¡Ay, patata! Quién iba a decir que los Toros del Norte estarían viviendo estos momentos tan agridulces. Después de un inicio de campeonato que parecía sacado de un sueño, ahora estamos viendo al Paté arrastrándose por la tabla, con más problemas que un gato en asfalto caliente.
Recordemos aquel prometedor arranque. Walter Centeno llegó como el salvador, la tabla de redención para un San Carlos que necesitaba urgentemente un soplo de aire fresco. El ambiente era de optimismo, se respiraba esperanza. Parecía que, finalmente, podríamos verle la cara a equipos como Saprissa y Alajuelense, dejar atrás esos fantasmas del pasado y aspirar a algo más que a sobrevivir en la Primera División. Pero… bueno, ya sabemos cómo terminó la película.
Los números, señores, no mienten. Con Centeno al timón, el Paté ha acumulado un rendimiento deportivo que da pena ajena: apenas un 24%. Eso significa que, prácticamente, le ganan a quien se cruza en su camino. De once partidos dirigidos, solo consiguió dos victorias, dos empates y siete derrotas. Una estadística que, francamente, duele hasta en el corazón. Y ni hablar de esas derrotas consecutivas... ¡Cinco seguidas! Esto mandó al Paté directo al sótano de la tabla, donde nadie quiere estar parado.
Lo peor de todo es que ni siquiera pueden agarrarle en casa. Sus únicos triunfos fueron como visitantes, contra Guadalupe y Pérez Zeledón, demostrando que algo raro pasa entre bambalinas en el estadio municipal. Parece que el equipo se siente más cómodo jugando de visitante, quizás porque ahí no sienten la presión de la afición, o tal vez es que en casa simplemente les sale todo torcido. Sea cual sea la razón, el hecho es que la imagen del Paté en casa es lamentable.
Y ahora, vamos rumbo a cerrar la fase regular enfrentando al monstruo Alajuelense. No pinta nada bien. Todo indica que terminarán coleros, a menos que ocurra un milagro digno de Jesucristo. Honestamente, es difícil imaginar una remontada así, considerando el estado anímico del equipo y la solidez de los manudos. Es casi seguro que entrarán a pelear el descenso desde temprano en la siguiente temporada, lo cual sería un verdadero golpe para la institución y para todos los aficionados.
La verdad, la situación es preocupante. Las alarmas están sonando a todo volumen en la directiva y entre los hinchas. Hay que empezar a pensar en qué hacer para evitar un desastre mayor. Cambiar de técnico podría ser una opción, pero también hay que analizar si el problema va más allá del entrenador. Tal vez necesiten renovar el plantel, incorporar jugadores que aporten calidad y experiencia, o incluso revisar la estrategia deportiva general. Lo cierto es que necesitan un cambio radical si quieren volver a ser competitivos.
Muchos se preguntan qué pasó con ese equipo que jugaba un buen fútbol y daba pelea. ¿Dónde quedó el espíritu ganador? ¿Se relajaron demasiado después de aquel buen comienzo? ¿Falta liderazgo en la cancha? Son preguntas difíciles de responder, pero que necesitan encontrar respuesta pronto. Porque si siguen así, el Paté corre el riesgo de perder toda credibilidad y de convertirse en un cliché dentro del fútbol nacional.
Con este panorama sombrío, nos queda preguntarnos: ¿Será posible ver una resurrección milagrosa del Paté en la temporada entrante, o estamos condenados a verlos luchar por mantenerse en la Primera División durante muchos años? ¿Qué cambios drásticos cree usted que necesita el club para salir adelante?
Recordemos aquel prometedor arranque. Walter Centeno llegó como el salvador, la tabla de redención para un San Carlos que necesitaba urgentemente un soplo de aire fresco. El ambiente era de optimismo, se respiraba esperanza. Parecía que, finalmente, podríamos verle la cara a equipos como Saprissa y Alajuelense, dejar atrás esos fantasmas del pasado y aspirar a algo más que a sobrevivir en la Primera División. Pero… bueno, ya sabemos cómo terminó la película.
Los números, señores, no mienten. Con Centeno al timón, el Paté ha acumulado un rendimiento deportivo que da pena ajena: apenas un 24%. Eso significa que, prácticamente, le ganan a quien se cruza en su camino. De once partidos dirigidos, solo consiguió dos victorias, dos empates y siete derrotas. Una estadística que, francamente, duele hasta en el corazón. Y ni hablar de esas derrotas consecutivas... ¡Cinco seguidas! Esto mandó al Paté directo al sótano de la tabla, donde nadie quiere estar parado.
Lo peor de todo es que ni siquiera pueden agarrarle en casa. Sus únicos triunfos fueron como visitantes, contra Guadalupe y Pérez Zeledón, demostrando que algo raro pasa entre bambalinas en el estadio municipal. Parece que el equipo se siente más cómodo jugando de visitante, quizás porque ahí no sienten la presión de la afición, o tal vez es que en casa simplemente les sale todo torcido. Sea cual sea la razón, el hecho es que la imagen del Paté en casa es lamentable.
Y ahora, vamos rumbo a cerrar la fase regular enfrentando al monstruo Alajuelense. No pinta nada bien. Todo indica que terminarán coleros, a menos que ocurra un milagro digno de Jesucristo. Honestamente, es difícil imaginar una remontada así, considerando el estado anímico del equipo y la solidez de los manudos. Es casi seguro que entrarán a pelear el descenso desde temprano en la siguiente temporada, lo cual sería un verdadero golpe para la institución y para todos los aficionados.
La verdad, la situación es preocupante. Las alarmas están sonando a todo volumen en la directiva y entre los hinchas. Hay que empezar a pensar en qué hacer para evitar un desastre mayor. Cambiar de técnico podría ser una opción, pero también hay que analizar si el problema va más allá del entrenador. Tal vez necesiten renovar el plantel, incorporar jugadores que aporten calidad y experiencia, o incluso revisar la estrategia deportiva general. Lo cierto es que necesitan un cambio radical si quieren volver a ser competitivos.
Muchos se preguntan qué pasó con ese equipo que jugaba un buen fútbol y daba pelea. ¿Dónde quedó el espíritu ganador? ¿Se relajaron demasiado después de aquel buen comienzo? ¿Falta liderazgo en la cancha? Son preguntas difíciles de responder, pero que necesitan encontrar respuesta pronto. Porque si siguen así, el Paté corre el riesgo de perder toda credibilidad y de convertirse en un cliché dentro del fútbol nacional.
Con este panorama sombrío, nos queda preguntarnos: ¿Será posible ver una resurrección milagrosa del Paté en la temporada entrante, o estamos condenados a verlos luchar por mantenerse en la Primera División durante muchos años? ¿Qué cambios drásticos cree usted que necesita el club para salir adelante?
