En los buses pasa de todo!
Algo que me pasó...
Mi amigo Jesús solía realizar viajes en bus hasta la Zona Sur frecuentemente y me contaba de los buenos ratos que pasaba en tan largos viajes.
Una vez, convidado por mi amigo compramos los tiquetes y nos enrumbamos hacia Buenos Aires, ciudad del sur costarricense.
El viaje transcurre normalmente de ida, nuestras diligencias también, almorzados y de regreso a la capital nos colocamos en la parte trasera del bus.
Las horas pasan y la luz del día se va, uno que otro tipo va cerca de nosotros pero nada interesante que ver. Aburridos y decepcionados nos miramos el uno al otro y allí mismo nuestra amistad se hizo más fuerte e intensa.
El, sacó su verga de su pantalón y me dejó conocerla, 19 centímetros sin circuncidar con un capullo rojo y brillante bañado en precum, no esperé mucho para devorar ese trozo de carne, no sin antes de que el metiera mano entre mis shorts y me la pusiera tiesa.
Mi lengua recorría cada forma y vena de aquel trozo, entre tanta calentadera yo solo quería que me arrancarán la ropa y me dieran por el culo salvajemente hasta que me sacaran la leche.
No pasó mucho hasta que el querido Jesús me llenara la boca de leche, la cual tragué pues no había otra forma, terminada mi faena y mientras me limpiaba los labios noté un par de ojos que nos observaban fijos, me acomodo en mi asiento y mi amigo aún me sujeta por la verga; y mientras me dice lo mucho que desea tenerme clavado juega con mi carne hasta tenerme cerca de regarme.
Los ojos fijos son de un niñato entre los 17 y 19, que por mucho de sobársela no pasaba, lo invito a que se acerque mientras Jesús me la soba, y mientras el se resiste mi leche salta de mi capullo y se hace uno con el cristal de la ventana, Jesús acerca sus labios a mi glande para limpiar hasta la última gota y luego su no a busca la mía para compartir sabores.
El niñato se ha vuelto sobre su asiento y no nos observa más, rendidos caemos en el sueño post-orgásmico, hasta despertar en la terminal del autobus.
Sin duda alguna Jesús duerme conmigo esa noche, pero hubiera sido más genial si el niñato nos hubiera acompañado.
Saludos!