el sueño de JULIANO, so sad... no espero q lo lean, mucho menos q lo entiendan
JULIANO
Pero es arar en la mar
predicaros tolerancia:
La cristiana intemperancia
imposible es de domar.
¡Es que no sabéis pensar!
Vuestra fe es torpe y ciega,
que hacia un naufragio navega,
donde nos precipitar:
Roma se ha de terminar,
si de ella no se despega.
Negáis todos los placeres
con que se alegra la vida.
Ya la música es prohibida,
perniciosas las mujeres,
si es que amoroso,
las quieres.
Venus en Jerusalén
de su altar defenestrada
una era desgraciada,ya,
del amor, sin el bien,
os augura, de años, cien...
Maldecís la desnudez,
creéis que, pecado es.
Por eso huís del baño,
oléis a coño y a caño,a
mentira y a doblez.
Imputáis al Dios Supremo
un talante negro y cruel,
por que expone a su hijo fiel,
sin razón alguna, temo,
al suplicio más extremo.
De Zeus ira y venganza,
contra el gran dios Prometeo,
justificable fue, creo,
pero a matarle no alcanza,
¡Cristo sí, muere en ultranza!
Y si este hombre nace y muere,
tan sufrida criatura,
es pues de humana natura,
a quien odio y maldad hiere,
aunque eternizarse quiere...
¿Divinizar un mortal?
¿Alejandro, César, cuál?
Este es ejercicio vano,
pues al pasajero humano,
Cronos le es letal.
Oh , malvados ciudadanos
de Antioquia la perniciosa,
la pederasta y viciosa,
os intituláis cristianos,
mas tenéis sangre en las manos.
Vuestra lúgubre creencia
huérfana de toda ciencia
imponéis intimidando,
mintiendo y hasta matando.
Esa es mi propia experiencia.
Vuestros obispos mendaces
se disputan entre sí.
Tan falsarios nunca vi.
Tergiversan con sus frases...
Sus teorías audaces,
mistifican y oscurecen
y hasta un paraíso ofrecen
sin soporte, ni constancia,
aprovechando del ansia
final de quienes fenecen.
Contra vuestras acechanzas,
Vuestras turbias enseñanzas
yo os impongo nueva ley:
No enseñéis a nuestra grey.
No empuñéis nuestras lanzas
cuando vamos a la guerra,
defendiendo nuestra tierra.
Nada se os puede confiar
pues nos vais a traicionar.
¡Pandora tu caja cierra!
Hoy mando desenterrar
vuestros muertos de mi templo.
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y antes de morir...
JULIANO¡Amigos y compañeros de armas!El tiempo de mi partida de este mundo ha llegado. Yo acepto con el buentalante del cumplido deudor, las demandas de la naturaleza. De la filosofíahe aprendido cuán muy mejor y excelente es el alma sobre el cuerpo. Séque la liberación de la sustancia superior y más noble debería ser más bienobjeto de alegría que de aflicción. He aprendido de la religión que unatemprana muerte muchas veces ha sido el premio para el piadoso. Y yoacepto como un favor de los dioses el golpe mortal que me asegura y salvadel peligro de desgraciar mi carácter que hasta hoy se ha cimentado en lafortitud y en la virtud. Muero sin contrición alguna, pues he vivido sinculpa. Estoy contento al rememorar la inocencia de mi vida privada, y puedo afirmar con confianza que la suprema autoridad, emanación del poder divino, ha sido preservada en mis manos pura e inmaculada. Hedetestado siempre las máximas corruptas y destructivas del despotismo; heconsiderado la felicidad de la gente como la meta del gobierno.
Sometiendo mis acciones a las leyes de la prudencia, la justicia y la moderación, heconfiado a la Providencia el buen suceso. Paz fue el objeto de mi consejo,mientras la paz fue consistente con el bienestar general. Pero cuando la vozimperiosa de mi país me llamó a las armas, yo expuse mi persona a los peligros de la guerra, con la clara premonición que adquirí de la adivinanzadel futuro, de que yo estaba predestinado a morir por la espada. Ahoraofrezco mi gratitud al Ser Eterno, que no ha querido que yo muera por lacrueldad del tirano, por la secreta daga de la conspiración, o por las lentastorturas de una larga enfermedad. ÉL me ha dado, en medio de una carrerahonorable, una partida de este mundo espléndida y gloriosa; y yo consideroigualmente absurdo y bajo, el abjurar o declinar este golpe del destino.Esto es todo lo que he intentado decir, pero ya me faltan las fuerzas ysiento que la muerte se me acerca. Prudentemente no me inmiscuiré con palabra alguna en el nombramiento de un emperador. Mi elección podríaser imprudente o no juiciosa, y si no fuere ratificada por el ejército, habríade ser fatal para la persona que yo recomiende. Como buen ciudadano sóloexpreso mi esperanza que los Romanos sean bendecidos con el gobierno deun virtuoso soberano.