¡Ay, Dios mío! Una noticia que te golpea duro, pura verdá. Resulta que una nena de apenas un año y medio, allá en el sector de Bajo Bley, Sur de Telire, tuvo que pasar por un calvario tremendo: unas quemaduras de tercer grado cubriéndole casi todo el cuerpecito. Se dice que, por accidente, le cayó agua hirviendo encima. ¡Qué torta!
La situación es de revista, porque este lugar está bien lejano, señor. No hay ambulancias ni hospitales cerca. La Cruz Roja ha dicho que trasladarla a un centro médico decente podría llevarle al mae unos quince horas, mínimo. ¡Imagínate el brete que eso significa para la familia, que seguro están desesperados!
Desde la Cruz Roja han movido cielo y tierra para agilizar el traslado de la pequeñita. Están buscando que les autoricen un vuelo humanitario, pa’ que pueda llegar rápido a donde le puedan atender bien. Pero, como siempre pasa, el clima anda medio rebelde, dicen que llueve a cántaros por ahí, lo cual dificulta las operaciones aéreas. Esperemos que la junta de aviación civil pueda hacer magia.
Las autoridades, según se comenta, andan coordinándose entre ellas pa' echar mano. Ya saben cómo es esto, cada quien haciendo su parte, aunque a veces la comunicación deja mucho que desear. Ojalá que este esfuerzo conjunto dé sus frutos y la nena reciba la atención médica que necesita cuanto antes. Que San José la proteja, diay.
Esta tragedia nos recuerda, otra vez, las condiciones precarias en las que vive mucha gente en zonas rurales de nuestro país. Falta infraestructura básica, acceso limitado a servicios de salud... cosas que deberían ser derechos fundamentales, pero que parecen privilegios pa’ algunos. Parece que estamos dando vueltas en círculos, tratando de resolver problemas que deberíamos haber solucionado hace rato.
Ahora, más que nunca, toca ponerse las pilas y exigir a nuestros gobernantes que hagan algo concreto por mejorar la calidad de vida de estas comunidades. No basta con discursos bonitos y promesas vacías. Hay que invertir en educación, salud, transporte… en todo lo que haga falta para que todos los costarricenses tengan las mismas oportunidades. Porque, al final de cuentas, todos somos hermanos y merecemos vivir con dignidad.
Y hablando de temas sociales, me viene a la mente la importancia de la prevención en estos casos. Educarnos sobre los riesgos de quemaduras, especialmente si tenemos niños pequeños en casa. Revisar las instalaciones eléctricas, guardar objetos peligrosos fuera de su alcance... Pequeñas acciones que pueden evitar tragedias como esta. ¡Más vale prevenir que lamentar, como dice el refrán!
En fin, toda esta situación nos llena de preocupación y tristeza. Esperamos fervientemente que la niña se recupere pronto y vuelva a tener una vida normal. Pero, señores, me pregunto: ¿Hasta cuándo tendremos que seguir viendo noticias como esta? ¿No será hora de que realmente pongamos cabeza y trabajemos juntos para construir un país más justo e igualitario para todos?
La situación es de revista, porque este lugar está bien lejano, señor. No hay ambulancias ni hospitales cerca. La Cruz Roja ha dicho que trasladarla a un centro médico decente podría llevarle al mae unos quince horas, mínimo. ¡Imagínate el brete que eso significa para la familia, que seguro están desesperados!
Desde la Cruz Roja han movido cielo y tierra para agilizar el traslado de la pequeñita. Están buscando que les autoricen un vuelo humanitario, pa’ que pueda llegar rápido a donde le puedan atender bien. Pero, como siempre pasa, el clima anda medio rebelde, dicen que llueve a cántaros por ahí, lo cual dificulta las operaciones aéreas. Esperemos que la junta de aviación civil pueda hacer magia.
Las autoridades, según se comenta, andan coordinándose entre ellas pa' echar mano. Ya saben cómo es esto, cada quien haciendo su parte, aunque a veces la comunicación deja mucho que desear. Ojalá que este esfuerzo conjunto dé sus frutos y la nena reciba la atención médica que necesita cuanto antes. Que San José la proteja, diay.
Esta tragedia nos recuerda, otra vez, las condiciones precarias en las que vive mucha gente en zonas rurales de nuestro país. Falta infraestructura básica, acceso limitado a servicios de salud... cosas que deberían ser derechos fundamentales, pero que parecen privilegios pa’ algunos. Parece que estamos dando vueltas en círculos, tratando de resolver problemas que deberíamos haber solucionado hace rato.
Ahora, más que nunca, toca ponerse las pilas y exigir a nuestros gobernantes que hagan algo concreto por mejorar la calidad de vida de estas comunidades. No basta con discursos bonitos y promesas vacías. Hay que invertir en educación, salud, transporte… en todo lo que haga falta para que todos los costarricenses tengan las mismas oportunidades. Porque, al final de cuentas, todos somos hermanos y merecemos vivir con dignidad.
Y hablando de temas sociales, me viene a la mente la importancia de la prevención en estos casos. Educarnos sobre los riesgos de quemaduras, especialmente si tenemos niños pequeños en casa. Revisar las instalaciones eléctricas, guardar objetos peligrosos fuera de su alcance... Pequeñas acciones que pueden evitar tragedias como esta. ¡Más vale prevenir que lamentar, como dice el refrán!
En fin, toda esta situación nos llena de preocupación y tristeza. Esperamos fervientemente que la niña se recupere pronto y vuelva a tener una vida normal. Pero, señores, me pregunto: ¿Hasta cuándo tendremos que seguir viendo noticias como esta? ¿No será hora de que realmente pongamos cabeza y trabajemos juntos para construir un país más justo e igualitario para todos?
