En los primeros años de vida independiente de nuestro país, el derecho al voto era restringido para unas pocas personas, según sexo y edad, participaban los dueños de propiedades, aquellos que tenían capitales sustanciales, los que tenían capacidad tributaria y aquellos que sabían leer y escribir. Hablar del derecho al voto para las mujeres en Costa Rica, es hablar de grandes luchas que por más de un siglo dieron mujeres visionarias y muy comprometidas con el país, al igual que algunos hombres dispuestos a reconocerles ese derecho.
Los argumentos que dieron pie a la discusión para la aprobación del derecho al voto femenino, no difieren mucho de los discursos y planteamientos que hoy día prevalecen cuando se trata de defender y hacer efectivos los derechos políticos de las mujeres.
La sesión celebrada el 20 de junio de 1949, por la Asamblea Nacional Constituyente, aprobó por una votación de 33 diputados a favor y 8 diputados en contra, éste derecho fundamental que se dio ante la moción presentada por el entonces diputado Ortiz Martín, Secretario del Congreso, quien indicó que: "Los acontecimientos últimos vividos por el país, en los que las mujeres tuvieron una decidida participación, son suficientes para otorgar a las mujeres el derecho al sufragio (…) sus actuaciones en los últimos años en las lides políticas y patrióticas, simplemente han conquistado el derecho a votar y las conquistas no se discuten".
Las luchas por obtener el derecho al voto para las mujeres obedece básicamente a que en Europa y Estados Unidos se estaban dando a finales del siglo XIX grandes luchas sufragistas, lo que da pie para que en Costa Rica se hable por primera vez sobre reformas constitucionales que incluyan el derecho al sufragio para las mujeres, para perfeccionar el régimen democrático del país.
Impulsadas por esos movimientos sufragistas que se estaban gestando a nivel internacional, un grupo de mujeres lideradas por Ángela Acuña Braun, primera mujer en obtener un título universitario en el país y, a quien eligen presidenta de la Liga Feminista, deciden dar la lucha en el Congreso para que se aprobara uno de los derechos políticos de las mujeres, el derecho a elegir y ser electas.
La primera vez que las mujeres ejercieron el derecho a elegir y ser electas a nivel nacional, fue en las elecciones nacionales que se llevaron a cabo en el año 1953. En estas elecciones resultaron electas las tres primeras mujeres diputadas en Costa Rica, Estela Quesada, María Teresa Obregón y Ana Rosa Chacón.
De los retos más importantes a los que se enfrentaron las mujeres fue el de reconocerse como mujeres sujetas del derecho a elegir, pero también a ser electas. Uno de los grandes logros fue la aprobación de la Ley de Promoción de la Igualdad Social de la Mujer, en marzo de 1990, seguidamente, las Reformas Electorales en noviembre de 1996, de los artículos 58 y 60, del Código Electoral sobre la aplicación de la cuota del 40% mínimo de participación política de las mujeres en puestos de elección popular y en las estructuras internas de los partidos políticos y, las resoluciones emitidas por el TSE, que establecen que las cuotas del 40% mínimo, sea en puestos elegibles.
Hoy, el Partido Liberación Nacional cuenta por primera vez con una mujer como candidata, con todas las posibilidades reales de alcanzar la Presidencia de la República en los comicios de 2010 y de hacer historia, al continuar reconociendo su aporte y sus luchas en la construcción de la Costa Rica de oportunidades e igualdad a la que todos y todas aspiramos.
Me pregunto que hubiera pasado si en aquel momento a alguien se le hubiera ocurrido la genial idea de someter el derecho al voto femenino a referendum.
Algunos habrán dicho, si le permitimos votar a las mujeres, qué impide otorgarle posteriormente ese derecho a las cabras, perros o vacas que se puedan sentir discriminadas también al no poder votar .