¡Ay, Dios mío! La tranquilidad de Envaco, allá arriba en Limón, se rompió en pedazos este lunes. Una señora, que todos conocían y querían –una enfermera dedicada del Hospital Tony Facio– quedó atrapada en una balacera y, lamentablemente, ya no nos acompaña. Qué pesar, qué torta.
Según los primeros informes, todo empezó alrededor de las seis de la tarde. Unos vándalos, parece que iban buscando a alguien específico que andaba trabajando en una construcción cerca, comenzaron a disparar a diestra y siniestra. La gente, obviamente, entró en pánico. Uno no espera eso, ¿verdad?
Pero la cosa se puso aún peor. En medio del jaleo, doña Marta –así le decían cariñosamente– estaba parada frente a una casa y recibió un balazo en la cabeza. Pobre mujer, no tenía nada que ver con esos tipos, era una víctima totalmente inocente, pura sal. Imagínense el susto que se llevó la familia, los compañeros de trabajo…¡Qué carga!
Los carros de la Cruz Roja llegaron rapidísimo, pero ya era demasiado tarde. Confirmaron que doña Marta había fallecido en el lugar. No sé si hubo otros heridos, pero el ambiente ahí estaba pesado, lleno de tristeza y rabia contenida. Se sentía el dolor de toda la comunidad.
Ahora, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), los polis, andan investigando qué onda, cuál fue el motivo de todo este bronco. Pero la verdad es que nadie entiende cómo puede pasar algo así. Limón siempre ha sido tranquilo, sí hay problemas, como en todas partes, pero esto…esto es diferente. Te golpea fuerte en el corazón.
Esta tragedia nos recuerda lo grave que está la situación de seguridad en la provincia. La maraquita anda suelta, la violencia se mete por todos lados, y la gente vive con miedo. Ya no es seguro ni salir a comprar el pan a la esquina, diay. La gente está cansada, quiere soluciones, necesita sentirse segura en su propia casa.
Muchos dicen que falta mano dura, que los jueces deberían ser más severos con los delincuentes. Otros señalan la falta de oportunidades para los jóvenes, que terminan metiéndose en malos pasos por necesidad o por influencia de malas compañías. Sea cual sea la causa, lo cierto es que tenemos que hacer algo urgente para frenar esta espiral de violencia. Sino, ¿qué futuro le vamos a dejar a nuestros hijos, chunches?
Es una pena enorme perder a una persona tan valiosa como doña Marta. Era querida por todos, siempre dispuesta a ayudar, una verdadera heroína anónima que dedicó su vida a cuidar de los demás. Ahora, la comunidad reflexiona sobre esta terrible pérdida y se pregunta: ¿Hasta cuándo tendremos que vivir con el miedo constante de convertirnos en víctimas inocentes de la violencia? ¿Qué medidas concretas creen ustedes que debería tomar el gobierno para mejorar la seguridad en Limón y evitar tragedias como ésta?
Según los primeros informes, todo empezó alrededor de las seis de la tarde. Unos vándalos, parece que iban buscando a alguien específico que andaba trabajando en una construcción cerca, comenzaron a disparar a diestra y siniestra. La gente, obviamente, entró en pánico. Uno no espera eso, ¿verdad?
Pero la cosa se puso aún peor. En medio del jaleo, doña Marta –así le decían cariñosamente– estaba parada frente a una casa y recibió un balazo en la cabeza. Pobre mujer, no tenía nada que ver con esos tipos, era una víctima totalmente inocente, pura sal. Imagínense el susto que se llevó la familia, los compañeros de trabajo…¡Qué carga!
Los carros de la Cruz Roja llegaron rapidísimo, pero ya era demasiado tarde. Confirmaron que doña Marta había fallecido en el lugar. No sé si hubo otros heridos, pero el ambiente ahí estaba pesado, lleno de tristeza y rabia contenida. Se sentía el dolor de toda la comunidad.
Ahora, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), los polis, andan investigando qué onda, cuál fue el motivo de todo este bronco. Pero la verdad es que nadie entiende cómo puede pasar algo así. Limón siempre ha sido tranquilo, sí hay problemas, como en todas partes, pero esto…esto es diferente. Te golpea fuerte en el corazón.
Esta tragedia nos recuerda lo grave que está la situación de seguridad en la provincia. La maraquita anda suelta, la violencia se mete por todos lados, y la gente vive con miedo. Ya no es seguro ni salir a comprar el pan a la esquina, diay. La gente está cansada, quiere soluciones, necesita sentirse segura en su propia casa.
Muchos dicen que falta mano dura, que los jueces deberían ser más severos con los delincuentes. Otros señalan la falta de oportunidades para los jóvenes, que terminan metiéndose en malos pasos por necesidad o por influencia de malas compañías. Sea cual sea la causa, lo cierto es que tenemos que hacer algo urgente para frenar esta espiral de violencia. Sino, ¿qué futuro le vamos a dejar a nuestros hijos, chunches?
Es una pena enorme perder a una persona tan valiosa como doña Marta. Era querida por todos, siempre dispuesta a ayudar, una verdadera heroína anónima que dedicó su vida a cuidar de los demás. Ahora, la comunidad reflexiona sobre esta terrible pérdida y se pregunta: ¿Hasta cuándo tendremos que vivir con el miedo constante de convertirnos en víctimas inocentes de la violencia? ¿Qué medidas concretas creen ustedes que debería tomar el gobierno para mejorar la seguridad en Limón y evitar tragedias como ésta?