Respecto a la desigualdad en CHile, ciertamente es alta. Pero lo ha sido en general, incluso antes de la dictadura militar. La desigualdad cayó fuertemente en el gobierno de Salvador Allende, en gran medida por aumentos salariales desproporcionados, que terminaron siendo contra producentes.
Durante el gobierno militar aumentó, hasta un máximo alrededor de 1987-88. De ahí, ha venido disminuyendo, aunque lentamente. Pero Chile siempre ha sido un país altamente desigual.
Ahora, hay un estudio interesante de un
economista de la Universidad Católica de Chile (En inglés) que divide la población en cohortes, o generaciones, y observa que la desigualdad disminuye fertemente en personas menores de 40 años. El problema es que las mediciones anuales de Gini incluyen a población de todas las edades, por lo que es difícil observar variaciones muy importantes año con año. Usando el método de generaciones, es posible observar que la desigualdad ha disminuído, gracaias a myor acceso a educación principalmente.
Esto significa que en futuros años, la desigualdad observada en Chile tenderá a disminuir, en la medida que las generaciones anteriroes, más desiguales, tiendan a retirarse.
Y eso es un problema de atacar la desigualdad: es una tarea de largo plazo. La "Solución de Allende" de confiscar y repartir las ganancias, puede ayudar en el corto plazo, pero a costa de destruir la iniciativa y el emprendimiento privado, que al final es el que genera la riqueza de un país. Expandir la educación, hacerla más adsequible a la mayoría y promover por mérito más que por apellido, eso es más fructífero para reducir la desigualdad, que esquemas redistributivos.
Ciertamente, la izquierda chilena fue lo suficientemente inteligente, lo que no es de extrañar dada la cultura política de ese pueblo, para saber mantener los aciertos en materia económica y en política exterior que mantuvo el régimen de Pinochet. Supo renegar de la dictadura en lo que fue la violación de los derechos humanos y el abandono a políticas sociales, pero en este último punto supo mantener el pragmatismo económico sin abandonar su compromiso ideológico.
Coincido en parte con esta apreciación, pero no toda. La verdad es que los políticos chilenos no son ni más inteligentes ni más tontos que los nuestros. Tienen su cuota de
personajes extravagantes, así de aquellos que se expresan en
un lenguaje poco apropiado, e incluso, algunos
prepotentes cuyas acciones incluso serían fuertemente censuradas en nuestro país.
La verda es que el pragmatismo y sensatez de la política chilena se debe en gran medida al sistema de elección de parlamentarios. Otra herencia del gobierno Militar.
Hasta antes de la tragedia del golpe de estado de 1973, Chile tenía un sistema de elección muy parecido al nuestro, de representación proporcional. Esto generaba una alto fraccionamiento en el Congreso, y la formación de coaliciones débiles. La misma coalición de Allende, la Unidad Popular, sufrió constantemente disensiones y rupturas de sus partidos integrantes. Esto generaba mayor inestabilidad y entrabamiento político, además de atizar posiciones extremas que finalmente llevaron al desastre de 1973.
Con la nueva COnstitución que instauró el Gobierno Militar, se instaló un nuevo sistema de elección, el llamado binominal. Este sistema es parecido al de EEUU, donde se eligen representatnes por distrito electoral. Pero en CHile son 2, mientras que EEUU es 1, o "winner take all".
La particularidad de este tipo de sistemas es que fuerza a la conformación de dos grandes bloques o alianzas, ya que los minoritarios es muy difícil obtener apoyo suficiente para alcanzar una curul. Eso es lo que pasa en CHile, donde dos bloques grandes (Concertación y ALinaza) se disputan los puestos elegibles.
El sistema obliga además a moderar las posiciones extremas, sean de izquierda o derecha, para captar mayores votos y mantener las coaliciones. Por eso las discusiones políticas son más civilizadas.
Hasta hora, aún cuando la COncertación lo tilde de anti-democrático, el sistema ha funcionado muy bien: la representación parlamentaria es muy similar a la de la votación. Y ha permitido mantener equilibrios en el poder. Y en el nuevo gobierno de Piñera sucederá lo mismo. Y eso es bueno, tanto apra partidarios como opositores al gobierno.