Era la semana posterior a semana Santa. Decidimos viajar en esa fecha precisamente para disfrutar sin el bullicio de la gente. Yo vestía un vestido corto blanco de punto de tirantes, sin brassier y un calzoncito transparente que por detrás solo mostraba un diminuto hilito. Zapatillas blancas tacón cuña. Mi esposo un pantalón de lino marfil y una camisa de seda color agua marina y con dock Sider del mismo color de la camisa. Salimos un viernes a las seis de la mañana en punto y decidimos desayunar en Caldera o en algún sitio propiamente en la ruta hacia Guanacaste. Subí al auto y abrí las piernas y el vestido subió más de la cuenta, para que mi Marido aprobara mi prenda íntima, lo cual con su mirada y una mueca malévola dibujada por sonrisa di por aprobada. El subió al auto, lo encendió (es automático) y me puso su mano derecha en mi muslo lo deslizó suavemente hacía la entre pierna y con el dedo meñique me rozó levemente el calzón y me dijo –Nos vamos.
El trayecto hasta caldera transcurrió sin problemas, decidimos desayunar ahí mismo, eso nos demoró cuarenta minutos y retomamos el viaje. Eran ya las 9 am pasadas cuando el calor me obligó abrir las piernas y por ende se me veía el triangulito del calzón. Mi esposo dirigió su mirada hacia mí y noto el espectáculo que le brindaba. Se acomodó bien en el asiento, fijo su mirada en el horizonte y me puso su mano derecha en el muslo y comenzó acariciarme con las yemas de los dedos haciendo círculos con los dedos muy lentamente. Al sentir esa caricia se me puso la piel de gallina (se me acaba de poner de solo recordarlo), el notó que me ericé. –Mmmmmmm como que estamos algo receptivos.. –Un poco, le contesté-- y continuó con su faena. Al rato comenzó a deslizar su mano hacia mi entrepierna y cambió el masaje. Esta vez el meñique y el anular eran los protagonistas, los puso entre mi entrepierna y haciendo un movimiento de separación entendí que deseaba que abriera aún más las piernas para que totalmente se me viera el calzón (cualquier trailero si se asomaba se daría gusto viendo aquella transparencia), así lo hice --Se divierte? Le pregunté –Bastante –contestó-- El movimiento del auto junto con el suave sube y baja de sus dos dedos, comenzó hacer mella en mí y en segundos me vi mordiéndome el borde del labio inferior derecho y abriendo un poco la boca para tomar una bocanada de aire y exhalar nuevamente mientras mis caderas instintivamente comenzaron a moverse lentamente. Sentí como me empapaba por dentro y como me comenzaba a calentar, abrí de par en par las piernas, sentía ganas, deseo, quería que sus dedos recorrieran toda mi sexualidad. Pareciera que me escuchó, ahora sus dedos corazón e índice frotaban en círculos las paredes de mi vagina, empezaba empapar el calzón. Él lo sabía lo estaba sintiendo, me costaba mantener los parpados abiertos, se me cerraban de tan deliciosa maniobra. Tuve que tirar el asiento para atrás, mi cuerpo se movía y contoneaba sin control. Sentí sus dedos empapados como se abrían paso por debajo del calzón, sus dedos rozaron mi diminuto vello. Sus dos dedos entraron con facilidad, no había resistencia mi sexo estaba expuesto húmedo, todo el auto olía a mí. Comencé a gemir, ayyyyyyyyyyyyyy ayyyyyyyiiiiiiiiiiiiiiii. –Sigue así mi amor pero no nos estrelles, --no pares Noooooo.. par…….. no podía hablar solo sentir disfrutar de sus dedos como me penetraban y frotaban mis carnes internas, delicioso, me mojo de solo recordarlo. Comenzó a meter los dedos más fuerte sintió como apreté los muslos, estaba por explotar, mmmmmmmmmmmmmmmm, ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy, ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy, quería que me arrancara el calzón y me metiera su carne maciza y empinada y no la sacara jamás. Comenzó apretar mi punto g, sabe cómo hacerlo, no es la primera vez, entraba y salía y apretaba, --Ayyyyyyyyyy me riegoooooooooo amoooooorrrrrrrrr meeeeeeeeeee rieegooooooooooo ahhhhhhhhhhhhhhhhyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy. El chorro de mi orgasmo le empapó la mano y parte de su muñeca. Así siguió un minuto más mientras terminaba de retorcerme y de gemir de tan deliciosa tarea. –Dormi el resto del viaje con el vestido subido a mi cintura y el calzón de lado dejando que el aire secara mis fluidos.
El trayecto hasta caldera transcurrió sin problemas, decidimos desayunar ahí mismo, eso nos demoró cuarenta minutos y retomamos el viaje. Eran ya las 9 am pasadas cuando el calor me obligó abrir las piernas y por ende se me veía el triangulito del calzón. Mi esposo dirigió su mirada hacia mí y noto el espectáculo que le brindaba. Se acomodó bien en el asiento, fijo su mirada en el horizonte y me puso su mano derecha en el muslo y comenzó acariciarme con las yemas de los dedos haciendo círculos con los dedos muy lentamente. Al sentir esa caricia se me puso la piel de gallina (se me acaba de poner de solo recordarlo), el notó que me ericé. –Mmmmmmm como que estamos algo receptivos.. –Un poco, le contesté-- y continuó con su faena. Al rato comenzó a deslizar su mano hacia mi entrepierna y cambió el masaje. Esta vez el meñique y el anular eran los protagonistas, los puso entre mi entrepierna y haciendo un movimiento de separación entendí que deseaba que abriera aún más las piernas para que totalmente se me viera el calzón (cualquier trailero si se asomaba se daría gusto viendo aquella transparencia), así lo hice --Se divierte? Le pregunté –Bastante –contestó-- El movimiento del auto junto con el suave sube y baja de sus dos dedos, comenzó hacer mella en mí y en segundos me vi mordiéndome el borde del labio inferior derecho y abriendo un poco la boca para tomar una bocanada de aire y exhalar nuevamente mientras mis caderas instintivamente comenzaron a moverse lentamente. Sentí como me empapaba por dentro y como me comenzaba a calentar, abrí de par en par las piernas, sentía ganas, deseo, quería que sus dedos recorrieran toda mi sexualidad. Pareciera que me escuchó, ahora sus dedos corazón e índice frotaban en círculos las paredes de mi vagina, empezaba empapar el calzón. Él lo sabía lo estaba sintiendo, me costaba mantener los parpados abiertos, se me cerraban de tan deliciosa maniobra. Tuve que tirar el asiento para atrás, mi cuerpo se movía y contoneaba sin control. Sentí sus dedos empapados como se abrían paso por debajo del calzón, sus dedos rozaron mi diminuto vello. Sus dos dedos entraron con facilidad, no había resistencia mi sexo estaba expuesto húmedo, todo el auto olía a mí. Comencé a gemir, ayyyyyyyyyyyyyy ayyyyyyyiiiiiiiiiiiiiiii. –Sigue así mi amor pero no nos estrelles, --no pares Noooooo.. par…….. no podía hablar solo sentir disfrutar de sus dedos como me penetraban y frotaban mis carnes internas, delicioso, me mojo de solo recordarlo. Comenzó a meter los dedos más fuerte sintió como apreté los muslos, estaba por explotar, mmmmmmmmmmmmmmmm, ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy, ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy, quería que me arrancara el calzón y me metiera su carne maciza y empinada y no la sacara jamás. Comenzó apretar mi punto g, sabe cómo hacerlo, no es la primera vez, entraba y salía y apretaba, --Ayyyyyyyyyy me riegoooooooooo amoooooorrrrrrrrr meeeeeeeeeee rieegooooooooooo ahhhhhhhhhhhhhhhhyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy. El chorro de mi orgasmo le empapó la mano y parte de su muñeca. Así siguió un minuto más mientras terminaba de retorcerme y de gemir de tan deliciosa tarea. –Dormi el resto del viaje con el vestido subido a mi cintura y el calzón de lado dejando que el aire secara mis fluidos.
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