¡Paté! Aquí la vaina se puso interesante. El crédito para el tren eléctrico, ese proyecto que ha dado más vueltas que trompo de circo, finalmente llegó a la Asamblea Legislativa. Según confirmaron desde el Incofer, ya tienen el expediente 25.291 listo para que los diputados le echen ojo. El gobierno andaba buscando cómo sacarle pecho a esto, y parece que por fin encontraron la forma de ponerle candado al asunto.
Pero ojo, porque no es un crédito cualquiera. Se trata de dos préstamos combinados: uno del BCIE por unos jugosos $550 millones – donde $200 millones vienen directamente del Fondo Verde del Clima, ¡eso sí es aprovechar los mugrillitos verdes!– y otro del Banco Europeo de Inversiones que aporta los $250 millones restantes. Con esa lana quieren construir y equipar las líneas 1 y 2, que van de San José a Paraíso y de San José a Heredia-Alajuela. Parece que las otras líneas, las que iban hacia Belén y El Coyol, se quedaron viendo la tele, pues no entraron en esta tanda de electrificación. Una pena, pero bueno, pa’ adelante siempre.
Esto pasa casi dos meses después de que el gobierno nos mostrara su versión del tren. Recordemos que a finales de septiembre presentaron sus planes, prometiendo revolucionar el transporte público. Ahora, tienen seis meses para convencer a los diputados. Pero, díganme, ¿realmente creen que con el panorama político que tenemos, eso va a pasar tan fácil como pelar zapote? Porque ahí hay gato encerrado, mi clave. El tiempo apremia y las próximas elecciones en febrero del 2026 podrían cambiarle toda la cara al juego. Imaginen si entra un partido nuevo al gobierno que decide frenar el proyecto... ¡Qué torta sería!
Y ni hablar de los debates que se avecinan. Ya varios aspirantes a la Presidencia han dicho que apoyarían el proyecto, pero siempre con la condición de revisar el precio de la tarifa. Claramente, quieren meterse en la onda y hacerse los amigos del pueblo, aunque luego hagan lo que quieran. Tenemos que estar muy atentos a ver qué dicen realmente cuando les toque gobernar. No queremos que nos vendan humo otra vez, ¿verdad?
Álvaro Bermúdez, el jefe del Incofer, sigue manteniendo la fe. Dice que harán todos los contactos necesarios para conseguir el apoyo en la Asamblea. Él tiene la ilusión de que este congreso pueda aprobar el financiamiento antes de irse. Esperemos que no se lleve una decepción grande, porque sabemos cómo son estas cosas. A veces, te esfuerzas hasta morir y al final... ¡puerta fría!
La verdad es que estamos en un momento crucial. Este proyecto significa mucho para nosotros los ticos. Podríamos tener un sistema de transporte moderno, eficiente y amigable con el medio ambiente. Pero también existe el riesgo de que se convierta en otro elefante blanco, perdiendo tiempo y dinero que podríamos invertir en cosas más urgentes. Es vital que la Asamblea Legislativa tome una decisión responsable y transparente, pensando en el bien común y no en intereses particulares.
Aunque la situación esté complicada, debemos mantener la esperanza. Hay que recordar que Costa Rica siempre ha sabido salir adelante a pesar de los obstáculos. Quizás este tren eléctrico sea justo lo que necesitamos para impulsar nuestra economía y mejorar la calidad de vida de nuestros ciudadanos. Al final, la voluntad política y la participación ciudadana serán claves para determinar el futuro de este proyecto. Vamos a ver si los diputados cumplen con su deber y dan el visto bueno al financiamiento.
Así que, mi gente, aquí les dejo la gran pregunta: ¿Creen que el tren eléctrico llegará a buen puerto antes de las elecciones del 2026, o será simplemente otra promesa incumplida que quedará archivada en algún cajón polvoriento? Den su opinión, digan lo que piensan; ¡el foro es nuestro espacio para debatir y encontrar soluciones!
Pero ojo, porque no es un crédito cualquiera. Se trata de dos préstamos combinados: uno del BCIE por unos jugosos $550 millones – donde $200 millones vienen directamente del Fondo Verde del Clima, ¡eso sí es aprovechar los mugrillitos verdes!– y otro del Banco Europeo de Inversiones que aporta los $250 millones restantes. Con esa lana quieren construir y equipar las líneas 1 y 2, que van de San José a Paraíso y de San José a Heredia-Alajuela. Parece que las otras líneas, las que iban hacia Belén y El Coyol, se quedaron viendo la tele, pues no entraron en esta tanda de electrificación. Una pena, pero bueno, pa’ adelante siempre.
Esto pasa casi dos meses después de que el gobierno nos mostrara su versión del tren. Recordemos que a finales de septiembre presentaron sus planes, prometiendo revolucionar el transporte público. Ahora, tienen seis meses para convencer a los diputados. Pero, díganme, ¿realmente creen que con el panorama político que tenemos, eso va a pasar tan fácil como pelar zapote? Porque ahí hay gato encerrado, mi clave. El tiempo apremia y las próximas elecciones en febrero del 2026 podrían cambiarle toda la cara al juego. Imaginen si entra un partido nuevo al gobierno que decide frenar el proyecto... ¡Qué torta sería!
Y ni hablar de los debates que se avecinan. Ya varios aspirantes a la Presidencia han dicho que apoyarían el proyecto, pero siempre con la condición de revisar el precio de la tarifa. Claramente, quieren meterse en la onda y hacerse los amigos del pueblo, aunque luego hagan lo que quieran. Tenemos que estar muy atentos a ver qué dicen realmente cuando les toque gobernar. No queremos que nos vendan humo otra vez, ¿verdad?
Álvaro Bermúdez, el jefe del Incofer, sigue manteniendo la fe. Dice que harán todos los contactos necesarios para conseguir el apoyo en la Asamblea. Él tiene la ilusión de que este congreso pueda aprobar el financiamiento antes de irse. Esperemos que no se lleve una decepción grande, porque sabemos cómo son estas cosas. A veces, te esfuerzas hasta morir y al final... ¡puerta fría!
La verdad es que estamos en un momento crucial. Este proyecto significa mucho para nosotros los ticos. Podríamos tener un sistema de transporte moderno, eficiente y amigable con el medio ambiente. Pero también existe el riesgo de que se convierta en otro elefante blanco, perdiendo tiempo y dinero que podríamos invertir en cosas más urgentes. Es vital que la Asamblea Legislativa tome una decisión responsable y transparente, pensando en el bien común y no en intereses particulares.
Aunque la situación esté complicada, debemos mantener la esperanza. Hay que recordar que Costa Rica siempre ha sabido salir adelante a pesar de los obstáculos. Quizás este tren eléctrico sea justo lo que necesitamos para impulsar nuestra economía y mejorar la calidad de vida de nuestros ciudadanos. Al final, la voluntad política y la participación ciudadana serán claves para determinar el futuro de este proyecto. Vamos a ver si los diputados cumplen con su deber y dan el visto bueno al financiamiento.
Así que, mi gente, aquí les dejo la gran pregunta: ¿Creen que el tren eléctrico llegará a buen puerto antes de las elecciones del 2026, o será simplemente otra promesa incumplida que quedará archivada en algún cajón polvoriento? Den su opinión, digan lo que piensan; ¡el foro es nuestro espacio para debatir y encontrar soluciones!
