptó, ¡y brindaron con champagne para celebrar el cambio! Uno piensa, ¿será que esto va a pasar de moda o es el futuro?
La sexóloga explica que, en realidad, este tipo de dinámicas se dan porque la gente está cambiando, buscando nuevas formas de conectar y experimentar el amor. Dice que, en su experiencia, su relación es mucho mejor ahora que antes, definiéndola como una “relación mixta” que ya lleva cinco años. Pero ojo, no le endulza la pastilla: reconoce que un tercio de las relaciones que se abren terminan, lo mismo que las monógamas. “Así que, al final, da igual. Lo importante es que elijas con qué formato te sientes más cómodo”, afirma.
Para aquellos que andan considerando esta movida, Eleá explica que existen diferentes fases y pasos para hacerlo bien. Pero advierte: “Abrir la relación para arreglar algo que no está bien, ¡olvídate!, no funciona”. Es como intentar arreglar un carro con cinta adhesiva; simplemente no va a dar resultado. Hay que tener claro que esto no es una solución rápida ni una terapia improvisada.
Uno de los puntos clave que destaca Eleá es la importancia de entender la diferencia entre “no monogamia consensuada” y simple infidelidad. Esto implica que todas las partes involucradas estén de acuerdo, conozcan los límites y se comuniquen abiertamente. Según la experta, prácticamente todo cabe dentro de esta categoría, siempre y cuando haya consentimiento mutuo. Inclusive, actividades como el swing o el poliamor son válidas, siempre y cuando sean respetuosas y transparentes.
Si te estás preguntando por dónde empezar, Eleá sugiere un juego llamado “don’t ask, don’t tell” (no preguntes, no cuentes). La idea es explorar la curiosidad sin crear tensiones innecesarias, pero rápidamente se da cuenta de que esta estrategia es limitada, pues carece de la comunicación honesta. La confianza se rompe rápido si uno sospecha que el otro anda haciendo cosas ocultas. Es como andar en bicicleta sin frenos, pura adrenalina y peligro.
Antes de lanzarse a la piscina, la sexóloga aconseja hacer un “inventario emocional”: reflexionar sobre cómo es la relación, qué le falta, cuáles son tus deseos y límites. Ponerlo todo en papel, sin censuras, te ayudará a aclarar tus motivaciones y expectativas. Pregúntate: ¿tengo opción? ¿Cómo sería mi vida si tuviera la libertad de elegir? Después, el diálogo es fundamental. Tener conversaciones honestas y abiertas sobre lo que cada uno quiere y necesita es esencial para establecer acuerdos claros y evitar malos entendidos. Es como negociar un contrato, pero con el corazón en la mano.
Y ahora la pregunta para poner a funcionar esos sesos: ¿Crees que la sociedad está lista para aceptar y normalizar las relaciones no monógamas, o siguen siendo vistas como una desviación de lo establecido? ¡Déjanos tus comentarios y comparte tu opinión!