Ay, Dios mío, esto se puso bueno. Ottón Solís, el viejo zorro del PAC, le soltó una macana a Laura Fernández que me hizo reír a carcajadas. Literalmente, la puso en la misma sartén que Don Óscarlar, y eso, mis panas, es un golpe duro. Ya saben cómo es la cosa acá, mencionar a Arias es como echarle gasolina al fuego en cualquier debate político.
Para refrescarles la memoria, la candidata de Pueblo Soberano anda esquivando los debates como alma que lleva diablo, justificándose con aquello de “uno no se tira al piso a pelear con cerdos, porque termina embarrialado”. Suena bien filosófico, pero la gente dice que es pura excusa para no exponerse. Y ahí entra el maestro Solís con su plan maestro.
Solís, el hombre que siempre prefirió el debate técnico y razonado, sacó la artillería pesada: recordó aquella famosa frase de Arias, hace unas cuantas décadas, diciendo que “las águilas habitan en las cumbres y cometerían un gravísimo error si bajan al fango a pelear con los caracoles”. ¡Duro, eh! Casi novela de época, mis queridos lectores. Poner lado a lado esas dos frases... ¡qué nivel!
Y no se crean que es solo un jueguecito de palabras, ay. Ottón va directo al grano: la comparación apunta a mostrar que Fernández está utilizando la misma estrategia de elitismo intelectual que Arias utilizaba para evitar confrontaciones. Básicamente, Solís está diciendo que Fernández también se cree superior al resto, que prefiere quedarse en su torre de marfil en lugar de discutir ideas con la gente. ¡Qué brete!
Pero la estocada final, la que realmente duele, es cuando Solís sentencia que aquellos que temen a los debates por “falta de conocimientos” han ensuciado la calidad de la política. Ahí ya no hay medias tintas, ni rodeos. Solís acusa directamente a Fernández de carecer del suficiente bagaje intelectual para defender sus propuestas en un debate público. ¡Directazo!
Miren, analizando la cosa con calma, este movimiento de Solís es estratégico a más no poder. No solo ha logrado poner a Fernández en una posición incómoda, sino que también ha revitalizado la figura de él mismo, presentándolo como el defensor del debate honesto y transparente. El PAC necesitaba darle una vuelta de tuerca a la campaña, y parece que encontraron la fórmula perfecta: revivir fantasmas del pasado.
La verdad, mi pana, es que la cosa se está poniendo interesante. La oposición ya tenía a Fernández acorralada por su negativa a debatir, pero ahora, con el sello de aprobación de Ottón Solís, la presión aumenta exponencialmente. Veremos si la candidata logra recuperarse de este golpe, o si se verá obligada a aceptar algún tipo de encuentro público para aclarar su postura. Esto pinta para un final de semana movidito, díganlo ustedes. El ambiente está cargado, y todos estamos pegados a la tele esperando ver qué pasa con esta telenovela política.
Ahora, dime tú, ¿crees que Laura Fernández debería aceptar un debate para limpiar su nombre, o Solís simplemente aprovechó la oportunidad para lucirse y recuperar protagonismo en la escena política costarricense? Déjame saber tu opinión en los comentarios; ¡quiero escuchar lo que piensas!
Para refrescarles la memoria, la candidata de Pueblo Soberano anda esquivando los debates como alma que lleva diablo, justificándose con aquello de “uno no se tira al piso a pelear con cerdos, porque termina embarrialado”. Suena bien filosófico, pero la gente dice que es pura excusa para no exponerse. Y ahí entra el maestro Solís con su plan maestro.
Solís, el hombre que siempre prefirió el debate técnico y razonado, sacó la artillería pesada: recordó aquella famosa frase de Arias, hace unas cuantas décadas, diciendo que “las águilas habitan en las cumbres y cometerían un gravísimo error si bajan al fango a pelear con los caracoles”. ¡Duro, eh! Casi novela de época, mis queridos lectores. Poner lado a lado esas dos frases... ¡qué nivel!
Y no se crean que es solo un jueguecito de palabras, ay. Ottón va directo al grano: la comparación apunta a mostrar que Fernández está utilizando la misma estrategia de elitismo intelectual que Arias utilizaba para evitar confrontaciones. Básicamente, Solís está diciendo que Fernández también se cree superior al resto, que prefiere quedarse en su torre de marfil en lugar de discutir ideas con la gente. ¡Qué brete!
Pero la estocada final, la que realmente duele, es cuando Solís sentencia que aquellos que temen a los debates por “falta de conocimientos” han ensuciado la calidad de la política. Ahí ya no hay medias tintas, ni rodeos. Solís acusa directamente a Fernández de carecer del suficiente bagaje intelectual para defender sus propuestas en un debate público. ¡Directazo!
Miren, analizando la cosa con calma, este movimiento de Solís es estratégico a más no poder. No solo ha logrado poner a Fernández en una posición incómoda, sino que también ha revitalizado la figura de él mismo, presentándolo como el defensor del debate honesto y transparente. El PAC necesitaba darle una vuelta de tuerca a la campaña, y parece que encontraron la fórmula perfecta: revivir fantasmas del pasado.
La verdad, mi pana, es que la cosa se está poniendo interesante. La oposición ya tenía a Fernández acorralada por su negativa a debatir, pero ahora, con el sello de aprobación de Ottón Solís, la presión aumenta exponencialmente. Veremos si la candidata logra recuperarse de este golpe, o si se verá obligada a aceptar algún tipo de encuentro público para aclarar su postura. Esto pinta para un final de semana movidito, díganlo ustedes. El ambiente está cargado, y todos estamos pegados a la tele esperando ver qué pasa con esta telenovela política.
Ahora, dime tú, ¿crees que Laura Fernández debería aceptar un debate para limpiar su nombre, o Solís simplemente aprovechó la oportunidad para lucirse y recuperar protagonismo en la escena política costarricense? Déjame saber tu opinión en los comentarios; ¡quiero escuchar lo que piensas!
