Ay, mi clave... parecía que íbamos a tener la Ruta 32 liberada este viernes, pero parece que hasta el clima nos quiere poner piedras en el camino. La explosión programada para dinamitar esa mole de roca gigante en el kilómetro 31 tuvo que posponerse, diay, por culpa de la lluvia y la nubosidad que se agarraron con fuerza este miércoles. Uno se queda pensando qué estará pasando ahí arriba para que el tiempo decida jugar así.
El ministro Zeledón, con toda la intención del mundo, había dicho que iban a empezar temprano, pero el cielo se puso a llorar y tocó frenar todo. Según el Ministerio de Obras Públicas, ahora sí están metiendo la carga de explosivos para darle duro a la roca de 2500 toneladas – ¡ese es un churche considerable! Imagínate el ruido que cayó; esperamos que todos los animales del cerro no se espanten demasiado cuando explote.
La verdad, esto de la Ruta 32 es novela china. Desde que apareció esa roca amenazando con bajarse, hemos tenido más problemas que soluciones. Primero, los estudios, luego la planificación, después la aprobación y ahora esto del clima que no colabora. A veces uno se piensa si vamos a ver la carretera terminada alguna vez, aunque prometen que para este viernes, después de limpiar el material, ya podremos pasar tranquilos.
Pero bueno, ni modo, hay que tomarlo con calma y esperar lo que digan las autoridades. Al final, lo importante es la seguridad, ¿verdad? No queremos que nadie termine llevándose una sorpresa desagradable con rocas cayendo del cielo. Aunque la paciencia se agota porque la gente está harta de andar dando rodeos, créeme. Esto ha afectado el trabajo de muchos, y claro, los tours turísticos también han sufrido bastante, pues la ruta es crucial para llegar a la costa Caribe.
Lo que más preocupa es cómo afectará esto el turismo en Limón. Ya estamos viendo las consecuencias económicas: hoteles vacíos, restaurantes con poca clientela... En fin, una cadena de situaciones que golpea fuerte a la provincia. Eso sí, la gente sigue esperanzada y apoyando al MOPT, aunque con cierta dosis de escepticismo, claro. Sabemos que estas cosas toman tiempo, pero uno quiere ver resultados pronto, mándale, antes de que los turistas se vayan a otro lado.
De todas formas, me da risa pensar en la magnitud de la explosión. 2500 toneladas, ¡eso no es poco! Parece sacado de película de acción. Espero que todo salga bien y que no haya efectos colaterales, porque ya sabemos cómo son estas cosas... A veces, te explotas una roca y aparecen otras tres encima. Hay que estar preparados para cualquier eventualidad, diay.
Y hablando de preparativos, creo que el MOPT debería considerar tener un plan B para estos casos de emergencia climática. Quizás contratar meteorólogos privados o invertir en tecnología para predecir mejor el clima. Porque a este ritmo, la Ruta 32 nunca va a quedar lista. Además, se deberían mejorar los sistemas de alerta temprana para los vecinos cercanos a la zona de la explosión, para evitar sustos innecesarios. Que sepan exactamente cuándo va a pasar y puedan proteger sus casas.
En fin, parece que tendremos que seguir esperando un poquito más para disfrutar de la Ruta 32 sin tanto rodeo. Pero bueno, como dice el dicho, “quien espera, desespera, pero mientras tanto… ¡a beber café!”. Ahora dime, ¿crees que el MOPT debería invertir más en planes alternativos ante fenómenos climáticos extremos para evitar futuros retrasos en proyectos tan importantes como este?
El ministro Zeledón, con toda la intención del mundo, había dicho que iban a empezar temprano, pero el cielo se puso a llorar y tocó frenar todo. Según el Ministerio de Obras Públicas, ahora sí están metiendo la carga de explosivos para darle duro a la roca de 2500 toneladas – ¡ese es un churche considerable! Imagínate el ruido que cayó; esperamos que todos los animales del cerro no se espanten demasiado cuando explote.
La verdad, esto de la Ruta 32 es novela china. Desde que apareció esa roca amenazando con bajarse, hemos tenido más problemas que soluciones. Primero, los estudios, luego la planificación, después la aprobación y ahora esto del clima que no colabora. A veces uno se piensa si vamos a ver la carretera terminada alguna vez, aunque prometen que para este viernes, después de limpiar el material, ya podremos pasar tranquilos.
Pero bueno, ni modo, hay que tomarlo con calma y esperar lo que digan las autoridades. Al final, lo importante es la seguridad, ¿verdad? No queremos que nadie termine llevándose una sorpresa desagradable con rocas cayendo del cielo. Aunque la paciencia se agota porque la gente está harta de andar dando rodeos, créeme. Esto ha afectado el trabajo de muchos, y claro, los tours turísticos también han sufrido bastante, pues la ruta es crucial para llegar a la costa Caribe.
Lo que más preocupa es cómo afectará esto el turismo en Limón. Ya estamos viendo las consecuencias económicas: hoteles vacíos, restaurantes con poca clientela... En fin, una cadena de situaciones que golpea fuerte a la provincia. Eso sí, la gente sigue esperanzada y apoyando al MOPT, aunque con cierta dosis de escepticismo, claro. Sabemos que estas cosas toman tiempo, pero uno quiere ver resultados pronto, mándale, antes de que los turistas se vayan a otro lado.
De todas formas, me da risa pensar en la magnitud de la explosión. 2500 toneladas, ¡eso no es poco! Parece sacado de película de acción. Espero que todo salga bien y que no haya efectos colaterales, porque ya sabemos cómo son estas cosas... A veces, te explotas una roca y aparecen otras tres encima. Hay que estar preparados para cualquier eventualidad, diay.
Y hablando de preparativos, creo que el MOPT debería considerar tener un plan B para estos casos de emergencia climática. Quizás contratar meteorólogos privados o invertir en tecnología para predecir mejor el clima. Porque a este ritmo, la Ruta 32 nunca va a quedar lista. Además, se deberían mejorar los sistemas de alerta temprana para los vecinos cercanos a la zona de la explosión, para evitar sustos innecesarios. Que sepan exactamente cuándo va a pasar y puedan proteger sus casas.
En fin, parece que tendremos que seguir esperando un poquito más para disfrutar de la Ruta 32 sin tanto rodeo. Pero bueno, como dice el dicho, “quien espera, desespera, pero mientras tanto… ¡a beber café!”. Ahora dime, ¿crees que el MOPT debería invertir más en planes alternativos ante fenómenos climáticos extremos para evitar futuros retrasos en proyectos tan importantes como este?
