¡Ay, Dios mío, qué bronca! La UCR está pasando por una etapa bien complicada, imagínate, con amenazas directas con armitas de fuego. Parece sacado de película, pero es la cruda realidad que vive la comunidad universitaria. Esto no es un juego, ¿eh?
Todo empezó con unas protestas y reclamos varios, normal en cualquier universidad, pero luego las cosas tomaron un giro bastante oscuro. Según fuentes internas, algunos tipos fueron a amenazar a la directora de un programa de posgrado, exigiendo que cambien los requisitos de admisión. ¡Pero a punta de pistola! Un cuento digno de novela, pero tristemente cierto.
El rector Carlos Araya salió al frente, claro, con un discurso contundente, diciendo que la UCR no va a ceder ni un poquito a estos intentos de presión. Dijo que no importa si vienen con amenazas, con insultos, o lo que sea, ellos seguirán defendiendo sus principios y su autonomía. Y eso, muchachos, hay que aplaudirlo. Este mae sí que sabe cómo poner los pies en la tierra.
Lo que preocupa es el nivel de agresividad que estamos viendo últimamente en el país. Ya no es solo discutir ideas, ahora vamos directo a las amenazas personales y familiares. Esto pinta feo, porque daña la convivencia y pone en riesgo la seguridad de todos. ¿Dónde quedó el respeto, la tolerancia, y esa cultura de diálogo que tanto nos vendieron?
Araya recalcó que este tipo de actos violentos no son nuevos, pero sí están escalando rápidamente. Recordó que en otros momentos se han visto ataques verbales, campañas de desprestigio en redes sociales, pero llegar a las amenazas con armas es llevar la cosa a otro terreno, a uno peligroso. Y añadió, con razón, que esto no solo afecta a la UCR, sino a toda la sociedad costarricense.
La verdad, es que uno se queda pensando… ¿Por qué tanta agresividad? ¿Será que hemos perdido la capacidad de debatir civilizadamente? ¿Que ya no podemos estar en desacuerdo sin recurrir a los insultos y las amenazas? Esto nos hace reflexionar sobre el tipo de país que queremos construir para nuestros hijos. Ya era hora de echarle mano al tema de la educación valórica en nuestras escuelas, porque así parece que andamos sueltos.
Muchos analistas políticos han dicho que este ataque a la UCR es parte de una estrategia más amplia para debilitar las instituciones públicas y socavar la democracia. Afirman que hay grupos de intereses buscando imponer su voluntad a través del miedo y la intimidación. Si esto es cierto, entonces tenemos un problema serio entre manos, porque significa que la democracia misma está en juego. El brete está servido, y no podemos andar dormidos.
En fin, una situación preocupante que nos obliga a levantar la voz y defender los valores democráticos. Pero díganme, mis queridos foreros, ¿creen que Costa Rica está perdiendo su esencia de paz y armonía? ¿Cómo podemos frenar esta espiral de violencia y recuperar el diálogo constructivo en nuestro país?
Todo empezó con unas protestas y reclamos varios, normal en cualquier universidad, pero luego las cosas tomaron un giro bastante oscuro. Según fuentes internas, algunos tipos fueron a amenazar a la directora de un programa de posgrado, exigiendo que cambien los requisitos de admisión. ¡Pero a punta de pistola! Un cuento digno de novela, pero tristemente cierto.
El rector Carlos Araya salió al frente, claro, con un discurso contundente, diciendo que la UCR no va a ceder ni un poquito a estos intentos de presión. Dijo que no importa si vienen con amenazas, con insultos, o lo que sea, ellos seguirán defendiendo sus principios y su autonomía. Y eso, muchachos, hay que aplaudirlo. Este mae sí que sabe cómo poner los pies en la tierra.
Lo que preocupa es el nivel de agresividad que estamos viendo últimamente en el país. Ya no es solo discutir ideas, ahora vamos directo a las amenazas personales y familiares. Esto pinta feo, porque daña la convivencia y pone en riesgo la seguridad de todos. ¿Dónde quedó el respeto, la tolerancia, y esa cultura de diálogo que tanto nos vendieron?
Araya recalcó que este tipo de actos violentos no son nuevos, pero sí están escalando rápidamente. Recordó que en otros momentos se han visto ataques verbales, campañas de desprestigio en redes sociales, pero llegar a las amenazas con armas es llevar la cosa a otro terreno, a uno peligroso. Y añadió, con razón, que esto no solo afecta a la UCR, sino a toda la sociedad costarricense.
La verdad, es que uno se queda pensando… ¿Por qué tanta agresividad? ¿Será que hemos perdido la capacidad de debatir civilizadamente? ¿Que ya no podemos estar en desacuerdo sin recurrir a los insultos y las amenazas? Esto nos hace reflexionar sobre el tipo de país que queremos construir para nuestros hijos. Ya era hora de echarle mano al tema de la educación valórica en nuestras escuelas, porque así parece que andamos sueltos.
Muchos analistas políticos han dicho que este ataque a la UCR es parte de una estrategia más amplia para debilitar las instituciones públicas y socavar la democracia. Afirman que hay grupos de intereses buscando imponer su voluntad a través del miedo y la intimidación. Si esto es cierto, entonces tenemos un problema serio entre manos, porque significa que la democracia misma está en juego. El brete está servido, y no podemos andar dormidos.
En fin, una situación preocupante que nos obliga a levantar la voz y defender los valores democráticos. Pero díganme, mis queridos foreros, ¿creen que Costa Rica está perdiendo su esencia de paz y armonía? ¿Cómo podemos frenar esta espiral de violencia y recuperar el diálogo constructivo en nuestro país?
