¡Ay, Dios mío! Aquí seguimos con el caso del Don Rodrigo, el presidente de la Asamblea Legislativa, que parece haberse esfumado. Ya va rebasando el mes de ausencia, ¡y vaya que se nota! Esto del Congreso andaba medio pachucho antes, pero ahora con el vacío de poder… ¡uff!
Como les contaban nuestros compañeros de diario extra, Rodrigo Arias Sánchez, el jefe verdiblanco, sigue en modo recuperación tras su operación en las narices. Se le hizo una cirugíita hace casi dos meses, allá por el primero de octubre, buscando arreglar unos problemitas, pero parece que la rehabilitación está tomando su buen ritmo... o quizás no tanto.
Y mientras Don Rodrigo se toma las cositas tranquilas, la licenciada Vanessa Castro, del PUSC, se ha convertido en la reina de colación del Congreso. Su equipo de prensa, con toda la calma del mundo, nos dice que aún no tienen ni idea de cuándo regresará el presidente legislativo. Lo único que dan es humo, dicen que “podría ser a mediados de mes”, pero eso suena a echarle arena al samaritano, ¿verdad?
A ver, explíqueme: el Congreso está en sesiones extraordinarias, sí, claro, así que Zapote manda la agenda. Pero el manejo político interno, la movida de los jefes de fracción, las decisiones detrás de cámaras… todo eso lo está dominando el PUSC, liderado por la Castro. ¡Esto huele a estrategia, muchachos!
Pero esto no es la primera vez que vemos al Don Rodrigo lejos de la silla. Recuerden aquel lío de la neumonía en septiembre del año pasado, que lo tuvo hospitalizado por casi un mes entero. Eso levantó muchas cejas, nadie sabía qué estaba pasando. Ahora, otra vez el mismo rollo, otra ausencia prolongada. Uno empieza a preguntarse si hay algo más detrás de todo esto, ¿no creen?
Y hablando de preocupaciones, la gente en los pasillos legislativos anda murmurando. Dicen que estas ausencias seguidas no pintan nada bueno para la estabilidad del Congreso. Piensa que estamos hablando del primer poder de la República, ¡el que debería estar dando ejemplo! Que ahora esté en pañales políticos por culpa de la salud de un solo personero... no es precisamente una imagen alentadora para nosotros los ciudadanos.
Los analistas políticos, esos que siempre saben de todo, aseguran que esto fortalece la posición del PUSC. Con la ausencia de Arias, tienen margen para maniobrar, para influir en las votaciones y, básicamente, para hacer lo que quieran. El director de un think tank me comentó ayer –off the record, claro– que podrían aprovechar esta coyuntura para impulsar algunas reformas que de otro modo serían impensables. ¡Uy, qué susto!
Ahora dime, ¿cree usted que la ausencia prolongada de Rodrigo Arias es simplemente un problema de salud, o hay alguna jugada política más grande detrás de todo esto? ¿Deberían exigir mayor transparencia sobre su estado de salud? Y lo más importante, ¿qué impacto tendrá este vacío de liderazgo en el futuro del Congreso?
Como les contaban nuestros compañeros de diario extra, Rodrigo Arias Sánchez, el jefe verdiblanco, sigue en modo recuperación tras su operación en las narices. Se le hizo una cirugíita hace casi dos meses, allá por el primero de octubre, buscando arreglar unos problemitas, pero parece que la rehabilitación está tomando su buen ritmo... o quizás no tanto.
Y mientras Don Rodrigo se toma las cositas tranquilas, la licenciada Vanessa Castro, del PUSC, se ha convertido en la reina de colación del Congreso. Su equipo de prensa, con toda la calma del mundo, nos dice que aún no tienen ni idea de cuándo regresará el presidente legislativo. Lo único que dan es humo, dicen que “podría ser a mediados de mes”, pero eso suena a echarle arena al samaritano, ¿verdad?
A ver, explíqueme: el Congreso está en sesiones extraordinarias, sí, claro, así que Zapote manda la agenda. Pero el manejo político interno, la movida de los jefes de fracción, las decisiones detrás de cámaras… todo eso lo está dominando el PUSC, liderado por la Castro. ¡Esto huele a estrategia, muchachos!
Pero esto no es la primera vez que vemos al Don Rodrigo lejos de la silla. Recuerden aquel lío de la neumonía en septiembre del año pasado, que lo tuvo hospitalizado por casi un mes entero. Eso levantó muchas cejas, nadie sabía qué estaba pasando. Ahora, otra vez el mismo rollo, otra ausencia prolongada. Uno empieza a preguntarse si hay algo más detrás de todo esto, ¿no creen?
Y hablando de preocupaciones, la gente en los pasillos legislativos anda murmurando. Dicen que estas ausencias seguidas no pintan nada bueno para la estabilidad del Congreso. Piensa que estamos hablando del primer poder de la República, ¡el que debería estar dando ejemplo! Que ahora esté en pañales políticos por culpa de la salud de un solo personero... no es precisamente una imagen alentadora para nosotros los ciudadanos.
Los analistas políticos, esos que siempre saben de todo, aseguran que esto fortalece la posición del PUSC. Con la ausencia de Arias, tienen margen para maniobrar, para influir en las votaciones y, básicamente, para hacer lo que quieran. El director de un think tank me comentó ayer –off the record, claro– que podrían aprovechar esta coyuntura para impulsar algunas reformas que de otro modo serían impensables. ¡Uy, qué susto!
Ahora dime, ¿cree usted que la ausencia prolongada de Rodrigo Arias es simplemente un problema de salud, o hay alguna jugada política más grande detrás de todo esto? ¿Deberían exigir mayor transparencia sobre su estado de salud? Y lo más importante, ¿qué impacto tendrá este vacío de liderazgo en el futuro del Congreso?
