¡Aguafiestas! Parece que estamos comiendo más carne de res que nunca. Según los últimos datos de Corfoga, nos vamos directo a consumir unos 13 kilos de carne por cabeza este año, ¡una barbaridad comparado con los 9,38 kilos que nos engullimos el año pasado! Esto quiere decir que aunque los precios hayan bajado un poquito, seguimos pegándole duro al buey.
Y ni hablar de la situación global, porque no solo estamos comiendo más acá en casa, sino que también le estamos vendiendo carne a medio mundo. Las exportaciones han subido un buen pedazo, casi el 9%, llegando a superar las 26 mil toneladas hasta septiembre. China, Estados Unidos, El Salvador... hasta guapos en Puerto Rico y Guatemala andan saboreando nuestro jugosito filet.
Pero ojo, que no todo es miel sobre hojuelas. Para mantener este ritmo, tenemos que importar también, y este año hemos traído unas 12 mil toneladas de carne, principalmente de Nicaragua y Estados Unidos. Eso sí, ¡mejor comerla tica siempre que podamos, eh!
En cuanto a la producción, los criadores andan contentos, porque la cosecha –como dicen ellos, la matanza– ha ido creciendo mes tras mes. A noviembre ya llevamos sacrificar casi 395 mil cabezas, ¡más que el año anterior! Una verdadera muestra de que el sector ganadero sigue siendo importantísimo para nuestra economía.
Ahora bien, ¿por qué tanta demanda, se preguntarán? Pues Luis Diego Obando, el jefe de Corfoga, explica que hay varias razones. Por un lado, la gente tiene más plata circulando, aunque sea poquito; por otro, el clima ha sido bueno para la producción; y tercero, ¡las vacaciones y el turismo internacional apuestan mucho a las parrilladas! ¿Quién puede resistirse a un buen asado con amigos y familia?
Además, parece que los precios están más estables en comparación con otros años. Ya no andan tan infladitos en las subastas ni en las plantas de sacrificio, así que eso ayuda a que la carne siga estando presente en nuestras mesas. Aunque claro, todavía queda margen para mejorar y hacerla más accesible para todos los bolsillos, ¿verdad?
Para el próximo año, Corfoga tiene altas expectativas: esperan que el sector se mantenga fuerte, con una demanda interna consistente y mejoras en temas de sostenibilidad y rastreabilidad. Además, creen que la producción seguirá siendo estable, gracias a que el número de ganado se ha mantenido sin grandes cambios. Sería ideal poder ver cómo se desarrolla toda esa transición hacia prácticas más amigables con el medio ambiente, ya que el impacto ambiental de la ganadería es una vara delicada.
Así que, entretanto, sigamos disfrutando de nuestros deliciosos cortes de carne, pero reflexionemos también sobre si este alto consumo es sostenible a largo plazo. ¿Creen que deberíamos buscar alternativas más ecológicas para satisfacer nuestras necesidades proteicas, o podemos seguir comiéndonos la vaquita tranquilamente? ¡Den sus opiniones en el foro!
Y ni hablar de la situación global, porque no solo estamos comiendo más acá en casa, sino que también le estamos vendiendo carne a medio mundo. Las exportaciones han subido un buen pedazo, casi el 9%, llegando a superar las 26 mil toneladas hasta septiembre. China, Estados Unidos, El Salvador... hasta guapos en Puerto Rico y Guatemala andan saboreando nuestro jugosito filet.
Pero ojo, que no todo es miel sobre hojuelas. Para mantener este ritmo, tenemos que importar también, y este año hemos traído unas 12 mil toneladas de carne, principalmente de Nicaragua y Estados Unidos. Eso sí, ¡mejor comerla tica siempre que podamos, eh!
En cuanto a la producción, los criadores andan contentos, porque la cosecha –como dicen ellos, la matanza– ha ido creciendo mes tras mes. A noviembre ya llevamos sacrificar casi 395 mil cabezas, ¡más que el año anterior! Una verdadera muestra de que el sector ganadero sigue siendo importantísimo para nuestra economía.
Ahora bien, ¿por qué tanta demanda, se preguntarán? Pues Luis Diego Obando, el jefe de Corfoga, explica que hay varias razones. Por un lado, la gente tiene más plata circulando, aunque sea poquito; por otro, el clima ha sido bueno para la producción; y tercero, ¡las vacaciones y el turismo internacional apuestan mucho a las parrilladas! ¿Quién puede resistirse a un buen asado con amigos y familia?
Además, parece que los precios están más estables en comparación con otros años. Ya no andan tan infladitos en las subastas ni en las plantas de sacrificio, así que eso ayuda a que la carne siga estando presente en nuestras mesas. Aunque claro, todavía queda margen para mejorar y hacerla más accesible para todos los bolsillos, ¿verdad?
Para el próximo año, Corfoga tiene altas expectativas: esperan que el sector se mantenga fuerte, con una demanda interna consistente y mejoras en temas de sostenibilidad y rastreabilidad. Además, creen que la producción seguirá siendo estable, gracias a que el número de ganado se ha mantenido sin grandes cambios. Sería ideal poder ver cómo se desarrolla toda esa transición hacia prácticas más amigables con el medio ambiente, ya que el impacto ambiental de la ganadería es una vara delicada.
Así que, entretanto, sigamos disfrutando de nuestros deliciosos cortes de carne, pero reflexionemos también sobre si este alto consumo es sostenible a largo plazo. ¿Creen que deberíamos buscar alternativas más ecológicas para satisfacer nuestras necesidades proteicas, o podemos seguir comiéndonos la vaquita tranquilamente? ¡Den sus opiniones en el foro!