¡Ay, Dios mío! Qué pesar... La tranquilidad de Envaco, allá lejanito en Limón, se fue al traste esta semana con una balacera que dejó a una enfermera, una mae que todos conocían y querían, perdiendo la vida. Una torta, ¡qué torta!, meterse así en medio de eso.
Según nos cuentan los compañeros de la zona, todo pasó rápido, casi como un flash. Alrededor de las seis de la tarde del lunes pasado, unos tipos aparecieron en una construcción cerca de donde doña María, la difunta, estaba charlando frente a su casa. Parece que tenían otros asuntos, otro brete, pero desafortunadamente, doña María quedó atrapada en fuego cruzado.
Las autoridades investigan qué pasó exactamente, quiénes eran esos tipos y por qué estaban buscando a alguien ahí. Lo que sí está claro es que ella no era el objetivo, pura sal. Era una enfermera dedicada, le ponía toda la gana al trabajo en el Hospital Tony Facio, siempre dispuesta a echarle un mano a quien lo necesitara. La gente está bien consternada, idiay… nadie entendía cómo pudo pasarle algo así a una persona tan querida.
La Cruz Roja llegó rapidísimo, pero ya era muy tarde. No dieron más vueltas y confirmaron que doña María había partido de este mundo. Se dice que recibió un balazo certero en la cabeza, un golpe bajo, porque la pobre ni siquiera se inmiscuyó en la vaina. Otros dicen que pudo haber resultado herido algún vecino, pero aún no hay datos oficiales al respecto. Los judiciales andan recogiendo testimonios, tratando de armar el rompecabezas.
Este hecho, muchachos, no es aislado. Ya van varias semanas, meses incluso, que Limón vive tensa por la inseguridad. La mara berraca anda haciendo de las suyas, y parece que no importa si tienes o no conexión con los problemas. La gente pide a gritos más patrullaje, más presencia policial, y soluciones reales. Que no sean promesas vacías, sino acciones concretas para recuperar la paz y la tranquilidad en la provincia.
Muchos recuerdan a doña María como un ejemplo de dedicación y amor al prójimo. Siempre andaba pendiente de los pacientes, ofreciendo una sonrisa y una palabra de aliento. Ahora, su partida deja un vacío enorme en la comunidad médica y en sus seres queridos. Es una pena que una vida tan valiosa se haya apagado de forma tan repentina e injusta. Un chunche que te destroza el alma.
Esta tragedia nos obliga a reflexionar sobre la violencia que azota nuestro país. ¿Hasta cuándo vamos a permitir que la delincuencia siga campante, poniendo en riesgo la vida de ciudadanos inocentes? Es hora de tomar medidas drásticas, de implementar políticas efectivas que combatan la criminalidad desde la raíz, y de fortalecer el sistema judicial para que los culpables paguen por sus crímenes. Necesitamos más educación, más oportunidades, y mucha más conciencia social.
Ahora, díganme, compas: ¿ustedes creen que las autoridades realmente están tomando en serio el problema de la inseguridad en Limón, o seguimos esperando milagros? ¿Cómo podemos construir una sociedad más segura y justa para todos los costarricenses?
Según nos cuentan los compañeros de la zona, todo pasó rápido, casi como un flash. Alrededor de las seis de la tarde del lunes pasado, unos tipos aparecieron en una construcción cerca de donde doña María, la difunta, estaba charlando frente a su casa. Parece que tenían otros asuntos, otro brete, pero desafortunadamente, doña María quedó atrapada en fuego cruzado.
Las autoridades investigan qué pasó exactamente, quiénes eran esos tipos y por qué estaban buscando a alguien ahí. Lo que sí está claro es que ella no era el objetivo, pura sal. Era una enfermera dedicada, le ponía toda la gana al trabajo en el Hospital Tony Facio, siempre dispuesta a echarle un mano a quien lo necesitara. La gente está bien consternada, idiay… nadie entendía cómo pudo pasarle algo así a una persona tan querida.
La Cruz Roja llegó rapidísimo, pero ya era muy tarde. No dieron más vueltas y confirmaron que doña María había partido de este mundo. Se dice que recibió un balazo certero en la cabeza, un golpe bajo, porque la pobre ni siquiera se inmiscuyó en la vaina. Otros dicen que pudo haber resultado herido algún vecino, pero aún no hay datos oficiales al respecto. Los judiciales andan recogiendo testimonios, tratando de armar el rompecabezas.
Este hecho, muchachos, no es aislado. Ya van varias semanas, meses incluso, que Limón vive tensa por la inseguridad. La mara berraca anda haciendo de las suyas, y parece que no importa si tienes o no conexión con los problemas. La gente pide a gritos más patrullaje, más presencia policial, y soluciones reales. Que no sean promesas vacías, sino acciones concretas para recuperar la paz y la tranquilidad en la provincia.
Muchos recuerdan a doña María como un ejemplo de dedicación y amor al prójimo. Siempre andaba pendiente de los pacientes, ofreciendo una sonrisa y una palabra de aliento. Ahora, su partida deja un vacío enorme en la comunidad médica y en sus seres queridos. Es una pena que una vida tan valiosa se haya apagado de forma tan repentina e injusta. Un chunche que te destroza el alma.
Esta tragedia nos obliga a reflexionar sobre la violencia que azota nuestro país. ¿Hasta cuándo vamos a permitir que la delincuencia siga campante, poniendo en riesgo la vida de ciudadanos inocentes? Es hora de tomar medidas drásticas, de implementar políticas efectivas que combatan la criminalidad desde la raíz, y de fortalecer el sistema judicial para que los culpables paguen por sus crímenes. Necesitamos más educación, más oportunidades, y mucha más conciencia social.
Ahora, díganme, compas: ¿ustedes creen que las autoridades realmente están tomando en serio el problema de la inseguridad en Limón, o seguimos esperando milagros? ¿Cómo podemos construir una sociedad más segura y justa para todos los costarricenses?
