La Vida de un Perro Amarrado
By Carla Cappalli
Imagínate estar amarrado en un patio, marquesina o garaje sin nada que hacer, ningún sitio a donde ir y sin nadie con quien compartir. Dia tras día lo mismo, siempre solo. Tu vida es una miserable existencia, llena de soledad y frustraciones. Esta es la vida de un perro amarrado. Condición triste y lamentable en la cual viven un gran número de perros en Puerto Rico. El amarrar un perro tiene un efecto muy negativo en su temperamento, su comportamiento y su salud. Virtualmente todo perro que pasa la mayor parte del día amarrado empieza a enseñar problemas de comportamiento y temperamento ya que su instinto natural de estar un grupo es suprimido. Los perros que viven amarrados y solo tienen contacto con los humanos a la hora de comer, están tan desesperados por recibir atención que cuando los sueltan o se les acerca un humano actúan hiperactivos, desesperados y fuera de control. Al comportarse de esta manera las personas le echan la culpa al perro y los abandonan o amarran nuevamente. Tal vez la escena más triste que nos podemos imaginar es la de un grupo de niños jugando cerca de un perro amarrado pero no se le acercan porque el perro esta tan desesperados por jugar con ellos que se les tira encima.
El problema principal de los perros amarrados es la hiperactividad, especialmente si son perros jóvenes. Como tienen sus movimientos restringidos están continuamente frustrados. Esta conducta usualmente frustra al dueño quien simplemente lo amarra nuevamente “porque el perro no se sabe comportar.” De esta manera el ciclo de sufrimiento del perro continua; amarrado, su conducta fuera de control y su dueño quien rehúsa trabajar en corregir esta conducta. La agresión y el temor también son conductas que adopta un perro amarrado. Como el perro sabe que no puede escapar esta temeroso y tira a morder. Muchas veces personas crueles los utilizan como tiro en blanco cuando los ven amarrados.
El perro que vive amarrado día y noche tiene poco interés en ir a su dueño cuando lo llama. Lo único que quiere hacer es salir corriendo lejos del dueño y su confinamiento. El dueño ineducado ve este comportamiento como inapropiado y piensa que su perro es estúpido por lo cual lo vuelve a amarrar, le pega, o sale de el. Mucha gente amarra a sus perros porque es lo que vieron a sus padres hacer. La gente dice “lo voy a amarrar hasta que aprenda a no irse,” o “lo voy a amarar hasta que se calme.” En ambos de estos casos el amarar el perro solo logra empeorar mas el problema. Pendientes a la segunda y tercera parte de esta serie La Vida de un Perro Amarrado cuando discutiremos los problemas de salud y como mejorar la calida de vida de un perro amarrado.
—Carla Cappalli,
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