La Asexualidad (vivir sin atracción por ningún sexo)
Todo gira en función de la atracción sexual. Hetero hacia el sexo opuesto, gay hacia el mismo, bi hacia los dos… Pero, ¿qué pasa con aquellas personas que no sienten deseo por nadie? Cumpliendo con la premisa de etiquetar cualquier condición, éstos han recibido el nombre de ‘asexual’, un término aún desconocido, pero que cada vez suena más en nuestra vida cotidiana.
¡Soy asexual!
Es difícil concebir la idea de una persona sana, cien por cien indiferente al sexo, más en un mundo que promueve el disfrute carnal y donde los orgasmos se concentran en píldoras azules. Pero cada vez va surgiendo con más fuerza un nuevo movimiento sexual que se desmarca de lo tradicional para gritar a los cuatro vientos que ‘se puede ser feliz sin sexo’. Socialmente activos, sexualmente pasivos, disfrutan de la soledad, pero a la vez cultivan la amistad y buscan en ella ese apoyo y comprensión que a veces echan de menos a su alrededor. Les gusta verse como ángeles terrenales, que jamás se han excitado por el contacto de una piel o el sabor de unos besos, y que reclaman su derecho a ser respetados sin que les cuelguen el cartel de ‘bichos raros’. ¿Estamos ante el nacimiento de una revolución asexuada?
El tres por ciento de la población
Tres de cada cien personas del planeta se declaran axesuales, es decir, no practican el sexo, pero no por cuestiones éticas o morales, que sería una opción conocida como celibato, sino porque, simplemente, no les interesa. Pero no existen unos criterios estrictos que determinan quién es o no asexual. Nadie experimenta la asexualidad de la misma manera. Para ofrecer alguna claridad sobre esta orientación, la Asexual Visibility and Education Network (AVEN), la comunidad asexual en línea más grande del mundo, define al ser asexual como “una persona que no experimenta la atracción sexual”. Para explicar esto, AVEN tipificó en su día esta orientación clasificándola de la A a la D:
A: tiene apetito sexual, pero ninguna atracción romántica.
B: tiene atracción romántica, pero ningún apetito sexual.
C: tiene ambos.
D: no tiene ni lo uno ni lo otro.
Actualmente la propia Asociación ya no usa este sistema por considerarlo demasiado estricto, aunque existe un buen número de asexuales que siguen sintiendo que es un buen sistema para explicar su identidad sexual.
¿Pareja? Sí, por qué no
Prescindir del coito no significa renunciar a la pareja. Sí, los asexuales también se pueden enamorar. Según AVEN, la gente asexual tiene las mismas necesidades emocionales que el resto de los humanos y es capaz de formar relaciones.
Y es que el enamoramiento no tiene por qué conllevar el contacto físico. ¿Por qué renunciar a compartir la vida con alguien, los miedos, los secretos o el ocio, por el simple hecho de carecer de impulso sexual? Se puede demostrar el afecto a través de una buena conversación. Este lazo afectivo hacia la pareja puede resultar para el resto de los mortales sexuados ambiguo, un sentimiento más cercano a la amistad que al amor. Pero el no tener actividad bajo las sábanas no es un concepto nuevo. Matrimonios sin sexo siempre han existido y existirán. Una forma de convivencia diferente, pero en muchos casos muy eficaz.
Asexual: hetero, homo o bisexual Siguiendo un poco la línea de este razonamiento, y rizando más el rizo, si cabe, podemos hablar, incluso, de asexuales heteros, homo o bisexuales. Y es que esta atracción romántica puede estar dirigida hacia uno o ambos géneros, la única condición: no incluir actividad sexual. El problema se plantea cuando la parte contraria no confesa con esta filosofía de vida y descubre que no le es suficiente con la vida contemplativa que les ofrece su compañero asexuado. Ésta es la primera causa de fracaso en este tipo de parejas. Antes de llegar a estos extremos, el ser asexuado debe elegir entre:
- 1. Comprometerse con su pareja a tener un cierto número de relaciones sexuales, muy a su pesar.
- 2. Permitir a su pareja tener relaciones sexuales con otras personas.
- 3. Encontrar a alguien que esté dispuesto a renunciar al sexo.
- 4. Comprometerse sólo con otros asexuales.
- 5. Optar por la soledad.
¿Realidad? ¿Enfermedad? ¿Encubrimiento?
Aunque cada vez más personas están saliendo del armario de la asexualidad, aún no es una orientación reconocida. Pocos son los estudios científicos que avalan esta forma de entender el sexo como ausencia del mismo.
Un estudio británico que analizó 18.000 respuestas de personas que fueron encuestadas sobre su vida sexual, incluía una pregunta acerca de la atracción. Un 1% de los encuestados respondió que “nunca se sentía atraído por ninguna otra persona”, dato que fue analizado por Anthony Bogaert de la Brock University en Santa Catarina, Ontario, (Bogaert, 2004), y que catalogó como signo de “asexualidad”. Por otro lado, el Kinsey Institute realizó un pequeño estudio sobre este asunto y concluyó que: “Los asexuales parecen caracterizarse más por un escaso deseo y excitación sexual que por niveles bajos de comportamiento sexual o niveles altos de represión sexual.” También en el reino animal se han detectado comportamientos asexuales. En un estudio realizado a carneros se demostró que entre un 2% y un 3% de los animales no mostraba ningún interés en acoplarse con miembros de cualquier sexo. Se hizo otro estudio con ratas y jerbos en el cual más de un 12% de los machos no mostraron interés por las hembras, aunque no se midieron sus interacciones con los otros machos, por lo que el estudio resultó muy limitado. Pero esta escasa investigación que existe sobre el tema no evidencia, ni a favor ni en contra, si la asexualidad es otra forma de entender el sexo.
Diferencia de criterios
No existe un consenso a la hora de determinar si la asexualidad es una orientación sexual legítima. Hay quien considera que es la manifestación o, mejor dicho, la no manifestación de un deseo sexual inhibido. Éste ha podido ser provocado por abusos sexuales, represión sexual, fobia social, timidez patológica o por problemas físicos. El fantasma de la homosexualidad también planea sobre los que se definen como asexuales, pero en una sociedad en la que este tipo de opción sexual se ha normalizado, salir del armario ya no se convierte en una situación tan trágica como para esconder su verdadera orientación sexual de por vida. Por otro lado, los expertos consideran que también hay que descartar de este grupo a los que no han practicado sexo en su vida Es difícil renunciar a algo que ni tan si quiera se ha probado. Por lo que ser virgen no es condicionante de la asexualidad. Finalmente, hay quien achaca la asexualidad a no haber conocido a la persona adecuada o, simplemente, no mantener relaciones habitualmente. Es un hecho que el sexo es algo instintivo que, cuanto menos se practica, menos apetece. Pero cada vez son más los especialistas que coinciden en considerar la asexualidad como una opción asumida y no como un trastorno patológico. Por lo tanto, es absurdo pensar en tratamientos mágicos que les devuelvan una libido que nunca existió.
¡Ni locos, ni enfermos, ni homosexuales!
Esta línea es la que siguen muchos de los que se autodefinen como asexuales. Pensar en diagnósticos y tratamientos cuando la asexualidad no produce ninguna angustia ni desorden emocional, no hay problema físico ni psicológico, resulta ciertamente absurdo. Los mismos razonamientos se utilizaron en el pasado para justificar los comportamientos homosexuales y hoy día se ha aceptado de forma natural como una orientación sexual más y tan válida como cualquier otra. Y éste, a buen seguro, será el siguiente paso para la asexualidad.
Celebridades asexuales
Hay serios indicios de que la gente que aparece en la siguiente lista que hemos elaborado son o han sido asexuales. Reales o de ficción, en principio se especuló con su tendencia homosexual o bisexual, pero a raíz del resurgimiento de esta nueva corriente, se les ha comenzado a encasillar bajo esta tendencia sexual.
- Frédéric Chopin: su propia compañera durante diez años, George Sand, así lo afirmaba y se definía también como asexual.
- Salvador Dalí: en su libro Vida Secreta zanjó el tema del sexo con un "aquello no es para mí".
- Sherlock Holmes: personaje de ficción, es el ser asexual por excelencia.
- J. M. Barrie: novelista y dramaturgo francés, famoso por crear el personaje de Peter Pan.
- Henry Cavendish, físico y químico británico, también se dice de él que padecía autismo o una forma extrema de fobia social.
- Adolf Hitler, cuya sexualidad o falta de ella fue discutida en el libro The Hidden Hitler.
- Paul Bowles, escritor norteamericano, autor de El cielo protector. Conoció en 1937 a la británica Jane Sydney Auer, una novelista lesbiana enferma de tuberculosis. Su matrimonio constituyó una sólida y romántica relación asexual, que no supuso obstáculo alguno para que Jane continuara con su búsqueda de nuevas amantes.
- Bárbara Cartland, escritora inglesa de novela romántica, aunque su vida carecía de sexo.
- Isabel I de Inglaterra, “La reina Virgen”, a la que nunca se le pudo atribuir roce sexual alguno. Además… George Washington Carver, Paul Erdős, Glenn Gould, Franz Kafka, Immanuel Kant, Christopher McCandless, Quietus, Ravel, Isaac Newton, John Ruskin, Alberto Santos-Dumont, Erik Satie, George Bernard Shaw, Stephen Somerville, Jim Steinman, Sun Ra, Nikola Tesla, Carlos II de Suecia o Ralph Nader.