Desde que Laura terminó conmigo andaba destruido. 6 años de amoríos me tuvieron a punto de lanzarme de un puente cuando todo acabó. Lo peor es que me negó tener otro y al final no pasó un mes y ya estaba con el pesado de Marcos. ¡Puta de mierda!, le he querido gritas pero Marcos me lleva casi medio metro de altura, así que no me quedó más que caminar por el centro de Madrid a distraerme un poco, alejarme de bañeras, jeringas, veneno, era cuestión prioritaria en el momento.
En esas de caminata entré a un centro comercial y no se ni como viene entrando a un Sex Shop, nunca había entrado a alguno, pero en el momento juré que tenía que ser el más grande Sex Shop en Madrid, fue entonces cuando la escuché:
Esa, la roja – le decía al empleado, señalando un antifaz de cuero muy, muy sexi.
No puedo mentir, estaba dolorido por lo de Julia, pero mi instinto animal surgió cuando miré aquella flaca, tan alta como yo (1,75 mt), con poderosas y moldeadas piernas, nalgas redondas y firmes, unos melones por tetas, ojos azules y de remate cuando me miró, se ruborizó un poco pero sonrió de manera picara.
Tomó el antifaz luego de cancelarlo y me pasó por el lado, rozándome con sus bellas tetas y poniéndome una tarjeta en el bolsillo. Me di cuenta que tenía una evidente erección cuando me rozó con sus tetas y sentí como mi verga también le rozaba a ella, giró su rostro antes de salir, miró mi polla alzada por debajo del pantalón y volvió a sonreír. Juró que ni así reaccionó, han tenido que pasar varios segundos hasta que recordé la tarjeta:
“Julia – VIP Escorts Madrid –
No me hizo falta leer más, aquello me emocionó tanto que el recuerdo de Laura se desvaneció de mi mente y me encontré marcando su número. Una voz suave me contestó, su picardía me hizo entender que esperaba mi llamada.
Buenas –
Soy tímido desde siempre, pero esa noche algo se despertó en mí desde que la miré, incluso antes con su dulce y sexi voz.
Quiero… un servicio… ¿Eres Julia o Carla?
Si… ¿Vos… el chico del Sex Shop, no?
Claro.
Fui yo quien se ruborizó entonces, pero igual quedamos de inmediato. En vez de ir a la casa de putas que aparecía en su tarjeta, nos fuimos a un motel cerca, era un sitio sucio, demasiado, pero apenas entramos ella se quitó la falda negra que cargaba y quedó solo con las botas, negras y colocándose el antifaz, me miró fijamente.
No necesitas mucho para levantar, ¿eh? –
Otra vez mi independiente verga se alzaba, pero claro, es que la chica sin ropa daba para infartarse, me sentí paralizado, su rapada conchita parecía atraerme como imán, tenía un bello arito colgando de uno de sus labios. Joder, era una puta en toda la regla pero me sentí enamorado.
La acosté delicadamente en la cama, boca abajo y ella entendió pronto el juego, estiró sus manos hacía arriba y levantó su culo permitiéndome entrar con mi lengua hasta su salado paraíso. Lamí todo lo que pude mientras ella se retorcía en la cama, luego se arrastró hacía arriba viró y tocó mi pene sobre el pantalón. Lo confieso, apenas lo puso en su boca y chupó con fuerza un par de veces me le vine con la mayor fuerza que he tenido alguna vez, mi leche pronto se desparramó por las comisuras de sus labios, pero pronto la recogía con su lengua y tomó toda.
Una vez acabó con mi leche y con mi polla, se acostó, nuevamente boca abajo, desnuda y entendí el mensaje. Me metí al baño, no me importó si olía mal o tenía cucarachas, la única cuca que me importaba me esperaba fuera. Pronto me recuperé y fui de nuevo erecto a pasar toda la noche con Julia, follando como manda la ley.
Ahora mismo ni se quien será Laura, no solo la he olvidado, me veo con Julia 2 o 3 veces por semana, ella dice que le encanta que le haya mirado así y que le gusta follar de esa manera sucia en un motel. No se con cuantos tíos se acuesta en la agencia de Sexo en Madrid para la que trabaja y no me importa, tampoco si es sucia con otro tipo otras noches. Solo se que durante dos noches la tengo para mí y no puedo esperar desde que amanece para ver su lindo coño con su arete, mi verga se levanta primero que yo, también pensándola, como ahora.
En esas de caminata entré a un centro comercial y no se ni como viene entrando a un Sex Shop, nunca había entrado a alguno, pero en el momento juré que tenía que ser el más grande Sex Shop en Madrid, fue entonces cuando la escuché:
Esa, la roja – le decía al empleado, señalando un antifaz de cuero muy, muy sexi.
No puedo mentir, estaba dolorido por lo de Julia, pero mi instinto animal surgió cuando miré aquella flaca, tan alta como yo (1,75 mt), con poderosas y moldeadas piernas, nalgas redondas y firmes, unos melones por tetas, ojos azules y de remate cuando me miró, se ruborizó un poco pero sonrió de manera picara.
Tomó el antifaz luego de cancelarlo y me pasó por el lado, rozándome con sus bellas tetas y poniéndome una tarjeta en el bolsillo. Me di cuenta que tenía una evidente erección cuando me rozó con sus tetas y sentí como mi verga también le rozaba a ella, giró su rostro antes de salir, miró mi polla alzada por debajo del pantalón y volvió a sonreír. Juró que ni así reaccionó, han tenido que pasar varios segundos hasta que recordé la tarjeta:
“Julia – VIP Escorts Madrid –
No me hizo falta leer más, aquello me emocionó tanto que el recuerdo de Laura se desvaneció de mi mente y me encontré marcando su número. Una voz suave me contestó, su picardía me hizo entender que esperaba mi llamada.
Buenas –
Soy tímido desde siempre, pero esa noche algo se despertó en mí desde que la miré, incluso antes con su dulce y sexi voz.
Quiero… un servicio… ¿Eres Julia o Carla?
Si… ¿Vos… el chico del Sex Shop, no?
Claro.
Fui yo quien se ruborizó entonces, pero igual quedamos de inmediato. En vez de ir a la casa de putas que aparecía en su tarjeta, nos fuimos a un motel cerca, era un sitio sucio, demasiado, pero apenas entramos ella se quitó la falda negra que cargaba y quedó solo con las botas, negras y colocándose el antifaz, me miró fijamente.
No necesitas mucho para levantar, ¿eh? –
Otra vez mi independiente verga se alzaba, pero claro, es que la chica sin ropa daba para infartarse, me sentí paralizado, su rapada conchita parecía atraerme como imán, tenía un bello arito colgando de uno de sus labios. Joder, era una puta en toda la regla pero me sentí enamorado.
La acosté delicadamente en la cama, boca abajo y ella entendió pronto el juego, estiró sus manos hacía arriba y levantó su culo permitiéndome entrar con mi lengua hasta su salado paraíso. Lamí todo lo que pude mientras ella se retorcía en la cama, luego se arrastró hacía arriba viró y tocó mi pene sobre el pantalón. Lo confieso, apenas lo puso en su boca y chupó con fuerza un par de veces me le vine con la mayor fuerza que he tenido alguna vez, mi leche pronto se desparramó por las comisuras de sus labios, pero pronto la recogía con su lengua y tomó toda.
Una vez acabó con mi leche y con mi polla, se acostó, nuevamente boca abajo, desnuda y entendí el mensaje. Me metí al baño, no me importó si olía mal o tenía cucarachas, la única cuca que me importaba me esperaba fuera. Pronto me recuperé y fui de nuevo erecto a pasar toda la noche con Julia, follando como manda la ley.
Ahora mismo ni se quien será Laura, no solo la he olvidado, me veo con Julia 2 o 3 veces por semana, ella dice que le encanta que le haya mirado así y que le gusta follar de esa manera sucia en un motel. No se con cuantos tíos se acuesta en la agencia de Sexo en Madrid para la que trabaja y no me importa, tampoco si es sucia con otro tipo otras noches. Solo se que durante dos noches la tengo para mí y no puedo esperar desde que amanece para ver su lindo coño con su arete, mi verga se levanta primero que yo, también pensándola, como ahora.
